El 12 de mayo fue designado Día Internacional de la Fibromialgia en homenaje a Florence Nightingale, nacida el 12 de mayo de 1820. La fibromialgia (FM) fue reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 1992. El índice de población mundial que padece de fibromialgia se sitúa entre el 3% y el 6% de la población mundial. Esta enfermedad es ocho veces más frequente en mujeres que en hombres.
Este año La Independent ha querido difundir -a través de un extracto- el contenido del artículo “Diagnóstico diferencial del dolor y de la fibromialgia” de Carme Valls Llobet ( Md. CAPS, Barcelona publicado en el Anuario de Psicología 2008, vol. 39, no 1, © 2008, Facultat de Psicologia Universitat de Barcelona).
El dolor en columna cervical, dorsal y lumbar, en articulaciones, en manos y pies, es el motivo fundamental de consulta en atención primaria y, a su vez, la primera causa de abandono de la actividad principal entre las mujeres (OCDE, 1993). La prevalencia del dolor en la población general afecta a un 30% de la población femenina –dos veces más elevada que en hombres– y la incidencia aumenta a partir de 45 años. Este dolor crónico ha sido la patología que produce más días de pérdida de actividad, según las Encuestas de Salud de España, Cataluña y Barcelona.
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Dolor crónico diseminado, eso es la fibromialgia
Existen otras manifestaciones de dolor que se expresan en todos los músculos del cuerpo. Las personas que lo sufren lo expresan con la frase “me duele todo”. El número de consultas y el incremento de esta manifestación del dolor en los últimos veinte años, llevó a que en el año 1990 el American College of Rheumatology (ACR) publicase un estudio donde se definió esta enfermedad como “un estado doloroso generalizado no articular que afecta predominantemente a las zonas musculares y raquis, y que presenta una exagerada sensibilidad en múltiples puntos predefinidos”. La OMS la reconoce en 1992.
Es más frecuente en mujeres (73%-88%) con una media de edad en el momento inicial que varía entre los 34 y los 57 años, dependiendo de la población estudiada. Agrupaciones científicas establecen que la edad media de inicio en 49 años. De este número, el 89% de las pacientes son mujeres, de las que el 91,3% son de raza caucasiana, el 5% hispana y el 1% negra.
Al hecho de que esta enfermedad es ocho veces más frecuente en mujeres que en hombres (en España el estudio EPISER, realizado por la Sociedad Española de Reumatología, señaló una prevalencia de 3,4% en mujeres y 0,6% en hombres), se suma que está directamente relacionada con accidentes de locomoción o laborales, después de largos periodos con interrupciones de sueño (lactancia o primeros años de crianza), trabajos repetitivos y monótonos sin condiciones ergonómicas desde edades muy tempranas (limpieza, peluquería, etc.), con abusos sexuales en la infancia y adolescencia, y situaciones de estrés físico y mental. El diagnóstico de esta enfermedad es eminentemente clínico, no existiendo actualmente ninguna prueba complementaria específica para ello.
Hipótesis sobre el dolor en la fibromialgia
Los “puntos dolorosos” o “gatillo” –evidentes en la exploración– se corresponden con zonas fisiológicamente más sensibles a la presión. El nivel de serotonina (neurotransmisor) guarda una fuerte relación con el número de “puntos gatillo” o “puntos con dolor selectivo”, con la sensación de dolor sin causa aparente y con las alteraciones del sueño. Los niveles de serotonina cerebral no se pueden medir, mientras que los análisis de serotonina en sangre periférica sólo miden los niveles que pueden producir las células intestinales y las del sistema autónomo periférico, pero no la cerebral y sí se sabe que la deficiencia de hierro o de hormona tiroidea en el sistema nervioso central, así como la presencia de tóxicos ambientales, pueden alterar los niveles de serotonina en el cerebro.
Así, la posibilidad de que un 70% de casos de fibromialgia sean debidos a la exposición a sustancias químicas en los lugares de trabajo (insecticidas, solventes y otros) que se asocian con frecuencia a la “Hipersensibilidad química múltiple”. Además, el incremento de la exposición a sustancias que se produce en la sociedad industrial, y el hecho de que las personas afectadas reproducen los síntomas en muy diversos lugares públicos, plantea un reto a la salud pública ¿Estas exposiciones están en el origen del incremento de tumores y de enfermedades autoinmunes en la población laboral, sobre todo entre mujeres? ¿Están relacionadas con el incremento del dolor muscular generalizado, de la fibromialgia y de los casos de fatiga crónica? La respuesta a estas preguntas requerirá ulteriores investigaciones.
Diagnóstico diferencial del dolor de las mujeres
Son muchas las enfermedades que pueden causar dolor muscular generalizado y al mismo tiempo dolor en los puntos dolorosos asociados a la fibromialgia. Por esto todas ellas han de ser tenidas en cuenta, por medio de un protocolo de investigación sistemático, antes de decidir que las personas presentan estos síntomas. Probablemente, muchas de las patologías y disfunciones no se tratan adecuadamente.
¿Estaremos delante de un mal-trato de la medicina hacia el dolor, precisamente porque lo presenta mayoritariamente el sexo femenino? ¿Por qué no se realiza sistemáticamente un diagnóstico diferencial del dolor que tiene tratamiento en la mayoría de los casos, antes de decidir que una persona tiene una fibromialgia de origen desconocido y que no tiene más tratamiento que psicofármacos, analgésicos, opiáceos, o derivados de la morfina?
El sesgo de género en el circuito del dolor de las mujeres se manifiesta en continuados errores de diagnóstico, atribuyendo el dolor a causas psicológicas, cuando existen enfermedades orgánicas y al revés, lo que condiciona tratamientos erróneos.