miércoles 17 julio 2024

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Maria Àngels Viladot

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Los estúpidos morales y el asesinato de mujeres

 

Maria Àngels Viladot

En los dos meses que llevamos de año, 13 mujeres han muerto a manos de sus parejas y exparejas.

El primer asesinato se perpetró el 6 de enero (una mujer de 28 años de Esplugues de Llobregat) y cuando escribo estas líneas se acaban de producir dos homicidios en el mismo día (26 de febrero); uno en Madrid y otro en Sevilla (tenían 76 y 45 años, respectivamente).

¿Por qué es imposible evitar estas muertes cuando, además, algunas de las trece víctimas habían interpuesto reiteradas denuncias? ¿Cómo podemos prevenir que una parte del género femenino viva bajo el yugo de los malos tratos físicos y psicológicos de sus parejas y con el miedo de un ataque irreversible? El sufrimiento y la vulnerabilidad que sienten es escalofriante.

Inculpamos al patriarcado. Decimos que en una cultura basada en la valoración de la diversidad y la igualdad entre hombres y mujeres no habría violencia machista (incluyendo las discriminaciones de todo tipo), ni en el ámbito público ni en el privado. No seré yo quien lo niegue porque estoy de acuerdo. Sin embargo, quisiera hacer algunas matizaciones.

En el banquillo de los acusados sólo sentamos al patriarcado y nos estamos olvidando de una figura que, en las agresiones y asesinatos de mujeres, juega un papel de primer orden: el psicópata. Tal vez, la imagen del psicópata nos da miedo; pensar en ello nos incomoda y nos remite más a la industria del entretenimiento que a un trastorno antisocial de la personalidad catalogado en los manuales de psiquiatría. Desgraciadamente, lejos de ser sólo un arquetipo cinéfilo o literario, es una realidad tangible; la personalidad gravemente perturbada de estos individuos es la causa de grandes males y desastres en las personas y la sociedad. Como si les fuera imposible considerarse seres humanos, las normas morales más básicas de honestidad, compromiso, reciprocidad les son completamente ajenas. De ahí que me referiré, en adelante, como “estúpidos morales”.

En España hay entre un 2 y un 3 por ciento de estúpidos morales “puros” (más de un millón de personas): son los asesinos. Y entre un 10 y un 12 por ciento (cuatro o cinco millones de personas) son estúpidos morales “integrados”. Estos viven escondidos detrás el encanto superficial y la amabilidad que prodigan como atributos de su extraordinaria capacidad de manipulación. Ante la sociedad se presentan como personas encantadoras y maravillosas, dotadas de una imagen pública impecable. Pero, atención, están especializados en sacar partido de los otros, son crueles y provocadores, y se instalan como parásitos en la vida de sus víctimas con el objetivo de destruirlas de manera progresiva, extrayéndoles toda la energía psíquica. No sienten ninguna empatía ni afecto auténtico por nada ni por nadie y no tienen capacidad de reconducir su conducta: no hay ningún remedio capaz de curar a los estúpidos morales (me baso en los estudios de la neurología y la psicofisiología). Ni cultural ni psicológico. De modo que vivir en pareja con un estúpido moral es, sin duda, una experiencia horrorosa de la que hay que huir por piernas. La mayoría no llegarán a matar a nadie, pero podrán ser compañeros de trabajo, jefes o vecinos, que, aunque no cometan actos criminales, se comportarán como absolutos depredadores emocionales, sociales y sexuales. Y si son estúpidos morales puros, asesinarán a criaturas, a la novia, a la pareja o a la suegra con la más absoluta frialdad emocional. Y lo que es increíble es que los hay que gobiernan países: Hitler, Milosevic, Trump…

Lo que quiero remarcar es que, si bien es evidente que no todos los que agreden a las mujeres son unos estúpidos morales, sí que estos son personalidades presentes en los asesinos y golpeadores sistemáticos de sus parejas. De manera que los valores patriarcales, machistas y discriminatorios de la sociedad, por sí solos no justifican el conjunto de la violencia física y psicológica que algunas mujeres sufren a manos de su pareja o expareja y, aún menos, los asesinatos. En algunos individuos se mezcla su machismo (aspectos culturales) con que son unos estúpidos morales (aspectos psicofisiológicos): creo que este segundo aspecto tiene, en los asesinatos de mujeres, un gran peso. Dada la gran capacidad que los estúpidos morales tienen por no dejar ver lo que en realidad pretenden (es decir, son en extremo maquiavélicos), si se lo proponen matarán. Me parece que en aras de proteger a las mujeres es de lo más importante que, en las denuncias y los avisos de los familiares o de la comunidad, se haga un seguimiento con profundidad para saber de qué tipo de individuo se está hablando. Si es un estúpido moral y no se aplica la vigilancia necesaria, encontrará la manera de asesinar.

 

Dra. Psicologia Social y Ciencias de la Educación, escritora.

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Fundadora i Co-coordinadora de La Independent. També és psicòloga menció en Psicologia d'Intervenció Clínica i menció en Psicologia del Treball i les Organitzacions.
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