Foto La Lamentable
OPINIÓN
El diario del grupo Prisa celebra este año el 40 aniversario de su aparición y para conmemorar ese hito entregó junto a una edición dominical el suplemento conmemorativo con entrevistas y artículos de quienes han formado parte de su historia profesional y de personalidades presentes en sus páginas durante ese tiempo.
El volumen tiene 314 páginas, así que no era cuestión de leérselo de un tirón, pero se presentaba lo suficientemente interesante -firmas, opiniones- como para reservarlo en la mesita próxima al lugar habitual de lectura y, poco a poco, ir eligiendo el texto en apariencia más atractivo.
Seguí esa pauta y al cabo de unas cuantas lecturas empecé a darme cuenta de que algo chirriaba, de que el contenido del volumen no se ajustaba con el contexto de los cuarenta años en los que El País ha circulado por pueblos y ciudades. Lo que me sorprendió fue que las firmas de los textos que iba leyendo correspondieran, abrumadoramente, a rostros masculinos. ¿Era posible que para el relato de su trayectoria el diario que tantas veces se ha erigido en adalid de la igualdad hubiera relegado a las mujeres a una presencia testimonial, casi simbólica? La forma de resolver esa duda fue laboriosa, pero fácil. Bastó con contar las firmas y ponerles rostro: de un centenar, unas ochenta corresponden a varones y otras veinte a mujeres. El porcentaje, redondo.
A las lectoras y a los lectores habituales del diario no les extrañará si añado que en la sección de Deportes no aparece ninguna mujer -no había por qué hacer excepciones con el día a día-, pero se hace extraño que esa total ausencia femenina se mantenga en el apartado de Cultura. En el resto de secciones, una articulista, dos como máximo. De las 30 entrevistas, diez corresponden a mujeres.
Creo que El País no ha sabido explicar esos primeros cuarenta años de su existencia. El testimonio que ha ofrecido ha sido parcial y sesgado al optar por una voz mayoritaria que de ninguna manera puede explicar por si sola ni lo que ha pasado en este país ni el periodismo que aquí se ha hecho. El suplemento de 314 páginas era una buena ocasión, quizá un punto de partida, para expiar exclusiones y olvidos del pasado y buscar un reparto más equitativo de los protagonismos. Pero para ello se debía haber pensado que la mujer tiene algo que decir.
Alguien en el diario no ha hecho bien su trabajo.
*Publicado en castellano en La Lamentable