martes 30 abril 2024

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Humor de madre: crónica de un debate fallido

 

Isabel Franc  idemtv

                                                          Isabel Franc. Fotografia idemtv.com

 

OPINIÓN

Con motivo del 33 Saló del Còmic de Barcelona, me invitan a formar parte de una mesa de debate organizada por la Asociación de Autoras de Cómic y que tiene lugar en el Centre de Cultura de Dones Francesca Bonnemaison: Kòmikasokupantl’humor, en torno a “la absurda idea de que las mujeres no tenemos humor”. O, al menos eso entendí.

Taula comiques

 

 Así que me preparo una breve intervención con unos cuantos gags deliberadamente pensados para caldear el ambiente y me voy tan contenta a la charla. Bueno, contenta, lo que se dice contenta, no iba porque una serie de detalles me hacían intuir que aquel no era mi sitio. Por ejemplo, el cartel anunciador en el quelas ponentes están representadas por un unicornio, un yeti, un gremling… Seguramente por una deformación genérica, ya muy ancestral, habría preferido una unicornia, una yeti, etc. Manías mías, como ver sospechoso que la presentadoradel acto, justo quien me había invitado, no apareciera en el cartel. No hay que ser tan suspicaz, seguro que fue un descuido fortuito.

Días antes, los medios de comunicación anuncian el salón del cómic y sus actividades sin nombrar a ninguna mujer (salvo casuales excepciones) y eso, a pesar de la costumbre, también me incomoda. El día del debate pongo especial atención, pero ni la radio ni la TV ni la prensa lo anuncian. Un punto a mi favor porque es uno de los temas en los que voy a insistir, la ausencia de las mujeres en el terreno del humor.

Entre el público asistente, una payasa conocida. ¡Qué bien, la tertulia promete!

Sin embargo, se empieza sin preámbulos;una escueta introducción de la presentadora, que no tenía ni silla en la mesa, y la moderadora pasa directamente a las preguntas. Vaya, me he equivocado, cierro mi hoja de notas y resisto estoica a unas intervenciones en las que, de continuo, se habla de “nosotros”, “los dibujantes”, “los humoristas”, “los autores”. ¿Qué espacio estamos okupando las cómicas? Nada, nada, es que yo soy muy tiquismiquis en este asunto. Aún así, me permito corregir a una de las oradoras con un tímido “incluso las autoras”, que claramente, no pilla. Sospecho que estamos ante un choque generacional. Paciencia.

En cuanto puedo, suelto el tema de los medios y enarbolo la bandera de la okupación de espacios públicos. Pero, desde la mesa misma se me replica: “Pues yo, el año pasado gané un premio y me entrevistaron”. Solo faltaría, digo yo y empiezo a sudar.

En un momento dado, desde el público se lanza una crítica hacia el lenguaje tan masculino que se está usando y ahí, se arma la de Dios. La mesa responde airada, con gestos despechados y comentarios tipo: “Jo, macho, yo flipo”. “Estamos hablando de humor, no de lenguaje” (no sabía que podían desligarse), “Nosotras hablamos así, es nuestra jerga” (¿o tal vez dijo “nosotros”?), “Pues yo ya no digo nada porque no se puede hablar…” i un desgraciado “Tendríamos que haber hecho este debate en otro sitio”.

No chicas, el centro de cultura nos cedió la sala amablemente, al público se le debe un respeto, es de niñata maleducada hacer muecas despectivas desde la mesa, las críticas hay que saber encajarlas y llevamos muuuuuchos años intentando un lenguaje inclusivo y ecuánime, otro factor a respetar. Y sí, se puede decir coño, pero somos “ricas”, no “ricos” en su pelambrera. Porque el lenguaje es cultura, porque describenuestra ideología y porque es el medio de expresión que hemos elegido, nuestra obligación es usarlo de forma justa, priorizando valores humanos y cívicos por encima de jergasdiscriminatorias y, en algunos casos, incluso violentas.

Parte del público abandona la sala, entre ellas, la payasa, resoplando, y el sudor se me convierte en lamento profundo.

Retomado el debate, que costó lo suyo, me referí al “humor de madre”, esa capacidad de las progenitoras para reírle las gracias a sus bebés aunque no tengan ninguna. Quisiera usar ahora la misma expresión para rendir homenaje a las que nos abrieron y abren puertas. Gracias a ellas podemos okupar espacios en los que se nos silencia de forma sistemática. Referentes, madres literarias de las que siempre es bueno aprender y cuyo deber es también escuchar a las nuevas generaciones de creadoras. Se trata de un intercambio, de un dar y recibir mutuamente. Ya evidencié ese choque generacional en el celebrado monólogo de las jornadas de Granada y veo que sigue. Si no queremos que se convierta en fractura, habrá que poner intención y diálogo por ambas partes. Si, por el contrario, la fractura nos empodera, adelante, chicas, a fomentarla, que son dos días.

Tras el truncado debate, algunas nos hemos disculpado con las asistentes, otras… no sé, pero me las imagino en la fiesta de la Asociación de Autoras de Cómic relatando los hechos: “¡Las feministas, tío, que se pusieron chochas porque dijimos coño!”.

¡Y yo que pensaba concluir mi intervención diciendo que hay que predicar con el ejemplo! ¡Menos mal… menos mal que no aparecimos en los medios!

 

 

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Tona Gusi

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Fundadora i Co-coordinadora de La Independent. També és psicòloga menció en Psicologia d'Intervenció Clínica i menció en Psicologia del Treball i les Organitzacions.
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