OPINIÓN
El año apenas comienza y las mexicanas tenemos muchos anhelos por cumplir.
Claro, 2019 ha demostrado la fuerza que las mujeres tenemos frente a toda esa infinidad de pendientes, a pesar de los avances significativos que no pueden quedar de lado y que nos demuestran que una cosa es consecuencia de la otra, tanto que nos permiten hoy desde tomar la palabra en un recinto legislativo en todo el país, hasta las calles y sus monumentos ante la falta de respuestas.
Esa fuerza, esa voz engrandecida, construida a lo largo de la historia feminista, ha sido aprendida, asumida y mejorada en esa sinergia de generaciones de mujeres que dicen ¡Ni Una Más! Ni una mujer más asesinada, ni una mujer más maltratada en lo público o en la privado, ni una mujer más desprovista de sus derechos, humillada, excluida o discriminada…
Pero es cierto, la voz histórica del feminismo, que ha ido paso a paso, tiene hoy un tono de juventud, que en 2020 seguramente se engrandecerá, porque las mujeres seguimos aspirando a la inexistencia de violencia contra nosotras –en todas sus formas y en aquellas que ya se recrean desde la digitalización de la comunicación humana-, al derecho humano a la justicia, porque sin justicia estaremos dando vueltas en círculo y llegando al mismo lugar de siempre.
¡Cero impunidades! implica por tanto ¡Cero demagogias!
Sabemos y estamos conscientes del problema. Caminar, avanzar requiere respuestas. El principal obstáculo para cumplir nuestros anhelos frente a un año que comienza es la demagogia, esa actitud de discurso que se cae en los hechos y que golpea nuestras realidades.
La palabra y los anhelos es de las mujeres y las acciones las tienen desde el presidente Andrés Manuel López Obrador y los gobernadores de los estados, cuya misión constitucional es velar por la sociedad, una donde las mujeres somos la gran mayoría.
Son ellos los responsables de terminar con la demagogia, esas palabras vacías; las mujeres demandamos hechos concretos, quién no pueda ni quiera debe irse de la toma de decisiones. Hay muchos ejemplos que no deben repetirse nunca más.
2019 marcó el año de las acciones feministas en muchos sentidos. 2020 deberá ser el año en que se cumplan la promesa de ¡Cero Impunidades! Nada podrá medir los resultados que la justicia plena.
Sistemas Normativos Indígenas, caso Oaxaca
La violencia política en razón de género se mide también en los resultados. Un ejemplo reciente se registró en el número de presidentas municipales que en Oaxaca asumieron el cargo este 1 de enero, luego de ser electas en asambleas comunitarias, es decir, por Sistemas Normativos Indígenas, donde sólo 20 mujeres fueron ungidas como munícipes de un total de 401 asambleas validadas por el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de esa entidad. Es decir, 4.9 % del total de municipios cuyas asambleas fueron validadas, frente a 381 hombres (95 %).
Otras 34 síndicas asumieron el cargo en el mismo proceso (8.7 %) y 825 mujeres tomaron posesión como regidoras (41.7 %) del total. Es de resaltar que 131 de los 401 cabildos que ya están en funciones hace seis días son “cabildos paritarios”, es decir, el 32 por ciento del total de los nuevos gobiernos municipales por Sistemas Normativos Indígenas.
La pregunta es ¿y la paridad?