En la mayoría de los Estados árabes, los reformistas y los defensores de los derechos humanos se han convertido en objetivo de la represión oficial de forma abierta. Dichas figuras se exponen con frecuencia a acusaciones judiciales y arrestos, y a veces, a ser asesinados, mientras que muchas organizaciones de la sociedad civil sufren el acoso de obstáculos legales a su trabajo. Muchos países árabes siguen obstruyendo el trabajo de entidades cívicas, asociaciones profesionales independientes, sindicatos e instituciones de derechos humanos .
La falta de buena gobernanza y las sistemáticas violaciones de los derechos humanos y de los principios básicos de la democracia han puesto a los mecanismos nacionales de género en una situación precaria. La defensa de los derechos de las mujeres a través de estos medios, mientras que se violan todos los demás derechos políticos y cívicos, mina la integridad de esas maquinarias de género y pone en duda su capacidad de conseguir un verdadero cambio.
Además, el hecho de que la mayoría estén controlados por las “primeras damas” les deja pocas oportunidades de tener un papel crítico o influyente con respecto a otras políticas o prácticas gubernamentales.
Las guerras y el conflicto hacen que los temas relacionados con el género parezcan fuera de contexto e irrelevantes.
Las violaciones de los derechos humanos individuales y colectivos se han agravado durante la última década en el mundo árabe. Se han producido graves abusos en las áreas que se encuentran bajo ocupación extranjera. Ahí, las mujeres han sufrido a menudo lo peor de las condiciones humanitarias (Iraq, Palestina, Líbano, Sudán). El conflicto y las guerras han producido un devastador impacto en las economías, las sociedades y las instituciones
Los conflictos armados internos son otro escenario de graves abusos de los derechos humanos, en los que las mujeres son especialmente vulnerables a la violación y el asesinato, no solo durante los asaltos de los ejércitos, sino también durante la huida y la emigración
La guerra conlleva tráfico y movimientos inducidos por el conflicto y es una de las importantes razones para explicar la emigración desde la región. El número de personas que se desplazan como consecuencia de un conflicto es significativo.
A principios de 2008, unos 14 millones de refugiados pasaron a estar bajo el control del ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) o de la UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo). Se estima que son 26 millones en todo el mundo, de los cuales 7,7 millones provienen solo de Sudán e Iraq -Sudán 4,9 millones e Iraq 2,8 millones- (HDR 2009, p. 26). La guerra entre Israel y Líbano de 2006 condujo al desplazamiento de un tercio de la población civil y a la destrucción de miles de casas.
Lo mismo ocurrió en la guerra de 2008-2009 en Gaza, en la que el 23% de las casas de la Franja de Gaza fueron destruidas o se vieron afectadas total o parcialmente (Naciones Unidas, Consejo de los Derechos Humanos, 2009).
Las guerras y el conflicto amenazan gravemente a los mecanismos nacionales, ya que intentan hacer frente a la devastación a gran escala con una capacidad humana y unos recursos limitados. Las guerras y el conflicto también hacen que los temas relacionados con el género parezcan fuera de contexto e irrelevantes.
El contexto de los mecanismos de las mujeres en la región es distinto en los países ricos en petróleo y en los países pobres o altamente poblados. En estos últimos, los contextos económicos, políticos, sociales, culturales e institucionales están, en general, más desarrollados en relación con el activismo y los roles de las mujeres en comparación con los países ricos en petróleo. No obstante, países como Egipto, Argelia, Marruecos, Yemen y Sudán, por ejemplo, han sufrido mucho por políticas de ajuste estructural y la disolución de la mayoría de las empresas estatales.
Dos décadas de liberalización continua culminaron en una ola más agresiva aún, caracterizada por la inclusión de muchos Estados árabes en algunos acuerdos de zona franca con Estados Unidos y la Unión Europea, con arreglo a los cuales Israel debe ser un socio (con Jordania y Egipto de forma directa, y de forma indirecta con algunos otros Estados árabes, incluidos Marruecos y algunos países del área del Golfo). Este esfuerzo internacional de Estados Unidos, la Unión Europea, las multinacionales y organizaciones de ayuda internacional por acelerar la privatización condujo a crecientes disparidades sociales y pobreza, acompañadas de protestas y resentimiento político
Asimismo, el paulatino poder de las distintas organizaciones y grupos islamistas supuso una grave presión para los movimientos de mujeres y los mecanismos nacionales de igualdad de género, que en su mayor parte dependían totalmente de sus gobiernos.
Los Estados árabes siguieron varias estrategias para hacer frente a los movimientos de oposición, que iban desde tenerlos en cuenta hasta embarcarse en un enfrentamiento absoluto con ellos (Palestina, Egipto, Sudán, Yemen, Argelia y Túnez). Esta situación hizo que algunos movimientos de mujeres y mecanismos nacionales, aún débiles y en una fase embrionaria, quedaran “rehenes” de sus Estados, que sufrían -y siguen sufriendo- de un grave declive de legitimidad y apoyo popular. Los mecanismos nacionales de género se distanciaron entonces de los temas relacionados con la opresión política y se centraron en preservar y ampliar los servicios sociales y las ayudas
Hay que resaltar que la mayor parte de los movimientos islámicos mayoritarios tiene opiniones conservadoras con respecto a los derechos de las mujeres y la igualdad de género, y ha mostrado cierta hostilidad o crítica a los mecanismos universales de derechos de las mujeres, como las Plataformas de Pekín o la CEDAW (Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer). Sin embargo, muchos han experimentado importantes cambios en las últimas dos décadas con respecto a su posición sobre ciertos temas sociales, como el respeto a los derechos humanos, la buena gobernanza y la democracia, que serán cruciales en para su futuro (por ejemplo en Líbano, Palestina, Egipto, Túnez y Marruecos).
Sobre el tratamiento de los derechos humanos y las mujeres por parte de los medios de comunicación
Por una parte se ve la contradicción que refleja la prensa europea sobre los conflictos en el mundo árabe, basados en una doble opinión debido a sus intereses. Muchas de las opiniones de la prensa europea sobre el mundo árabe se basan en que se trata de países del tercer mundo. Así, las opiniones sobre las mujeres surgen unidas a tradiciones antiguas y religión.
Sobre todo, muchos medios se basan más en las tradiciones culturales de cada país comparándolos con Europa y critican estos aspectos antes de preocuparse de las necesidades de dichos países para su desarrollo.
Durante las guerras, los más perjudicados son las mujeres y los niños pero apenas la prensa les da un poco de espacio. Por ejemplo, la prensa europea da el número de soldados muertos en el bando ganador y también en el perdedor, pero en ningún caso nos informan de las estadísticas de las familias que han perdido su hogar, de las mujeres deambulando de un lado a otro sin saber donde están sus hijos o familiares, etc..
Por otra parte, en Oriente Medio, las ONGs no tienen el mismo trato periodístico que en Europa. Los motivos son que en Europa son libres y aquí hay un férreo control gubernamental sobre la mayoría de ellas.
También en Oriente Medio la prensa sigue siendo primordialmente “machista”, sobre todo en el lenguaje y temas como la política, la religión o el sexo, son tabúes que no pueden ser desarrollados por las mujeres y solo hasta un cierto límite por los hombres.
Para Mujeres y Conflicto en la Mediterránea http://donesiconflicte.
/ LA INDEPENDENT