Por María Inés Alvarado*DDF
Los erróneos conceptos que la semana pasada expuso el ministro de Justicia del actual gobierno frente a una comisión en Diputados, demuestran no solo el desconocimiento de las leyes que dan forma al marco normativo argentino sino también la desinformación que tienen sobre cuestiones de índole biológica con relación a la Educación Sexual Integral (ESI). Por eso, en la columna de hoy, creo necesario aclarar algunos conceptos para seguir apostando por una educación que conlleve promover una información precisa, clara y sin prejuicios.
En primer lugar, responderé una serie de preguntas:
¿De qué habla la Educación Sexual Integral? De todos los aspectos que atraviesa la vida de las personas: del placer, de los afectos, de la comunicación, del cuerpo biológico, de la cultura, de la ética, de la capacidad procreadora.
¿Por qué es necesaria su aplicación en las escuelas? Porque pone en acción el marco legislativo internacional y nacional que Argentina posee y promover, así los derechos humanos, garantizados en la Ley Nacional de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes N°26.061, la Ley de Matrimonio Igualitario N°26.618, la Ley de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres N°26.485, la Ley de Identidad de Género N°26.743, la Ley Micaela, de capacitación obligatoria en temática de género en la función pública, N°27499 y Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo N°27.610.
¿Qué implica Educar en sexualidad? Implica aprender a expresar emociones y sentimientos, reconocer y respetar valores como la amistad, el amor, la solidaridad, la intimidad propia y ajena; aprender a cuidarse y a cuidar a quienes nos rodean, y entender que el término sexualidad trasciende ampliamente el ejercicio de la genitalidad.
¿Qué importancia tiene la perspectiva de género? Es una postura filosófica que ayuda a entender la forma en que mujeres y varones se relacionan entre sí desde una construcción social y cultural que se da a partir de la diferencia sexual, planteando justamente en que espacios de socialización se produce la discriminación sexo-genérica que promueve la discriminación, las desigualdades y la exclusión hacia mujeres y diversidades.
En segundo lugar, es necesario aclarar algunos conceptos:
Sexo: Es el conjunto de características físicas, biológicas, anatómicas y fisiológicas con las que nace cada persona y que la medicina define como varón o mujer. El sexo está determinado por la naturaleza a partir de las hormonas sexuales y de los órganos sexuales diferenciados que sirven para dar placer y para la reproducción. Por siglos solo se aceptaban dos sexos, pero desde los estudios de género, el reconocimiento de la intersexualidad puso en jaque esta dualidad y hoy sabemos que podemos encontrar variantes a lo biológicamente concedido.
Género: Es el conjunto de características sociales, culturales, políticas, psicológicas, jurídicas y económicas que las diferentes sociedades asignan de forma diferenciada como propias de varones o de mujeres y se atribuye a lo que se considera masculino o femenino. Esta atribución se concreta a través de la educación, el uso del lenguaje, el “ideal” de la familia heterosexual, las instituciones y la religión. De esta manera, a lo largo de la historia de la humanidad, se enseñó a los varones a ser fuertes, inquietos e independientes y sin sensibilidad para llorar y a las mujeres femeninas, dulces, dependientes y maternales, con capacidad para el cuidado de otras personas.
Sistema sexo-género: Es la relación que se establece entre ambos conceptos anteriores y se usa para explicar que las personas que nacen mujeres deben comportarse de forma femenina y los varones de forma masculina, sin importar la etnia o el lugar en el que vivan, ni como se sientan dentro de la categoría sexual asignada al nacer.
Identidad: Proceso intersubjetivo que cada individuo construye y confirma a partir de diferenciarse de las demás personas. Desde antes de nacer se les encasilla como nene o nena y organizan su experiencia vital con ese género asignado a partir de actitudes, comportamientos y juegos, pero a medida que va desarrollando adopta la expresión de género con la cual se identifica.
Diversidad sexual: Término que hace referencia a todas las posibilidades que tienen las personas de asumir, expresar y vivir la sexualidad, así como de asumir expresiones, preferencias u orientaciones, identidades sexuales y de género —distintas en cada cultura y persona.
Sexualidad: Es un aspecto central del ser humano; abarca el sexo, las identidades y roles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción. Se experimenta y se expresa en pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, roles y relaciones. Si bien la sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no todas ellas son siempre experimentadas o expresadas. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales. La orientación sexual que cada persona expresa, se relaciona con la forma en que desea vivir su sexualidad.
Por último, y para que no queden dudas, nadie puede juzgar a nadie por la manera en que se siente y percibe su manera de vivir la sexualidad. No pueden rechazarse las diversidades ni las identidades sexuales, “que no se alinean con la biología” porque ninguno de estos términos son sinónimos. Como explica tan claramente la periodista Lenny Cáceres, editora de este diario “La falta de educación sobre cuestiones de género y sexualidad contribuye a la perpetuación de mitos y malentendidos. La ignorancia puede llevar a la falta de respeto y de empatía hacia las personas LGBTIQ+. La falta de representación positiva de personas LGBTIQ+ en la educación, los medios y otros ámbitos sociales puede fomentar la desinformación y la discriminación. A raíz del patriarcado que aún persiste en nuestra sociedad, las personas LGBTIQ+ pueden ser vistas como una amenaza a estas estructuras de poder tradicionales, lo que provoca reacciones hostiles”.
(*) Docente, comunicadora. Co-directora de La ESI en juego.
Columnista de Diario Digital Femenino – De ESI