Por Redacción SemLac
Las ciberviolencias, que no solo operan en el ámbito de las relaciones de género, tienen mecanismos propios de funcionamiento y muchas veces se ocultan tras escudos de aparente normalidad que las amparan e invisibilizan. ¿Cómo detectarlas? ¿Qué hacer para prevenirlas y atenderlas? La jurista Arlin Pérez Duharte, subdirectora de la Escuela Judicial del Tribunal Supremo y profesora de la Universidad de La Habana; Ailyn Febles Estrada, presidenta de la Unión de Informáticos de Cuba, y la pedagoga y filósofa Dayalé Torres Diéguez, directora del Laboratorio de Innovación Digital Ciudadana, de la provincia de Las Tunas, en el oriente cubano, conversaron con No a la Violencia en torno a estas interrogantes.
¿Qué es la ciberviolencia y como se manifiesta en Cuba?
Arlín Pérez Duharte: La ciberviolencia abarca todos los actos intencionales que se manifiestan, fundamentalmente, bajo el aprovechamiento de la tecnología, del uso del espacio virtual, para ejercer una acción violenta contra una persona determinada; siempre bajo el marcado propósito de causar un daño emocional, psicológico o incluso inducir a la persona a realizar determinados actos que puedan implicar una afectación directa o indirecta a su persona. De manera más regular, afecta a las mujeres, a los niños y las niñas y, en menor medida, a los hombres, pero igualmente ellos pueden ser objeto de ataques bien pensados a través de las redes. En el caso de Cuba, la hemos visto fundamentalmente asociada a los delitos de amenaza, donde se utiliza el espacio virtual para inferir miedo, es decir, un estado de pavor. Se trata de alguien que recibe un ataque que puede implicar a su propia persona o a personas muy cercanas. También la hemos visto asociada a delitos de coacción, cuando se utilizan las redes sociales digitales, precisamente, para obligar a que una persona haga o deje de hacer algo, lo que implica, generalmente, un beneficio para quien comete el delito. También está asociado a las agresiones sexuales, sobre todo aquellas vinculadas al acoso y el ultraje sexual, que tienen como objetivo afectar la libertad sexual de personas adultas o la integridad sexual, cuando hablamos de menores de edad o de personas con situaciones particulares de discapacidad mental.
Ailyn Febles Estrada: Muy sintéticamente, es la violencia en el ciberespacio o el espacio digital. Puede ser difundir, sin el consentimiento de la víctima, de datos e imágenes personales; humillar, acosar, realizar amenazas, hacer difamaciones, entre otras. No se hace solo por las redes sociales, sino por todos los dispositivos y plataformas que acceden al espacio digital. Las fronteras y los límites territoriales desaparecen en el especio digital. En Cuba ocurre lo mismo que en otros países, por tanto, sí hay ciberviolencia en Cuba. Quizá la brecha en el acceso incide en que no sea mucha comparativamente con los niveles de otros países, aunque no conozco datos exactos. Entre las manifestaciones más conocidas se encuentran el ciberbullying, o sea, la acción mediante la cual una niña, un niño o adolescente recibe acoso, amenazas, humillaciones o abusos por parte de otra niña, niño o adolescente, a través de medios y/o redes sociales digitales. El sexting, que es el envío de mensajes, fotos o vídeos de contenido erótico y sexual personal, a través de distintas plataformas tecnológicas. Normalmente, el envío o intercambio de fotos o vídeos se suele realizar de manera consensuada entre dos personas; sin embargo, como el entorno digital no está totalmente controlado, puede llegar a manos de más usuarias y usuarios. Igualmente, están el stalked o “trastorno” que lleva a una persona a espiar a su víctima; el grooming, un tipo de acoso en el que una persona adulta se pone en comunicación con un niño, niña o adolescente, con el fin de ganarse su confianza para luego involucrarle en una actividad sexual; el shaming que, como todos los demás, es un término anglófono y significa avergonzar o burlarse de alguien por la apariencia de su cuerpo; y el doxing, que consiste en la recopilación de documentos o de información personal y su posterior publicación en línea para generar un daño. Todas son prácticas que podemos sufrir en la vida offline, pero que están mucho más extendidas en las plataformas digitales.
Dayalé Torres Diéguez: La ciberviolencia es un tipo específico de violencia que se ejerce en el ciberespacio, un contexto descrito de manera general como una red informática interconectada con una base de usuarios considerable, que interactúan y realizan diferentes actividades a través del empleo de Internet, computadoras, dispositivos móviles y otros medios tecnológicos. Es una construcción digital, no física; por lo tanto, la ciberviolencia es un tipo de violencia que tiene como rasgo específico que se ejerce en este contexto. Es una acción que se realiza a través del empleo de las TICs, con el propósito de causar daño, sufrimiento a otra persona o grupo de personas. Se puede ser víctima, independientemente de la edad, el sexo, el color de la piel o la procedencia social, aunque las estadísticas mundiales confirman que las principales víctimas suelen ser mujeres y niñas, con un porcentaje importante de niños que hacen uso de redes de videojuegos y otras plataformas digitales. En ambos casos (niños y niñas), ocurre debido a descuidos por parte de las familias, al no supervisar los contenidos que consumen; unido a carencias educativas basadas en buenas prácticas de prevención de violencias que les permitan interactuar de manera responsable y con percepción de riesgo en este escenario.
En Cuba, al igual que en otras partes del planeta, esta forma violencia se presenta a partir del empleo intensivo y extensivo de las TICs por una proporción importante de la ciudadanía, muestra de la inevitable inserción en la llamada Cuarta Revolución Industrial por la que transita la humanidad y en el proceso de transformación digital en el que nos encontramos a nivel de país. Se manifiesta a través que los diferentes contenidos que se posicionan en la web de contenido machista, naturalizados debido a la capacidad de adaptación del sistema patriarcal a nuevos contextos. Se expresa a través de memes, chistes, canciones de contenido machista que degradan la imagen de la mujer y le otorgan un carácter comercial, imágenes sexistas, disparidades en cuanto a la proporción entre héroes y heroínas en el diseño de videojuegos. También mediante el ciberacoso, la porno venganza, la televigilancia no consentida a través de aplicaciones que se instalan en dispositivos digitales, sin previo consentimiento. Toda forma de violencia basada en género puede encontrar su expresión en el mundo digital.
¿Cuáles son las principales vías para atender y enfrentar este fenómeno? ¿Cuáles son las opciones legales que existen?
APD: Las fundamentales vías para tratar y enfrentar estas problemáticas están relacionadas directamente con todos los sistemas de protección que existen en el mundo tecnológico y en el de la comunicación. También implica un comportamiento respetuoso y de educación por parte de la familia, de los padres y las madres con sus hijos, para hacer un uso racional y sobre todo responsable del mundo virtual; porque, efectivamente, niños, niñas y adolescentes constituyen un punto fuerte de ataque dentro de estas conductas. Lógicamente, la primera labor de prevención y de análisis está dentro de las familias y también dentro del espacio escolar. Estos son escenarios de los más importantes. Luego, los remedios legales empiezan por las normativas vinculadas al mundo familiar y terminan en las normativas penales, para aquellas conductas que efectivamente llegan a constituir un delito y, por lo tanto, tienen un sistema de consecuencias mayor. En el campo del derecho penal, la legislación cubana perfeccionó el Código Penal en el sentido de generar una circunstancia agravante —aquella que permitirá acercar la sanción a los límites máximos que establezca cada delito—, cuando para facilitar la ejecución del hecho, imposibilitando u obstruyendo su descubrimiento, así como agravando sus consecuencias, se utiliza la tecnología de la información y la comunicación, las telecomunicaciones y sus servicios. Esa es una circunstancia genérica que permite su utilización en cualquier delito. Además, existe un nuevo delito que apareció en este perfeccionamiento del Código Penal, el cual tiene que ver con la protección al honor. Estamos hablando de los llamados actos contra la intimidad personal y familiar, la propia imagen, voz e identidad de otra persona y sus datos. Aquí, efectivamente, hay una agravación de la sanción, cuando la transmisión de producción o divulgación de todos estos actos que pueden afectar la intimidad personal y familiar, la imagen y la voz se realizan en las redes sociales o medios de comunicación social, tanto en el espacio físico como en el digital.
AFE: Las medidas que se pueden tomar en función de prevenir este tipo de actos giran en torno a la educación sobre cómo denunciar, por qué vías y también la educación para usar las redes sociales digitales de manera segura. Igualmente sería una gran ventaja poder generar infraestructuras tecnológicas, como aplicaciones móviles, que permitan la denuncia inmediata.
Los principales organismos a los que se puede acudir son la policía, la Fiscalía General de la República y la Federación de Mujeres Cubanas. Pero, de todas maneras, es poco el conocimiento sobre qué hacer por parte de las posibles víctimas y pocas las herramientas disponibles. Hay que educar en sentido general. La educación cívica forma mejores seres humanos, lo que reduce la probabilidad de tener agresores en cualquiera de las variantes y, además, prepara mejor a las potenciales víctimas para enfrentarse a un posible hecho. DTD: En primer lugar, se debe educar desde la equidad de género, con acciones intencionadas en los tres componentes del sistema de influencias educativas para niños, niñas, adolescentes y jóvenes (nativos digitales); estos son la escuela, la familia y la comunidad. Actualizar contenidos de libros de texto y asignaturas para que aborden la educación ciudadana en el actual contexto. Educar en el respeto a los valores universales del ser humano. Urge la educación de las familias, para que sean el reflejo de buenas prácticas que se traduzcan en modos de actuación responsables, éticos y con percepción de riesgo ante este fenómeno.
Aunque las instituciones sociales y organizaciones no tengan entre sus misiones el desarrollo de software, su desempeño sí se realiza en pleno proceso de transformación digital; por tanto, la responsabilidad es de todo el entramado social. Es necesario explicar con detenimiento en qué consiste la Ley de Protección de Datos Personales, términos como el de responsabilidad parental contenido en el Código de las Familias y multiplicar buenas prácticas para identificar ciberviolencias.
Existen mecanismos legales para denunciar cuando se es víctima de ciberviolencias, en la policía y a través de la línea 18810, el numero único para atención a la población abierto por la Oficina de Seguridad de Redes Informáticas (Osri). En consecuencia, los organismos encargados aplicarán las sanciones correspondientes. Aunque es un mundo virtual, la ciudadanía no se encuentra desamparada y las infracciones son penadas por la ley.
¿Cuáles son los principales retos para poder atender esta problemática?
APD: Los principales retos están vinculados al uso responsable de la tecnología, de la información, de los espacios virtuales, al sentido de responsabilidad de todas y aquellas personas que están encargadas, tanto en el ámbito familiar escolar como en el social, de enseñar a niños, niñas y adolescentes a hacer un uso adecuado de este entorno. En el caso del derecho, se trata de entender que el mundo dejó hace mucho tiempo de ser solo el espacio físico para convertirse, en la mayoría de las veces, en el espacio virtual; un escenario que parece de ciencia ficción, pero que es donde mayormente hoy se realizan o facilitan muchos delitos. La violencia dejó de ser, hace mucho tiempo, el intercambio de golpes, para convertirse en el intercambio de las pantallas. Por lo tanto, en esa visualización y ese entendimiento radicaría uno de los retos mayores.
AFE: Los principales retos tienen que ver con la educación cívica en la casa y en las escuelas, junto a la concepción y aplicación de leyes que regulen este tipo de actividad. El desarrollo de herramientas de detección en el espacio digital y de herramientas tecnológicas para la denuncia inmediata. Y, finalmente, el trabajo para conseguir una cultura digital que permita conocer vulnerabilidades y maneras para la protección.
DTD: Que todo el ecosistema social comprenda en qué consiste este fenómeno, identificar las diferentes manifestaciones y que todos comprendamos que somos responsables de contrarrestarlo en pleno proceso de transformación digital