En el distrito de Nyaruguru en la provincia Sur de Ruanda, 75 mujeres y hombres se han graduado en un Programa de Escuelas de Campo a través de los proyectos de ONU Mujeres en África.
Foto: Stephanie Oula/ONUMujeres
Forman parte ya, del grupo de 350 agricultoras y agricultores, que durante seis meses en las zonas rurales han adquirido técnicas agrícolas modernas, que aplicarán a sus cosechas.
“No se pueden comparar las oportunidades que tiene una persona sola con las que tiene en un grupo”, afirma la graduada Donata Nukabayiza. “A una agricultora sola le resulta muy difícil acceder a subsidios e incluso a recursos, como los fertilizantes.El grupo tiene más poder. Le resulta mucho más sencillo el asesoramiento, los servicios, y préstamos al estar los terrenos agrupados” . Es por ello por lo que consideran que la cooperativa es de vital importancia para poder crear planes de pequeños negocios en África.
Estas Escuelas de Campo, hacen hincapié en las dudas que se plantean las y los participantes, con debates, y en ejercicios prácticos sobre el sistema agrícola. Los cursos se adaptan en función de la zona agrícola, el ecosistema, las precipitaciones y la duración de la temporada de las cosechas. Las Escuelas de Campo están ayudando a las y los participantes a tomar decisiones sobre aspectos como el control de plagas y gestionar las cosechas durante toda la temporada.
Este programa en concreto lo ha puesto en marcha Imbaraga Federation, una organización no gubernamental formada por agricultoras y agricultores locales. El programa cuenta con el apoyo financiero y técnico de ONU Mujeres y otra nueva iniciativa de la ONU: “Unidos en la acción en Ruanda”. También participan en la financiación, los gobiernos de Corea, España y Noruega.
Se seleccionaron, para parcipar en los talleres, agricultoras y agricultores pobres y vulnerables de dos distritos (Nyaruguru y Kirehe), de todas las edades y todos los niveles educativos. El 90 por ciento son mujeres. También pudieron participar personas no matriculadas, ampliando de esta forma la conciencia en toda la comunidad.
Hay mujeres que señalan, que desde que se inscribieron en las Escuelas de Campo, la productividad agrícola ha aumentado, y el acceso a la atención sanitaria ha mejorado, ya que pueden contratar de forma colectiva servicios sanitarios para ellas y sus familias. Los conocimientos nutricionales aprendidos durante la formación son fundamentales para el empoderamiento de las mujeres dentro de las familias y la comunidad.