“Si queremos entender el orden de género patriarcal, así como entender las vidas de los grupos oprimidos por él, tenemos que entender los grupos privilegiados por él”, afirma Raewyn Connell
Ayer y hoy (7 y 8 de octubre) Barcelona acoge el Congreso Iberoamericano de Masculinidades y Equidad: Investigación y Activismo.
‘Finalmente ha llegado el momento’ dijo Paco Abril, coordinador del congreso, al abrir un evento, organizado por Homes Igualitaris (AHIGE Catalunya), que tiene entre sus principales objetivos poner en contacto a investigadores y a activistas de España y Latinoamérica que trabajan sobre Masculinidades.
Eran muchos los hombres y las mujeres, jóvenes y menos jóvenes, presentes en la conferencia inaugural ‘Masculinidades y Justicia de Género en el mundo’ a cargo de Raewyn Connell. Nacida Robert William Connell, Raewyn es la más influyente socióloga australiana. Sus áreas de investigación van desde las dinámicas de clase a gran escala, la pobreza y la educación, la sociología del conocimiento, la sexualidad y la prevención del SIDA hasta el cambio social y las relaciones de género. Su libro “Masculinidades” (1995) fue uno de los iniciadores de este campo de investigación. Actualmente es profesora en la Universidad de Sydney. Entre otras, como remarcar que los cambios en las relaciones de género son muy difíciles de hacer a nivel individual pero mucho más fáciles desde la acción colectiva, que implica a grupos e instituciones, en su ponencia Connell expuso los principales hallazgos de la investigación existente sobre hombres y masculinidades. Según cuenta, dicha investigación incluye solo para la lengua inglesa más de 4 mil publicaciones disponibles. Los parecidos entre hombres y mujeres como grupo ‘contrariamente a lo que sigue afirmando mucha pseudosicología -menciona ‘Los hombres son de Marte, Las mujeres de Venus’ de John Gray; la multiplicidad de masculinidades, que tipicamente existen en un determinado contexto en una relación de hegemonía-subordinación y marginalidad; la emergencia en la actualidad de masculinidades contra-hegemónicas (representadas por hombres que se dedican al trabajo doméstico y al cuidado de personas, por ejemplo) y la importancia del imperialismo y de la colonización en dibujar las masculinidades hegemónicas.
Al hablar de masculinidades hegemónicas versus subordinadas usted dijo que en un determinado contexto la masculinidad hegemonica no necesariamente es la más agresiva. ¿Puede explicarlo mejor?
Cuando hablamos de masculinidad hegemónica nos referimos a la masculinidad más respetada y honrada, la que ocupa una posición de liderazgo cultural en una sociedad en un contexto de patriarcado. Hay algunas circumstancias históricas en las que la masculinidad hegemónica será violenta (por ejemplo entre los colonizadores bajo sistemas coloniales). Sin embargo, en otras circumstancias la violencia puede ser signo de falta de autoridad. En Australia los jugadores de fútbol americano ponen en práctica la violencia (también hacia las mujeres) pero no necesariamente representan una masculinidad hegemónica, mientras que los dueños de los equipos de fútbol sí que representan la masculinidad hegemónica en la sociedad en conjunto pero no necesariamente se expresan a través de la violencia (tienen a gente que lo puede hacer por ellos). En el contexto de la juventud de clase trabajadora los jugadores puede que sean líderes locales y por lo tanto tener una hegemonia local, pero no en la sociedad e conjunto.
Hablando de la importancia de la colonización y del imperalismo en dibujar la masculinidad hegemónica usted dijo que esto era verdad tanto para los colonizadores como para los colonizados. ¿Cómo es esto?
Para llevar a cabo sus luchas algunos crearon modelos de masculinidades orientados a la violencia y otros no. Ghandi y sus seguidores son un buen ejemplo de la segunda opción. Esto sigue siendo verdad en el post-colonialismo en el que personas que viven en los países en via de desarrollo (Latinoamérica, África o la India) están costruyendo masculinidades en un contexto de neoliberalismo y globalización. Si miras a México hay tanto masculinidades violentas, por ejemplo en el contexto del narcotráfico, como no-violentas, como demuestra la presencia de los compañeros mexicanos en este congreso.
¿De qué manera la globalización neoliberal juega un papel importante en la construcción contemporánea de las masculinidades como sugiere en su libro “Masculinidades”?
La globalización neoliberal puede afectar a la construcción de las masculinidades de varias maneras. La primera es la creación de nuevos espacios para las relaciones de género, como las empresas transnacionales. La segunda es la reestructuración económica que ha acompañado el poder neoliberal en todos lados. Uno de los efectos principales es el de crear una mayor inseguridad en la fuerza laboral, de acabar con los derechos de los trabajadores y los sindicatos que los defienden. Esto ha hecho que sea mucho más difícil para los hombres de clase trabajadora mantener una masculinidad centrada en el ser el sostén de la familia, un hecho que observa ahora la investigación en América Latina en particular (por ejemplo los estudios de la economista y antropóloga colombiana Mara Viveros). El tercero es la circulación de las ideologías de género a través de los medios de comunicación transnacionales, que están controlados por hombres guiados por los beneficios ecónomicos y que suelen ser bastante hostiles al feminismo; este es uno de los factores de la “reacción” en contra de la igualdad de género.
Sin embargo también hay contradicciones en esto. El neoliberalismo promueve un individualismo que ha sido utilizado por muchas mujeres de clase media para romper los monopolios masculinos en las profesiones y en la administración de empresa pequeñas o medianas. Y los hombres más inteligentes en la administración de empresa han llegado a un acuerdo con esto, y se presentan como defensores de la igualdad de género y de políticas de inclusión.
Usted dice que para superar la discriminación de género “parte de la tarea es establecer entre los hombres la hegemonía de una masculinidad no-violenta, lo cual exige una comprensión generalizada de que fortaleza no significa fuerza”. ¿De dónde podría proceder de este entendimiento?
Creo que una mejor comprensión puede venir de muchas fuentes. Hay tradiciones no-violentas entre los hombres en muchas culturas: los cuáqueros en Inglaterra y en los EE.UU., los seguidores de Gandhi en la India, las tradiciones budistas en Vietnam, etc. Hay una amplia tradición no violenta de políticas de mujeres en muchas partes del mundo. Uno de los signos verdaderamente esperanzadores es la tendencia que se ve en muchos lugares de hombres que se involucran más con las niñas y niños pequeños como padres. En México esto se ha llamado Paternidad afectiva, o sea la paternidad emocionalmente comprometida. Estar profundamente involucrada en la crianza de una persona nueva lleva más fácilmente (creo yo) a que las personas – hombres o mujeres – quieran con menos probabilidad ir a matar y mutilar a otras.
¿Cree que las personas inmigrantes que traen otros modelos de masculinidad pueden desempeñar un papel en la afirmación de una nueva masculinidad hegemónica o de momento que generalmente pertenecen a grupos dominados es poco probable que suceda?
Cuando los inmigrantes son una minoría, es muy probable que sus patrones de masculinidad sean marginados, es a ellos en los que pienso cuando hablo de masculnidades marginadas. Entre los grupos de inmigrantes a veces hay una exageración del patriarcado en el nombre de la tradición pero también pueden haber cambios rápidos porque los grupos de inmigrantes a menudo dependen del aprendizaje de las mujeres y las relaciones de género pueden ser repensadas en el nuevo contexto.
En la conferencia al hablar de diferentes practicas que constituyen ejemplos de masculinidades contra-hegemonicas mencionó la presencia siempre más fuerte de hombres enfermeros en Australia. Pero, ¿cobran más o igual que las mujeres enfermeras?
Cobran lo mismo pero sí que hay un mayor nivel de promoción entre los hombres, aunque esto puede que pase porque solicitan más y no porque les sea más fácil.
¿Por qué decidió centrarse en las masculinidades como enfoque de género?
Empecé a focalizarme en las masculinidades porque estaba tratando de comprender el funcionamiento del orden de género en su conjunto. Este es el proyecto de mi libro ‘Género y Poder’ (1987). Si queremos entender el orden de género patriarcal, así como entender las vidas de los grupos oprimidos por él, tenemos que entender los grupos privilegiados por él. Necesitamos entender cómo funciona el género para ellos y la manera en la que “hacen género” desde la educación y la amistad hasta la violencia de género y la guerra. Esta era la estrategia de investigación que antes se llamaba “studying up”, en oposición a “studying down”, es decir, la investigación de las y los desfavorecidos, los marginados, los explotados. Yo ya tenía alguna experiencia de “studying up”, por ejemplo mi libro ‘Clase Dominante, Cultura Dominante (‘Ruling Class, Ruling Culture’,1977). En esos años estuve involucrada en un proyecto de investigación fascinante sobre las relaciones sociales en las escuelas secundarias. Fue en ese proyecto que empecé a pensar en las relaciones entre las diferentes formas de la masculinidad, y así desarrollé la idea de la masculinidad hegemónica en relación con las masculinidades subordinadas y las marginadas.
¿Cómo cree que se podría promover la inclusión de grupos marginados en este tipo de eventos? En la conferencia inagural me parece que no había ni un solo hombre con discapacidad (diversidad funcional) por ejemplo…
Quizas deberíamos dar la vuelta a la pregunta y preguntarnos cuáles son las necesidades de los hombres con discapacidad, de las personas intersex o trans y cómo se les podría encontrar un espacio en este tipo de eventos. Por ejemplo por lo que se refiere a las mujeres transexuales ha habido una creciente inclusión dentro de los movimientos de mujeres, que ahora en su mayoría reconocen mucho más que antes a las mujeres trans como mujeres.
Entonces, ¿puede que si los grupos de hombres incluyeran más a los hombres con discapacidad (diversidad funcional) estos participarían más?
Sí, pero si se quiere hacer algo junto con ellos hay que empezar por preguntarse cuáles son sus necesidades.
¿Por qué es importante para usted estar en este congreso?
Me gusta estar en contacto con lo que está pasando en la investigación y en el activismo y creo que una de mis tareas es ayudar a que las personas que trabajan sobre el tema en distintos lugares del mundo entren en contacto las unas con las otras. Y estoy aún más contenta cuando puedo hacerlo desde una cuna de luchas sociales como es Catalunya.