miércoles 17 julio 2024

miércoles 17 julio 2024

“Mucha gente se aprovecha de nuestra condición de inmigrantes, es doloroso pero cierto”

“Muchos se aprovechan de nuestra condición de inmigrantes, es doloroso pero cierto” 

 

Desde que tiene uso de razón, Gina Lomas se recuerda con un peine y unas tijeras en las manos. Las cabelleras rubias de sus muñecas fueron las primeras en experimentar su instinto innato de estilista. Les siguieron sus compañeras de escuela y, ya de adulta, sus clientes. Entre cortes y peinados, Gina marcó la trayectoria de su vida, convirtiéndose en una estilista y empresaria de éxito, con una cadena de peluquerías y una empresa de taxis en la ciudad de Guayaquil (Ecuador ).

 

 

 

 

“Había conseguido mis objetivos, pero hay cosas más importantes en la vida que el dinero y el reconocimiento”. Hace quince años, Gina emigró a Europa para huir de la delincuencia que había en su país. “Cuando me amenazaron con secuestrarme me di cuenta que no podía continuar en Ecuador. Mi hijo era muy pequeño, y tuve miedo, más por él que por mí, así que decidí dejarlo todo y buscar mi lugar en otro país “. Nuevamente, las tijeras y los peines fueron los instrumentos que le abrieron camino, primero en Milán, y después en Barcelona, ciudad donde aterrizó el año 2000.

Sin asustarse ante los retos, Gina comenzó nuevamente desde cero, y su dedicación se ha visto cristalizada en una flamante peluquería, “Gran Look”, un discreto imperio de la belleza ubicado en el barrio de Sants.

“Fui una sin papeles”

Gina tiene la habilidad de hablar con desapego, y al mismo tiempo atender con diligencia la cabellera de sus clientes. Así pues, entre corte y peinado explica que es licenciada en enfermería y en periodismo, profesiones que estudió mientras trabajaba de estilista.

Cuando llegó a Milán buscó a unas amigas que la ayudaron a encontrar trabajo en una peluquería. “Me había propuesto no volver a tener negocio propio. Quería ser sencillamente peluquera y vivir sin sobresaltos “. Tras una temporada decidió cambiar de lugar, hizo la maleta y se fue a Cataluña. La primera parada fue Mataró. Gracias a su talento, comenzó a darse conocer, aunque le tocó vivir un tiempo de forma irregular porque no tenía permiso de residencia. “Fui una sin papeles. Cuando mis jefes me pedían la documentación, dejaba el trabajo y me iba a otro. Estuve así hasta que conseguí los papeles para mí y para mi hijo “.


 

 

 

 

Como muchos otros emprendedores, a Gina también le tocó hacer el circuito de visitas a entidades financieras para solicitar un préstamo. Muchas le negaban el crédito, y otros le ponían condiciones que la hacían sentir diferente. “Como soy extranjera me exigían otras condiciones, como por ejemplo, no tener posibilidad de refinanciar la deuda si se diera el caso. Muchos se aprovechaban de nuestra condición de inmigrantes. Es doloroso, pero cierto “. Al final, obtuvo el dinero que necesitaba con las condiciones adecuadas, y hace tres años que montó el negocio.

Compartiendo experiencias

En Barcelona, Gina se siente como el paraíso. “Los catalanes son buenas personas. Al principio parecen fríos, pero cuando te conocen te quieren mucho “. Aunque, lamentablemente, también hay excepciones, ya Gina le ha tocado vivir personalmente ese rechazo sin sentido por su condición de extranjera.

Fue en un taxi donde un malentendido con el conductor derivó con un enfrentamiento verbal que finalizó con una frase lapidaria: “No sé porque la gente como tú viene a mi país. Vete sudaca de m … ”

Gina había visto en la televisión que esto le había pasado a algunas personas, pero nunca se había imaginado que le podía pasar a ella. “Me dolió mucho, me ofendí”, dice. Es una anécdota que forma parte del bagaje de experiencias.

 

 

 

Hoy es una empresaria reconocida y dinámica, y ha sido invitada a compartir su experiencia de emprendedora en diferentes colectivos de extranjeros. En estas conferencias repite que si se quiere ser un emprendedor de éxito es fundamental conocer el ámbito en el que se quiere montar el negocio. “Si quieres poner un restaurante tienes que saber cocinar. Si no sabes, mejor que no te aventures porque puedes salir perjudicado “.

Acompañada de su hijo Mario, que pronto cumplirá 18 años, y de su pareja, Gina Lomas continúa haciendo frente a la vida, siempre con su peine y sus tijeras. “Cuando te hacen un corte de pelo bonito te pones contento, te olvidas de los problemas. Así, si hago feliz a mis clientes, yo también lo soy “, dice Gina, que asegura que todo es posible si te esfuerzas.

“Los inmigrantes tenemos que sacrificarnos más, por eso hay que tener siempre en la cabeza que podemos conseguir lo que nos proponemos”, asegura.

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