Una de cada dos personas extranjeras en Francia es mujer, población que en estas elecciones ha perdido espacio político
(PARIS) Cuando comenzaba la saliente gestión de gobierno francés, los medios publicaron la elección de tres mujeres de origen inmigrante en cargos de importancia en el Ejecutivo; ahora, en el actual proceso electoral, que se define el próximo fin de semana, con el fortalecimiento de la extrema derecha se ha problematizado la inmigración como manera de asegurar el voto y, con ello, la mujer y la población extranjera residente en Francia ha perdido espacio político.
Según las últimas estadísticas del INSEE (Instituto Nacional de la Estadística y Estudios Económicos) el 8,4% de personas que viven en Francia son migrantes y la descendencia de esta población representa el 11% de los y las habitantes de Francia.
La llegada de personas extranjeras a Francia data de varias décadas. Hasta mediados de los años 70 la mayor parte de la inmigración era masculina que llegó para cubrir la falta de mano de obra en el país. A partir de 1974 una gran parte de la migración se feminiza porque las mujeres llegan a reunificarse con sus parejas ya instaladas en todo el territorio. Para el 2008 una de cada dos personas migrantes es una mujer.
En 2010 el paro de las y los extranjeros llega a ser superior en 7 puntos en comparación al de francesesy francesas; diferencia tangible en todos los niveles ya que, las cifras demuestran que la falta de trabajo de la población migrada es el doble, por ejemplo, entre quienes tienen una diplomatura en relación a la población francesa. La mujer, que suele hacerse cargo del hogar, los hijos y realizar labores con remuneraciones menos reconocidas, tiene el panorama más difícil.
Las estadísticas desfavorables para la inmigración en materia de acceso al mercado de trabajo crecieron con la crisis económica europea y su participación e imagen política se ha disminuido por el crecimiento de la extrema y no tan extrema derecha que le usa de manera negativa para ganar votos.
En el actual proceso electoral 10 candidatos y candidatas intentaron ganar votos y parte de sus discursos fue qué hacer con la inmigración en Francia, problemátizándola generalmente. La primera vuelta se realizó el 22 de abril pasado.
Una de las candidatas, Eva Joly, noruega nacionalizada francesa y representante del partido Ecologista, proponía un país más abierto hacía la migración con estas palabras: “Son los combates ciudadanos, llevados adelante por héroes ordinarios los que son esenciales para la sobrevivencia de un país, nuestro combate es por una Francia abierta, tolerante y solidaria”. Sólo 2,5% de electoras y electores fueron sensibles a su propuesta.
Si bien todos los candidatos y las candidats fueron objecto de caricaturas en su momento, a Eva Joly se le reprochó su acento de extranjera o el hecho de no ser francesa de nacimiento, como lo demostró el primer ministro François Fillon que, cuando Joly propuso suspender el desfile militar del 14 de julio, sentenció: “Es una mujer que no conoce bien las tradiciones francesas”. Una mujer que vive desde hace 45 años en Francia, donde realizó todos sus estudios de derecho hasta ser nominada juez y ocuparse de juicios de corrupción largamente mediatizados en el país.
Otra candidata que llegó hasta la primera vuelta, pero victoriosa por los resultados, es Marine Le Pen, hija de Jean-Marie Le Pen fundador del FN, partido de la extrema derecha francesa. Su propuesta sobre la migración se resume en uno de sus afiches de campaña “Francia para los franceses”.
Marine Le Pen tiene muchas ideas sobre cómo tratar la migración: preferencia en los contratos de trabajo para población francesa, preferencia tambén en la atribución de albergues sociales (apartamentos con bajo costo de alquiler en parte financiados por el Estado, habitados en su mayoría por personas extranjeras), así como la revalorización de las ayudas sociales, supresión de la ayuda médica a las y los extranjeros sin papeles, supresión de la doble nacionalidad y endurecimiento en las condiciones de naturalización, así como la reducción de 200.000 a 10.000 migrantes en cinco años. Su discurso sedujo a casi 19% del electorado francés, en su mayoría jóvenes.
Luego de la primera vuelta, quedaron en carrera François Hollande y el actual presidente Nicolàs Sarkozy. Es justamente el candidato-presidente que en su afán de ganarse los votos de derecha de Marine Le Pen utiliza a la inmigración y promete: dividir por dos la migración legal, reducir 90.000 migrantes por año, realizar una evaluación de francés como condición para poder quedarse en el país si se trata de un reagrupamiento familiar.
Sarkozy se dijo totalmente “desacomplejado” en el tema de la inmigración y durante su primer gobierno nombró a tres mujeres, hijas de migrantes, para demostrar la apertura en su partido (UMP de derecha ultra conservadora) respecto al tema; sin embargo, las tres duraron poco en la administración. Para las actuales elecciones los discursos no hablan para nada de la apertura, ni dan sorpresas que espanten a su electorado y, por lo visto, tampoco al de Marine Le Pen.
Nicolàs Sarkozy cree aún que puede ser reelegido y los resultados de la primera vuelta le colocaron en un segundo lugar (27%). Los votos de Le Pen son su baza, aunque ella llama a votar en blanco.
François Hollande, candidato del Partido Socialista y ganador con las justas de la primera vuelta (28,60%), ha prometido que si es elegido permitirá el voto a las personas extranjeras no europeas, residentes legalmente en Francia, en las elecciones municipales; sin embargo, no se les dará el derecho a presentarse ni como alcaldables ni como asistentes de alcalde en sus municipios.
Promete además una lucha descarnada contra las redes de trabajo clandestino y dice que con ese mismo fervor defenderá la inmigración legal, precisa que dará prioridad a las personas que vienen a estudiar a Francia; aspecto criticado por organizaciones sociales que señalan que es un apoyo a la inmigración escogida, a una caza de cerebros y de profesionales de los que hacen falta en el país. Hollande afirma que no habrá ninguna amnistía a la inmigración sin papeles, aspecto que se dice es para no asustar al electorado de centro-derecha a quienes desea conquistar el voto.
Este domingo próximo la población francesa regresa a las urnas y elige al nuevo presidente para los próximos años y nada está dicho. Lo que ha quedado una vez más en evidencia es que el tema de la migración ya ha estado en la primera línea de mira. Encore et encore.
