El Parlamento de Polonia aprobó el 6 de febrero el Convenio Europeo contra la Violencia de Género después de un tormentoso debate parlamentario, donde muchos legisladores sostuvieron que es una amenaza para las estructuras familiares tradicionales.
Con 254 a favor, 175 en contra y ocho abstenciones el pasado viernes 6 de febrero se logró firmar la Convención del Consejo de Europa para Combatir la Violencia contra las Mujeres, que obliga a los gobiernos y organizaciones a sancionar la violencia, atender a las víctimas y promover medidas de prevención.
Durante el debate, muchos legisladores derechistas y católicos sostuvieron que esta Convención socavaba los roles tradicionales de la familia. Argumentaron que su artículo sobre la educación “promueve nociones confusas sobre el género”, pues señala que tanto a niños como a niñas se les debe enseñar acerca de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y sobre los “roles no estereotipados” en la sociedad y la cultura. Este artículo fue interpretado como una afrenta a las bases familiares en una sociedad donde predomina el catolicismo.
La Presidenta adjunta del Parlamento y activista de los derechos de las mujeres, Wanda Nowicka, sostuvo que “la regulación es muy necesaria para proteger a las mujeres polacas. Pues, en una nación de 38 millones, unas 800.000 mujeres sufren de violencia cada año”.