jueves 07 noviembre 2024

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Periodismo, comunicación y discriminación: más allá de la denuncia

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Lola F. Palenzuela a la dreta a costat de Abir Fekih. Foto Lídia Vilalta  

 

Somos conscientes y es inevitable reconocer que se ha producido un avance incuestionable a lo largo de las últimas décadas en el periodismo con perspectiva de género. Sin embargo, también es manifiesta la permanencia de malas prácticas que siguen anclando a las mesas de redacción los estereotipos y la visión sesgada de una realidad plural.  

 

Para acabar con la actual situación de discriminación que sufren las mujeres en el mundo del periodismo y la comunicación se hace necesario establecer redes transversales que actúen de manera coordinada en todos los ámbitos. Pero hay que ir más allá: conseguir la implicación y la acción conjunta de las organizaciones de mujeres con otras organizaciones, instituciones y agentes sociales, así como la participación de las mujeres en los centros de decisión de las redacciones, tanto en el aspecto profesional –comités de redacción- como sindical, a través de los comités de empresa y las secciones sindicales.

                                          

Permanencia de malas prácticas y estereotipos

Creo que somos conscientes y es inevitable reconocer que se ha producido un avance incuestionable a lo largo de las últimas décadas en el periodismo con perspectiva de género. Sin embargo, también es manifiesta la permanencia de malas prácticas que siguen anclando a las mesas de redacción los estereotipos y la visión sesgada de una realidad plural. 

Igualmente sabemos de la importancia de los medios de comunicación en la construcción del imaginario social, su papel educador, de denuncia y de sensibilización de la población. Por todo ello, se hace preciso establecer estrategias comunes que permitan avanzar y erradicar viejos modelos de discriminación que siguen estando hoy presentes en los productos que estos medios elaboran y lanzan a la sociedad a través de sus distintos soportes.

También esto afecta a la discriminación de periodistas y comunicadoras. Y hace por tanto necesario generar acciones basadas en el establecimiento de redes que permitan trabajar conjuntamente a organizaciones de periodistas y comunicadoras con instituciones, organizaciones sociales, académicas y sindicales.

 

Internacionalizar las denuncias y les ‘alertas’

En este sentido, es preciso construir redes de comunicación entre profesionales así como apoyar las ya existentes. Es importante propiciar, mediante un apoyo sostenido, redes de periodistas, comunicadoras y comunicadores de ámbito local, regional, nacional e internacional, que sirvan de voceras y permitan internacionalizar las buenas prácticas, las denuncias y las ‘alertas’ cuando se producen situaciones de malas prácticas, de persecución y violencias contra las y los profesionales, en su ejercicio de defensa del derecho a la libertad de información, de expresión y de prensa, en el marco de los derechos humanos y de los derechos de las mujeres.

Pero estas redes no sólo han de servir para denunciar las malas prácticas y las violaciones al derecho a una información plural, veraz e igualitaria. También, y como un objetivo importante, está el visibilizar y difundir las buenas prácticas que se llevan a cabo por parte de los medios. Eso sí, sin quedarnos solo en los grandes medios. Miremos también a lo local y a los medios comunitarios. Demos difusión a sus acciones, a metodologías nuevas y acciones imaginativas que sin duda se vienen haciendo.

Trabajar con los medios locales y del Tercer sector

En este sentido, una acción fundamental es el trabajo con medios locales y del tercer sector, con medios de proximidad que, no por ser pequeños, su capacidad de influencia debe ser despreciada pues, si se trabaja bien, su programación puede llegar a contar con un gran poder de penetración en la comunidad. Existe sin duda un gran potencial en estos medios, que tienen una importante incidencia social, en la comunidad, urbana o rural,  en la que se insertan.

A la vez, hay que ayudar a la formación e incentivar su trabajo con ayudas que les permitan seguir adelante, con la formación de sus profesionales y la equiparación, en aquellos casos que se precise, de medios materiales que permitan desarrollar ese trabajo. Los medios de proximidad son los grandes olvidados, a la vez que en muchos casos son los más perseguidos y castigados, todo ello bajo el manto más absoluto del silencio. 

 

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Lola Fdez. Palenzuela a l’esquerra, durante la seva intervencio. Foto Lídia Vilalta

 

Crear espacios de acompañamiento y vigilancia

Sin duda, es importante la creación de espacios de acompañamiento y vigilancia por parte de organizaciones potentes de carácter internacional o regional que permitan avanzar en este ámbito de indudable influencia social. La acción transversal que aúne medios públicos, privados y del tercer sector, medios locales, regionales y nacionales, cerrarían un círculo de acción en las buenas prácticas que impulse el cambio de modelo actual.

En cuanto a la situación laboral y profesional de las periodistas hoy, la discriminación que sufren no es diferente a la que sufren las mujeres en los otros ámbitos laborales. La discriminación se manifiesta en los datos que año tras año arrojan las estadísticas, peores salarios que sus compañeros varones, peores contratos, mayor índice de paro y una política ofensiva de ascensos a jefaturas y direcciones.

En este sentido se hace necesario que las mujeres abordemos nuestra incorporación a otro espacio de lucha imprescindible, los comités de empresa, las secciones sindicales de nuestras empresas, así como los órganos de dirección de los propios sindicatos. Nuestra representación en estos espacios debe incrementarse. Debemos por tanto cortar esa tendencia. De esa manera, el poder que otorgan esos espacios dotará de una mayor incidencia a nuestras propuestas.

 

Más mujeres en los Comités de empresa y de redacción

Nuestro papel en estos ámbitos de poder es necesario. Debemos coliderar la representación colectiva de las y los trabajadores de nuestros centros de trabajo pues es desde ahí, desde donde podemos ejercer más fuerza en la vigilancia y denuncia de la desigualdad de sexos en las tareas cotidianas de las redacciones y en la escala de responsabilidades. Sin olvidar, desde luego, la calidad de las informaciones que elaboramos y servimos a la ciudadanía.

Debemos tener claro que nuestra lucha discurre por todos los caminos. Solo desde lo transversal podremos trabajar y atajar los problemas que hoy padecen la comunicación y el periodismo. Debemos pues implicarnos lo más posible en la toma de decisiones. Tenemos que entrar y participar en los Comités de empresa de nuestras empresas. Velar por el cumplimiento de la normativa laboral, negociar los convenios colectivos, fuente de derecho que, como acto jurídico, es exigible y denunciable ante la autoridad laboral y los tribunales.  Tener presencia en los  Comités de redacción que regulan los aspectos profesionales de los medios, los derechos y deberes de las y los periodistas y su relación con los códigos deontológicos.

Son muchos los frentes que se nos presentan para poder experimentar un verdadero cambio. Y a todos ellos debemos de acudir. No debemos tampoco, como decía, abandonar nuestro papel en las organizaciones sindicales, todo lo contrario, lo debemos incrementar coliderando esos espacios en los que también las mujeres nos vemos relegadas. Abordemos esos frentes. Concurramos a codirigir las organizaciones sindicales, los comités de empresa,  los consejos de redacción de nuestros centros de trabajo.

 

 

Llevar a los centros de trabajo el espíritu de la 1325

Si en la Resolución 1325 sobre ‘Mujeres, Paz y Seguridad’ de Naciones Unidas se incide en la necesidad del aumento de la representación de las mujeres en la gestión y la resolución de conflictos y en las mesas de negociación de la paz, en nuestras empresas, en nuestras redacciones en España, Rusia, Túnez o Ecuador debe ser lo mismo.

Nuestros centros de trabajo son también zonas de conflictos donde se deben buscar las causas y ofrecer soluciones. Y por ello nosotras debemos estar ahí, para llevar a los centros de decisión el espíritu de la 1325. Nuestras voces se tienen que hacer escuchar. Ese es el camino.

La Resolución 1325 (2000) de Naciones Unidas en su Artículo 1, insta a los Estados miembros a velar porque aumente la representación de la mujer en todos los niveles de adopción de decisiones de las instituciones y mecanismos nacionales, regionales e internacionales para la prevención, la gestión y la solución de conflictos. (http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=S/RES/1325%282000%29)

 

Lola Fernández Palenzuela, es Periodista y doctora en Comunicación. Dirige el Departamento de Comunicación de la Fundación Euroárabe; es Secretaria de Igualdad de la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP) e integrante del Consejo de Género de la Federación Internacional de Periodistas (FIP).

 

 

 

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