OPINIÓN
Estoy completamente segura que este será el post que más me va a costar escribir. Este blog va a cumplir catorce años.
Durante esos catorce años y alguno más anterior, llevo escribiendo periódicamente cada quince días, excepto en las vacaciones. Y hoy eso va a cambiar.
No voy a negar un cierto cansancio y por eso mismo voy a dejar esa periodicidad tan concreta y voy a asumir una cierta libertad para escribir. Y esta vez no me voy a comprometer con las fechas.
No voy a cerrar el blog, que no se asuste nadie. Sencillamente escribiré cuando lo necesite y no por obligación. Hacerlo por obligación ha acabado por convertirse en algo poco creativo y muy obligado. Y escribir y sobretodo escribir sobre temas relacionados con el feminismo y con las eternas desigualdades que sufrimos las mujeres, requiere una dosis de creatividad pese a la dureza de los hechos que acontecen día a día.
No pienso abandonar la pluma, os lo aseguro, pero necesito despertarme cada domingo sin la sensación en la boca del estómago que me recuerde que “hoy toca escribir” y con la eterna duda de “¿no me estaré repitiendo demasiado?”. Obviamente nos sobran motivos para escribir no cada dos semanas, incluso cada día, pero al final cuesta, cuesta bastante después de más de catorce años escribiendo sobre estos temas.
El blog va a quedar abierto e iré actualizándolo cada vez que tenga necesidad de escribir.
Me he puesto en contacto con las agencias de noticias y les he comunicado mi decisión y en todos los casos me han dejado la puerta abierta para que cuando escriba algo lo mandé y lo seguirán publicando. Y, también en todos los casos me han agradecido mi dedicación y mi compromiso.
Me siento orgullosa de este tiempo que he dedicado a escribir artículos de opinión. Unos con mayor acierto que otros pero buscando siempre ser honesta con mi propia evolución y con la realidad de los hechos que siempre me acaba sorprendiendo. Y como no, en alianza permanente con la actualidad que, al menos para mí, es una fuente continua de cuestionamientos y preguntas sin resolver. Y también y, desgraciadamente en demasiados casos, de modelos y patrones que habría que erradicar.
Dar mi opinión cada quince días y durante tantos años me ha regalado muchas posibilidades de conocer a mujeres maravillosas e incluso de trabajar con ellas puntualmente. Y a muchas otras, las he conocido virtualmente y hoy forman parte de mi vida. De todas ellas he aprendido mucho y me he ido construyendo como feminista radical (insisto, de raíz) e incluso como persona.
Con otras he tenido mis diferencias e incluso alguna de ella, en su día, tomó la libre decisión de abandonar nuestra relación. A todas les deseo lo mejor y espero que sean felices.
No quiero acabar este escrito sin pedir disculpas a la gente que, sin querer o sin pretenderlo, haya podido molestar. Lo siento.
Obviamente ha habido gente a quien sí quería molestar y espero haberlo conseguido.
Al resto, a quienes habéis tenido la paciencia de leerme (o no) cada quince días, daros mis más sinceras gracias y recordaros que esto no es un adiós. Es solo un respiro para poder escribir cada vez que lo necesite y no de forma obligada.
Como indicaba al principio, esta entrada o artículo está costando mucho de escribir, pero necesitaba explicaros mi decisión.
Nos seguimos encontrando en “Mujeres sabias y brujas” pero sin periodicidad pactada ni previa.
Gracias de todo corazón y un beso.