viernes 29 marzo 2024

viernes 29 marzo 2024

Para salir de las guerras y vivir en paz hay que contar con las propuestas de las mujeres

Un grupo de colombianas explicó en Barcelona el intercambio de experiencias y el aprendizaje comparativo que han realizado durante 10 días con mujeres filipinas que como ellas han vivido la violencia y los conflictos armados. En el foro titulado “Mujeres en procesos de paz. Intercambio de experiencias con Colombia y Filipinas” que tuvo lugar en la sede de la FCONG. Además de las 10 mujeres participantes en este programa, participaron en esta mesa de debate unas 30 personas de ONG y expertas en género y cooperación.

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“Nosotras en Colombia a veces nos encontramos aisladas e incomprendidas, pero los días que hemos pasado con las compañeras filipinas se ha creado un círculo de complicidades y de verdadero intercambio. Cuesta creer que lugares tan lejanos del planeta se vivan realidades tan parecidas “. La valoración de Olga Ruiz Cifuentes, de Mujeres por La Paz que presentó la experiencia: Mujeres filipinas construyendo la paz, fue muy positiva y reveladora. María Eugenia Vásquez, Rosa Emilia Salamanca y Gloria Tobon Olarte fueron también ponentes, y hablaron de diferentes aspectos de las mujeres proceso de paz.

El objetivo principal de esta propuesta internacional era observar la relevancia de la participación de las mujeres en la construcción de paz en ambos países. Diez mujeres de Filipinas visitaron Colombia durante diez días del mes de agosto y diez colombianas estuvieron en Filipinas el mes de octubre, dentro del programa de Conciliation Resources, una ONG internacional con sede en Londres. Después vinieron a Barcelona, ??invitadas por la Escola de la Pau de la UAB y por Cooperacció, partners del proyecto. Los grupos se han seleccionado por su diversidad, y sobre todo por sus antecedentes sociales, económicos y políticos. Así en cada grupo hubo una empresaria, una policía o integrante del cuerpo de seguridad, una política del gobierno, una feminista reconocida, una mujer con creencias religiosas, una representante indígena o de minoría étnica, una defensora de derechos humanos y una militante del movimientos de paz, entre otras.

Esta diversidad ha permitido, además del intercambio de experiencias, hacer lo que ellas llamaron como “una pequeña negociación de paz desde las diferentes miradas que implican la compleja sociedad colombiana cruzada por el dolor y la expectativa de paz y poco a poco de reconciliación, con la lucha y organización comunitaria de las mujeres filipinas”.

 

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Para llegar a la paz hay de superar las diferencias

Rosa Emilia Salamanca, presidenta de la Corporación de Investigación y Acción Social y Económica (CIASE) y coordinadora del proyecto de intercambio con Filipinas, valora esta inmersión en otro país como “un aprendizaje intensivo en los temas de paz, políticas públicas y en como promover el protagonismo de las mujeres en los temas de paz y seguridad “. Ella es experta en resolución de conflictos y aporta una larga experiencia en jornadas y congresos internacionales, ha podido vivir cerca de mujeres que trabajan por el mismo y comprobar que: “La paz es imprescindible devolver la humanidad en todo el mundo, da igual en que país esté o tenga una ideología diferente a tu pensamiento”. Su organización, CIESE, se fundamenta en el ejercicio de valores de cooperación y solidaridad practicados en la vida cotidiana y en el trabajo público. Sus integrantes promueven la pluralidad y la diversidad, la libre expresión de opiniones y la solución negociada de los conflictos, basándose en el respeto y valorando las diferencias e identidades culturales, políticas, de género, de orientación sexual, religiosas, etc …

Coordinadora de la Comisión de Paz de la Red Nacional de Mujeres de Colombia, Gloria Tobón Olarte, es experta en la creación y fortalecimiento de redes de mujeres que han sufrido desplazamientos forzados, la guerra, los conflictos armados y diversas violencias habló de “Mujeres colombianas construyen paz”. Según ella hay que “entender que la paz cierta y duradera pasa por la apertura de procesos democráticos incluyentes y en este caso para que la voz de las mujeres se escuche en la toma de decisiones no sólo para incluir su opinión o su historia en el informe correspondiente “.

De “Mujeres y retos de integración” habló María Eugenia Vásquez, antropóloga, ex combatiente de las guerrillas del M-19, actualmente asesora de género en Planeta Paz. Vásquez aún es conocida como “La Negra”, y por su propia historia, tal y como explicó en el libro testimonio: Escrito para no morir, es experta en “integración” social de mujeres de la guerrilla, pero sobre todo de las “víctimas” de la violencia. Ella cree que “en gran parte de nuestro planeta, la violencia sexual contra las mujeres todavía no está vista como delito. Muchas mujeres campesinas con las que trabajo no saben que tienen el derecho de negarse a una relación sexual y que si están obligadas es un delito. Pero nosotros crecemos con la idea de que lo que se haga sobre nosotros está permitido. Y eso lleva a delitos peores. En Colombia se han comprobado casos de mutilación genital en las mujeres antes de ser asesinadas o de violencia sexual múltiple. Y se encontrado cadáveres mutilados de mujeres embarazadas con un sentido simbólico y castigador “.

El Proyecto Planeta Paz, nació en el año 2000 con el propósito de promover la participación activa de líderes de los sectores sociales populares en el proceso de diálogo entre el gobierno colombiano y las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-FARC-y el Ejército de Liberación Nacional, ELN. Fue fundado por el Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos-ILSA, con el apoyo de la Universidad Nacional de Colombia. En el período comprendido entre junio de 2000 y el año 2007, intentó construir con las organizaciones sociales populares una “Estrategia social de paz”, que comprende dos ejes: Mesas Territoriales de Conflicto y Paz, y Políticas Públicas para una Paz Sostenible. 


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¿Es peligroso en Colombia dedicarse a defender los derechos de las mujeres?

Del papel de las mujeres en Colombia y sobre su situación actual se habló mucho en esta jornada. Aunque en los últimos 11 años se han producido importantes desarrollos normativos para la protección de mujeres en situación de conflicto armado y para reconocer las aportaciones y la necesidad de una participación directa de las mujeres en un proceso de paz. “A la hora de la verdad, los desarrollos prácticos dejan mucho que desear -explicaba Vásquez– aunque cada vez en todo el mundo más mujeres juegan múltiples papeles de resistencia contra la guerra y trabajan por las condiciones necesarias para la paz, no tienen el debido reconocimiento y, y muy a menudo, se mueven con un grave riesgo para su seguridad “.

Salamanca, como Vásquez “La Negra”, todavía viven amenazadas y tienen que tener cierto cuidado y protección. En su día, el presidente Uribe recibió multitud de cartas que denunciaban las amenazas que recibían, por personas reconocidas del llamado “Bloque Capital de las Águilas Negras” pero no hicieron nada. Para Salamaca, “en Colombia todavía no se dan las condiciones adecuadas para que los crímenes y violaciones a las mujeres sean reparadas con la justicia. Muchas veces no pueden denunciar estos abusos por miedo a las represalias, por el terror a que le hagan algo a sus hijos e hijas, a su familia. Este tipo de violencia es la misma que se da en la vida cotidiana pero exacerbada por el conflicto. Son efectos de un pensamiento machista y de una cultura patriarcal. Por eso ellas necesitan protección especial, para que se las repare, para que la sociedad reconozca lo que pasa con sus mujeres. Y dejen de ser consideradas como un objeto, una propiedad “.

“Los conflictos armados atraviesan el cuerpo de las mujeres -continúa explicando Vásquez– y se convierten en territorio de guerra o en botín de guerra. Los hombres armados, para hacerle daño al contrario, las violentan física y psicológicamente. Esto les confiere una victoria, no piensan que haciéndole daño a una mujer, le está haciendo un daño irreparable a su contenedor (su cuerpo), le maltrata una propiedad muy apreciada y la marca para siempre “

Salamanca, que es autora de varios libros sobre la violencia hacia las mujeres, ya comentaba en el último libro, Violencias cruzadas, Informe sobre los Derechos de las Mujeres 2005, que era necesario “instaurar políticas públicas continuadas que reconozcan a las mujeres como sujetos con pleno derecho, autónomas y libres, y que se impulsen condiciones adecuadas para cambios culturales que no admitan ninguna discriminación ni violencia hacia las mujeres “.

La clave para entender el proceso de paz y promover el papel no sólo de las mujeres sino también de las comunidades y el público en general en el que se reconoce que “la paz” no empieza ni termina con las negociaciones de paz. Debemos alcanzar el objetivo final no sólo de la cesación de las hostilidades, sino de crear las condiciones necesarias para el desarrollo y crecimiento equitativo. Según Gloria Tobon, hay que incidir en la sociedad civil y “visibilizar los avances y retos en el papel de las mujeres como constructoras de paz”. Ella lideró la campaña dirigida sobre todo a los hombres: “Sin mi puño y con mi letra “, durante la cual se firmó un pacto masculino para terminar la violencia contra las mujeres y las niñas, que fue promovida por la Oficina de Gestión Social Municipal.

Todas se mostraban muy preocupadas de que con los recortes permanentes en la cooperación se darán pasos atrás y habrá menos posibilidades de acciones para salir de situaciones de conflicto, pobreza y menos equidad mundial.

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Julia López

Julia López

Periodista, amb més 40 anys d’experiència en el món de la comunicació i com a redactora de mitjans. Co-fundadora i coordinadora de l’Associació Món Comunicació (AMC).
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