Entrevista en Olga Ábalos. Licenciada en periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista cultural. Ha sido jefe de prensa del Festival de Jazz de Terrassa. Profesora asociada de la Universidad de Barcelona. Aficionada al ciclismo, compitió de joven. Fue fundadora y dirige actualmente, la revista de cultura ciclista Volata, que forma parte del Gruppo Media Limited (Rouleur).
La tuya es una trayectoria diversa. Tu especialidad es el periodismo cultural, musical.
Mientras terminaba la universidad colaboré con revistas especializadas de música, sobre todo Rock de luxe, Ruta 66. Luego me incorporé a la corporación catalana cuando creó toda la parte digital en programas el tráfico comunicativo entre lo que era la tele y el digital, como el 3XL, por ejemplo, el Ritmes.cat que ahora suena como super vintage. Allí me incorporé a hacer contenidos sobre todo de música, cine y libros. Después he ido colaborando con diferentes medios de comunicación, como el Diari Ara, haciendo crónica y crítica al cultural y últimamente más en Catalunya Ràdio. Bien, siempre he ido picoteando como freelance en todo tipo de medios.
¿Y cómo llegas del periodismo cultural al ciclismo?
Pues porque yo había sido corredera, había competido en ciclismo. Siempre ha sido el deporte de mi vida. Tuve una época entre los 20 y los 25 en que era corredora federada e hice mis copas de España, fui a una selección catalana, intenté ser corredora, no ya corredora profesional porque en esa época ya ni te lo planteabas, ya que la única opción que había era irte a Italia o a Francia. Al final tiré la toalla porque en ese momento las ciclistas teníamos que pagarlo todo nosotros mismas. Estuve muchos años que estaba federada, pero estaba yo sola. No tenía infraestructura, y finalmente lo dejé, pero siempre se me quedó el gusano, al final uní el ciclismo, que es mi deporte, con lo periodístico, que es mi oficio.
Cambiar el periodismo deportivo no ha sido un camino fácil, ni lo es ahora.
En el campo del ciclismo, que es lo que conozco, la situación actual era impensable hace unos años. De hecho, este último año he podido ir a cubrir el turno de Francia femenino y he ido a la Vuelta a España femenina, es que te entraban ganas de llorar de los medios que tienen las chicas, de tener, incluso, un bus, un mecánico, un masajista, un nutricionista o tener unas bicicletas carísimas. El hecho es tener medios, y si hay medios, las chicas se lo creen y pueden siempre dar un poquito más porque ven que puede haber un futuro. El ciclismo femenino en los últimos cinco años ha hecho un cambio increíble. No se podía ni prever que esto iba a suceder. No hace mucho hablar con una chica que también competía en esa época. Hacíamos la comparación de cómo veíamos el ciclismo en aquella época y el ciclismo ahora, existe un cambio, sobre todo aparte de los medios, se ve un cambio de actitud. Hay que luchar mucho porque muchas no tienen ni sueldo todavía y la industria del ciclismo también debe ponerse las pilas en este sentido y las marcas, porque no deja de ser un deporte financiado de forma privada, y las marcas deben invertir. A nivel de periodistas deportivos ahora también es algo cuanto más normalizado, pero estos 20 años atrás estaba Imma Pedemonte y pocas más. Ahora hay más visibilidad, porque es necesario que haya referentes para que las chicas jóvenes vean que también se pueden dedicar a ello. En el periodismo deportivo hay que romper todavía muchas barreras porque sí, las mujeres se han ido incorporando pero ¿hasta qué punto? Las chicas también deben hacer valer su parte estètica y esto puede a veces parecer que ocurra como por encima de sus valores como profesionales o como periodistas. Lo hemos visto en los últimos años en deportes como el fútbol o el automovilismo que sobre todo en la parte televisiva se han ido incorporando locutoras o presentadoras que lo han tenido que luchar y a menudo parece que sea para cumplir la cuota femenina en televisión.
¿Eres cofundadora y directora de Volata qué significa para las mujeres dirigir un medio?
Un medio comporta muchas más dificultades. Como mujer en algunos momentos Comporta, que ha hecho falta que entendieran que yo también sé hablar de ciclismo y también sé hablar de bicicletas. Esto nos ocurre también en otros ámbitos de la vida en los que parece que debes demostrar primero lo que sabes mucho más que un hombre. No sé si es el síndrome de la impostora, es algo que antes tenemos integrado en las mujeres tener que demostrar el doble para que nos hagan caso. Y eso en el ciclismo sí me ha pasado que mi interlocutor pensara que yo no sé lo suficiente porque soy mujer sin tener en cuenta que está hablando con alguien que sí sabe, que ha corrido, que ha competido y sabe de qué va el tema. Supone un plus más de energía. Para mí ha sido más un esfuerzo mental que práctico. También he de confesarte algo, que es que me gusta vivir y mirarme de otra manera al deporte femenino, porque el ciclismo, he sido corredora, pero he amado al ciclismo sólo viendo ciclismo masculino en la televisión. Por tanto, yo también he tenido que aprender a descubrirlo. Ahora me fijo más, conozco a las chicas y creo que a las ciclistas hay que entrevistarlas de otra manera porque tienen otro discurso, tienen otra narrativa y puedes ir más allá. Debemos hacernos eco de lo que está pasando aquí, porque el ciclismo femenino está creciendo mucho y las chicas también merecen que también se las considere ciclismo, no sólo ciclismo masculino y femenino, todo ciclismo. Es necesario dar una nueva mirada, mirada de mujer, se trata de romper los vicios del periodismo deportivo. Porque es un periodismo que siempre lo han escrito los hombres y al final han terminado ellos mismos se van retroalimentando con un relato.