‘Nomadland’ es una película bella y profunda. Entre paisajes inmensos y sentimientos intensos se relatan unas vidas nómadas, de gente que se mueve por el mundo viviendo en caravanas y llevando encima todo lo necesario.
«Houseless» but not «homeless», como bien apunta la protagonista, porque durante el relato fílmico entendemos ciertamente que se puede no tener casa pero sentirse acogida, apreciada, atendida en cuestiones prácticas y anímicas y confortada en un espacio sin paredes, con pocas cosas pero bien pensadas y cuidadas.
El film impresiona y atrapa a pesar de que se excede en parecer un documental, a ratos un poco aburrido y excesivamente testimonial.
La película ha sido la gran triunfadora en los Globos de Oro y también en los Oscar, donde ha ganado los galardones a la Mejor Película, Mejor Actriz Principal (Frances McDormand), y Mejor Directora (Chloé Zhaó), dos mujeres con un portentoso talento.
La tercera mujer
Hay una tercera mujer importante en este exitoso resultado, la periodista y escritora Jessica Bruder, que hace unos años se empeñó en investigar a fondo la nueva pobreza de Estados Unidos de América, aparecida después de las crisis económicas recientes.
Bruder decidió buscar cómo podía ser que en una de las economías más potentes del mundo fuera necesario que personas en edad de jubilarse tuvieran que seguir trabajando precariamente para poder subsistir.
Recorrió miles de kilómetros e hizo centenares de entrevistas hasta conseguir elaborar el libro en el que se basa la película: ‘Nomadland: Surviving America in the Twenty-First Century’.
Personas adultas que no consiguen vivir con la pensión de jubilación anticipada, situación en la que han caído por culpa de las feroces crisis económicas de los últimos años.
Personas que tienen que buscarse la vida haciendo trabajos y trabajitos, más bien desagradables, de los que no gustan a nadie y por lo tanto siempre hay opción de ser contratadas sin demasiadas complicaciones.
Fern, una mujer sola
Fern, la protagonista de ‘Nomadland’, que borda la genial actriz Frances McDormand, que ha ganado merecidamente su Oscar por esta interpretación, es una mujer sola y viuda que vive en una furgoneta, llamada ‘Vanguardia’.
En ella, con una parsimonia admirable, la directora filma y comparte todas las pequeñas cosas que Fern hace: doblar ropa, hacerse un té sola o para compartir, reparar pequeños desperfectos, pegar trocitos de platos rotos, dormir y levantarse, acurrucarse y taparse en la cama…
También ir al baño, reconvertir objetos para darles nuevos usos… todo en su espacio mínimo, con el número mínimo de cosas y rodeada, fuera, de grandes espacios, de mucha inmensidad y mucha naturaleza.
Fuera de la furgoneta hay también, además de espacio y naturaleza, muchos sistemas de apoyo mutuo entre personas similares, y la familia para cuando las cosas van a peor.
Pero, al final, ella está sola con sus cosas, sus decisiones y sus amores y afectos pasados y presentes, y ha de pasar por un mundo laboral hostil y rígido, desagradable, que contrasta con la inmensidad y la belleza de la naturaleza y de la soledad que atesora.
La película
‘Nomadland’ no es de acción, de hecho no suceden grandes cosas sino que hace un recorrido descriptivo, vivencial, te introduce y hasta te sumerge (sobre todo si la ves en pantalla grande) en un modus vivendi, llegas a sentir lo que piensa la protagonista, a pensar como ella y a entender lo que rechaza y lo que aprecia, las elecciones que hace y sus opciones.
La directora consigue que nos adentremos en la atmósfera que envuelve la vida nómada y nos rodea con escenas de naturaleza, que te atrapan, a pesar de que el hilo narrador no acaba de estar bien trazado, quizá expresamente, y no siempre sabes dónde están los personajes, ni cuando, ni porqué, ni cómo es que se vuelven a encontrar.
En una pausa durante la jornada de trabajo en Amazon, empresa que sale, quizá, demasiado bien parada en el relato fílmico, se hace una pregunta que ilustra bien lo que se quiere explicar: “¿Hogar es una palabra o es una cosa que llevas contigo?”.