miércoles 24 abril 2024

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“No queremos sostener aquello que es responsabilidad de las instituciones públicas”

 

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Sin duda pasará a la historia esta última plenaria del Consejo Nacional de Mujeres de Cataluña que se celebró ayer, 10 de junio. Lo hará por el anuncio de cierre de la cooperativa Tamaia, viure sense violència. Una entidad que ha sido pionera en la atención a las mujeres víctimas de violencias en este país. Una entidad que ha sido referente para otras muchas asociaciones y también para las mismas instituciones públicas.

En esta primera plenaria virtual en la historia del Consell hemos asistido sobrecogidas, algunas sin palabras, al anuncio de Tamaia. Desde La Independent nos sumamos a las iniciativas que surjan para denunciar esta violencia institucional que nos atraviesa a todas y para exigir y pedir que Cataluña no puede perder sus referentes. Son 28 años de historia, de experiencia, de saberes y de compromiso hacia las mujeres más vulneralizadas que no se pueden perder. Al inicio de la pandemia (a pesar de que esto ya viene desde hace mucho tiempo) se dijo que no dejaríamos a nadie atrás. ¡Ahora, solo hay que cumplirlo!

En un gran ejercicio de dignidad y coherencia, Beatriu Masià en representación de todo el equipo de Tamaia, se dirigió al pleno del CNDC -formado por cerca de un centenar de entidades de mujeres y presidido por la consejera de la Presidencia, Meritxell Budó, y de la presidenta del Instituto Catalán de las Mujeres (ICD) Laura Martínez-, con estas palabras:

 

Despedida del Consejo Nacional de Mujeres de Cataluña

Quiero agradecer, a las compañeras del Grupo de Trabajo de violencias machistas, y especialmente a la coordinadora del Grupo Laia Rossic, que me ha cedido el tiempo para hacer esta comunicación.

Hace casi 16 años que Tamaia viure sense violència, forma parte del CNDC y, hace 28 que trabajamos para erradicar las violencias machistas.

Durante todos estos años con la participación en el GT de violencias machistas del Consejo hemos aportado nuestros saberes y nuestra experiencia sobre la violencia machista, y especialmente, en la atención a las mujeres, la formación de profesionales y la prevención.

En el 2008 se aprobó la Ley 5/2008 de los Derechos de las Mujeres a erradicar la violencia machista. Este trabajo del cual Tamaia se siente orgullosa de haber formado parte de una maternidad colectiva, sorora y, legitimada por el Instituto Catalán de las Mujeres de aquel momento, no en vano, el equipo estaba formado por mujeres con un alto grado de compromiso y práctica feminista que nos dio la libertad de hacer y de decir a las entidades que participamos en este proyecto de Ley.

 

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Cómo sabéis, en esta ley no se pudo abordar la violencia institucional, no había consenso, seguramente las y los estrategas políticos sabían a que se exponían si se nombraba la violencia institucional.

Esta violencia institucional es la que ha planeado, planea, por encima de las mujeres, y de las entidades de mujeres, de las profesionales que trabajan.

La carencia de voluntad política para reconocer y dotar de recursos a las entidades feministas que trabajamos en el ámbito de las violencias machistas, nos ha mostrado, como muy bien dice, nuestra compañera Carme Vidal, que “Nuestra cotidianidad es frágil y, en la asunción de la propia vulnerabilidad, nos hemos dado cuenta que la intemperie es un lugar de mucha dificultad para poder acompañar y sostener a las otras mujeres”.

Y, sí, nos hemos quedado sin techo, sin tierra en la que poder continuar sembrando semillas de cuidados y de no violencia, y ya sabéis que sin techo, sin tierra, no se puede vivir, y mucho menos, cuidar de otras personas. Por eso en Tamaia hemos dicho que, siendo coherentes con nuestro objetivo de poner el cuidado por la vida en el centro, nos queremos cuidar, y en este momento el propio cuidado es insostenible con el cuidado y dedicación al proyecto.

La situación acontecida con el Covid 19 nos ha dado una medida de hasta qué punto las mujeres de Tamaia, hemos puesto el cuerpo, el corazón y el alma en el sostenimiento de la entidad.

A menudo cuando se habla del agotamiento, de estar quemadas las profesionales y los equipos, siempre se piensa que es debido al acompañamiento en el sufrimiento de las mujeres que atendemos, por las situaciones tan duras que se tienen que afrontar y las dificultades en la resolución de muchos casos. Esto es así y, del mismo modo que su agradecimiento y confianza, sus aportaciones, su deseo de vivir libres de violencia a pesar de todas las trabas, estos retornos de las mujeres, son un consuelo y a la vez, un mensaje de que todo es posible, cuando hay voluntad y medios.

Pero poco se piensa en la violencia institucional que tenemos que vivir las entidades: la precariedad económica de las profesionales, presentar subvenciones año tras año; ajustarse a aquello que se pide para conseguir los puntos que harán que la limosna sea algo más abundosa; la burocracia instalada que marca pautas sin respuesta; tener que justificar la utilidad del proyecto, cuando las denuncias por violencia machista continúan creciendo, y las mujeres tienen que continuar esperando meses, para ser atendidas. En palabras de la compañera Leticia Moy, “Estas son las piedras más grandes que con tanto esfuerzo hay que ir saltando, rodeando, serpenteando de la mejor manera posible, con el único fin de continuar en el largo camino de la recuperación y la reparación de los efectos de la violencia”.

 

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Esta violencia institucional, es la que cierra los ojos y obvia que las entidades feministas están sosteniendo el peso más pesado de la atención a las violencias machistas, que el gobierno es incapaz de resolver.

Esto es lo que realmente quema y afecta a los equipos, cargándolos de tareas y actividades para conseguir sostenerse.

Cómo dice la compañera Rakel Escurriol, “La intemperie, la sobrecarga, la precariedad y la incertidumbre desbordan a los equipos y los presionan y, las relaciones interpersonales se ven malogradas como consecuencia de la falta del cuidado necesario para sostener los proyectos. A lo largo de nuestra trayectoria hemos visto como el compromiso de muchas profesionales ha tenido un efecto directo en su salud.”

Desde 1992 en Tamaia viure sense violència, hemos aportado nuestro saber y experiencia allá donde se nos ha pedido y hemos disfrutado de la relación y de aprendizajes compartidos con muchas mujeres, con muchas y muchos profesionales, con las redes, nos hemos hecho regalos mutuos que nos han sostenido y alentado durante estos años.

Cómo dice mi compañera Rosa G Graell, “Esta es una perla preciosa que hemos recibido en Tamaia: el acompañamiento y el cuidado de muchas mujeres y de muchas entidades de mujeres que nos han apoyado, que nos han sostenido, y que han confiado en nosotras para ser su mediación en el trabajo para la erradicar la violencia contra las mujeres.”

Y es por eso que ahora hemos decidido cerrar el proyecto, preservando así lo mejor que hemos sabido hacer durante estos años. Es demasiado valioso como para dejarlo morir. Y lo hacemos públicamente en este espacio de participación política, donde estamos representadas la gran mayoría de los grupos y entidades de mujeres, que somos la fuerza que realmente hace mover la institución.

Ya no queremos continuar en la intemperie. El cuerpo de la entidad, el cuerpo de cada una de las mujeres que formamos el equipo de Tamaia ha dicho basta y lo hacemos como un acto de toma de posición política, no queremos sostener aquello que es responsabilidad de las instituciones públicas.

No despreciéis a las entidades de mujeres, dar recursos para que puedan crecer y florecer, son un tesoro que se tiene que cuidar, antes que se agote. Esperamos, deseamos, que las semillas que Tamaia ha ido sembrando durante todos estos años, den sus frutos. Estamos seguras que así será, porque la fuerza de las mujeres es imparable y el acto de responsabilidad que asumimos, con el cierre de la entidad, sirva de reflexión y de toque de atención a quien tiene la responsabilidad institucional de hacer verdaderas acciones políticas para erradicar las violencias machistas.

Raquel Escurriol Martinez, Rosa G Graell, Beatriu Masià, Leticia Moy, Carme Vidal Estruell 

 

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Alícia Oliver

Alícia Oliver

Periodista i activista feminista. Coordinadora de la Xarxa Europea de Dones Periodistes i de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género
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