sábado 04 mayo 2024

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sara_lovera

Mujeres: Representación Histórica en México

D e esta manera se dice, será reactivada y completada la agenda feminista

sara_lovera

OPINIÓN

La ingobernabilidad, la desigualdad económica que mantiene a 52 millones de mexicanas y mexicanos bajo la línea de la pobreza, la persistencia de la violencia generalizada, la impunidad y la discriminación enmarcada ahora por una atmósfera preocupante debido a una campaña de rumores que hace pocos día atemorizó a la población de la ciudad de México por supuestos escenarios de asaltos violentos que no tuvieron fundamento, son los contornos que parecen definir los tiempos por venir, tras las elecciones presidenciales de julio.

Luego de 12 años fuera del poder, el antiguo partido de Estado, el Revolucionario Institucional (PRI), vuelve a la primera magistratura del poder, con una mayoría acotada en el Congreso y una legitimidad bajo sospecha.

Sin embargo el primero de julio marcó un gran avance para la izquierda mexicana, la socialdemócrata, con más de 15 millones de votantes, lo que todavía no se aquilata en los espacios políticos suficientemente, ni se toma en cuenta que el presidente electo, Enrique Peña Nieto, no tiene más que el 22 por ciento de electores.

En contradicción en México las mujeres festejan un avance histórico en su camino a la paridad: la bancada femenina es de 91 mujeres diputadas federales o sea el 37 por ciento de todas las diputaciones y 42 senadoras equivalente al 33 por ciento de la cámara alta. De entre ellas mayoría del PRI y una abultada y estimulante representación de las izquierdas, con 50 diputadas y varias senadoras.

De esta manera se dice, será reactivada y completada la agenda feminista que en la época reciente, a partir de 1996,no ha cejado en su empeño por avanzar en derechos, en los asuntos del homicidio de mujeres que puede llegar a dos mil anuales, y en la posibilidad de progresar en acuerdos para liberar la interrupción legal del embarazo: el aborto. Y por supuesto en conseguir la paridad en la representación política.

Así, dos días antes del comienzo de los trabajos legislativos, llamadas por una docena de agrupaciones feministas, representantes del PRI y de los partidos de izquierda, firmaron un pacto político (2012-2015), comprometidas de resolver asuntos cruciales, como la definición de los presupuestos y la distribución de recursos para la política de género, centrada principalmente en mitigar la pobreza, la exclusión de campesinas e indígenas y replantear la política de salud ante la impresionante estadística de los cánceres femeninos, la muerte materna y los embarazos no deseados.

Lo cierto es que en la política de género, como en otros asuntos que planteó la izquierda en su campaña, los priistas se preparan para armar un fuego artificial respondiendo, en discursos y propuestas, a las demandas más sentidas y que han generado, por ejemplo una movilización juvenil de pronóstico incierto, que centró sus críticas y las mantiene, a los monopolios de la comunicación. El PRI ya anuncia una reforma para repartir recursos para todos los medios de comunicación y anunció el presidente electo, que de inmediato se profundizarán cambios sustantivos en la políticas de transparencia y por supuesto los temas duros, llamados de reformas estructurales.

Su correlato femenino se no hizo esperar. En cuestión de 72 horas, apenas iniciada la jornada legislativa, la dirigente nacional de mujeres del PRI, propuso un cambio en la Ley Agraria para dotar de paridad a las campesinas en sus órganos administrativos ( sustantivamente en el Ejido); tres puntos a discutir para que de inmediato el Ejecutivo firme dos antiguos convenios de la OIT, relativos al trabajo de las mujeres que realizan limpieza y cuidado en los hogares y para suscribir otro convenio que haga posible el reparto de las labores familiares, asuntos de viejo cuño en las demandas feministas, que no pudieron avanzar en legislaturas pasadas.

De la misma forma, el socio del PRI, el Partido Verde Ecologista, presentó una iniciativa para acotar el fuero militar, el mismo que permite a los militares que cometen delitos comunes, no de su carácter militar de protección al país, sino contra la población civil, para que sean juzgados por tribunales civiles y no militares, como sucede hasta ahora, con denuncias históricas y abultadas en los años del sexenio de Felipe Calderón, donde, por ejemplo, hay al menos 48 casos en la Suprema Corte de Justicia y tres sentencias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

El escenario es así, uno de fuegos artificiales donde como en otras épocas muchas personas se irán sumando a este nuevo gobierno bajo sospecha. Lo que no se sabe es que depara a toda la población, ante las presiones del capital internacional, por una parte, y ante la urgencia, cada vez más clara, de que los brazos de trabajo femenino son necesarios en este etapa del desarrollo capitalista en México. Se necesitan mujeres fuertes y emprendedoras para ser subsumidas en el proyecto del nuevo gobierno. Sin duda.

El festín mujeril que significa una bancada tan amplia de legisladoras, podría significar, desde luego, avances. Por ejemplo conseguir que las leyes generales, se hagan locales y estatales, de modo que se acceda a la armonización de leyes pendientes. Avanzar en política social para mitigar la pobreza y probablemente en nuevos derechos de paridad, como lo ha propuesto la dirigente del PRI, en el campo, donde se halla la principal clientela del nuevo gobierno.

Sin embargo para las mujeres sería sustantivo, como sujetas, como madres, como esposas, como parientes, de miles y miles de ejecutados durante el sexenio que está por terminar, crímenes no investigados ni resueltos.

También tendría que haber una respuesta institucional para transformar los contenidos de los medios de comunicación, en los que las mujeres son vistas como adicionales, cuerpos para otros y con imágenes humillantes. Asunto que no está en los afanes de la agenda pactada por las legisladoras.

Tampoco aparece en el pacto el gravísimo problema de las mujeres que migran del sur de América hacia los Estados Unidos, a pesar de las numerosas denuncias de abusos y atropellos a mujeres guatemaltecas, salvadoreñas y nicaragüenses principalmente; las que son abusadas, asaltadas, violadas y frecuentemente criminalizadas.

Para las mujeres de izquierda una prioridad tendría que ser el asunto de la democracia, no sólo de la representación partidaria que forma parte de esta aspiración, sino de las reglas del juego partidarias. El abultado número de legisladoras, sólo fue posible gracias a una sentencia judicial que obligó a los partidos, simplemente a cumplir con la ley. Falta ahora una reforma por dentro de esos organismos partidarios. Reconstruir ese amasijo, mezcla, embrollo, mixtura del amplio frente progresista, es todo un reto, ya que los líderes partidarios se resisten, por ejemplo a cumplir con la ley, en lo relativo a destinar el 2 por ciento de sus prerrogativas – dineros- para empujar los liderazgos femeninos. Hoy día, a pesar de haber sido interpelados, el Partido del Trabajo y el Movimiento Ciudadano, se niegan a cumplir con los mandatos de ley. Es un contrasentido lamentable y de esa apertura partidaria urgentísima, depende realmente el avance de muchas mujeres que han decidido participar en la real política.

Y es todo un reto a la activa movilización y tenacidad de las feministas, dejar de ser unas pequeñas cúpulas de incidencia, como se dice en el lenguaje de Naciones Unidas, para construir desde abajo una fuerza de mujeres capaz de reclamar la llevada y traída agenda de las mujeres y conseguir avances profundos, más allá de las leyes, que no se cumplen. Salir del espejismo donde se han colocado. Hace ya 5 años que existe la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida sin Violencia y ésta más que inoperante, no es respetada, ni activada, ni es instrumento de un estado de derecho, que en México no existe.

Lo más tremendo es que el que se ungirá contra toda nuestra inteligencia en la casa presidencial, pactó con las televisoras, tuvo un gobierno, en la entidad de mayor población mexicana, de 16 millones, donde su gobierno fue, al menos misógino y antidemocrático. El Estado de México desde hace 30 años tiene el primer lugar en homicidios contra mujeres. Es ahí donde campea la violencia familiar, donde miles y miles de trabajadoras no tienen derechos y es ahí donde se hizo la primera negativa para cumplir con la Ley de Acceso, al oponerse a poner una alerta de género, a pesar de que se documentó claramente que en muchos de sus pueblos, la violencia contra las mujeres es ofensiva.

Al contrario, el gobierno que encabezará Peña Nieto, cuenta con el apoyo de varias mujeres que en otros tiempos fueron avanzada. Por ejemplo, la ex jefa de gobierno del Distrito Federal, Rosario Robles, antes del PRD; la ex subsecretaria de Relacione Exteriores, que por su empeño a favor de las mujeres fue nombrada en la ONU para hacer posible los acuerdos internacionales, Patricia Olamendi, que del PRD emigró al partido de derecha y ahora está en el PRI; lo mismo una ex izquierdista que llegó a ser presidenta del Congreso, ahora diputada por el Verde Ecologista en contubernio con el grupo de Peña Nieto, Ruth Zavaleta o la ex panista Laura Carrera que en el gobierno que está por terminar se hizo cargo, desde la Secretaría de Gobernación (equivalente al Ministerio del Interior) se hizo cargo de las averiguaciones y propuestas sobre el feminicidio.

Este puñado de mujeres, sus aliadas, sus amigas y muchas más, estarán avalando a Enrique Peña Nieto, el nuevo presidente, que se sabe es del Opus Dei y se ha confesado conservador, contrario al aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo, ligado a los intereses económico y lo que en México se llama los poderes fácticos: televisoras, empresarios y los intereses de Estados Unidos.

El futuro entonces, me dijo una socióloga feminista y analítica, nos depara más que demagogias y fuegos de artificio, algunos retrocesos para la vida real de las mujeres, no obstante se logre, por ejemplo, la paridad en la representación o un buen número de nuevas leyes. Las masas empobrecidas e ignorantes de México, las defensoras de derechos humanos, la libertad de expresión, los avances democráticos, no encontrarán salida.

Veremos.

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Tona Gusi

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Fundadora i Co-coordinadora de La Independent. També és psicòloga menció en Psicologia d'Intervenció Clínica i menció en Psicologia del Treball i les Organitzacions.
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