Por Anna Castillo. Texto y Fotografias.
Como cada año mujeres militantes, feministas de organizaciones sociales y políticas, se reunieron en la ciudad San Juan de Argentina para debatir sobre temas y problemáticas que atraviesan las vidas de las mujeres.
El encuentro culminó con una multitudinaria manifestación que llenó las calles sanjuaninas de consignas feministas referentes al derecho al aborto, a una vida sin violencia y a la expulsión de la megaminería y de las transnacionales de Latinoamérica.
El Encuentro Nacional de Mujeres se realiza en Argentina desde hace 28 años consecutivos. Mujeres de todo el país se dan cita cada año en una ciudad diferente para encontrase, reconocerse, conocer las distintas experiencias de lucha y debatir sobre las problemáticas que afectan nuestras vidas. Durante 2 días se desarrollaron 58 talleres en 12 escuelas públicas ya que hacer uso de los espacios públicos es la apuesta para visibilizar la opresión de género. Los distintos talleres tocan temas como el derecho al aborto o la trata de personas, sexualidades diversas, violencias, y muchos otros temas que van desde las problemáticas particulares de las mujeres de los pueblos originarios hasta cuestiones como la lucha contra las drogadicciones.
Los posicionamientos políticos debatidos serán recogidos en un documento que se redacta tras cada encuentro sintetizando las conclusiones de los talleres.
Este año la comisión organizadora inscribió a 17.000 mujeres, con lo que se calcula que hubo más de 20.000 participantes, puesto que muchas no suelen inscribirse. Todas ellas participaron en la marcha de cierre del encuentro que tuvo lugar el domingo 24 de noviembre. Al grito de “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir” arrancó la marcha que recorrió las principales calles de la ciudad, dejando una estela de pintadas de colores en las calles haciendo alusión principalmente a la necesidad de legalizar el aborto, como al repudio a las empresas megamineras. Como es habitual en las marchas de estos encuentros, se produjo una escisión. Una parte finalizaba su recorrido en una plaza, mientras la mayoría marchó a la Catedral a denunciar a la Iglesia como institución responsable de que las leyes sobre derechos de las mujeres, y en especial la ley para regular el derecho al aborto no prosperen.
Así mismo, durante los días que duró el Encuentro se sucedieron también otras actividades propuestas por organizaciones sociales. Las plazas albergaron talleres de autodefensa feminista, radio abierta con la red Mujeres en el Mundo, mesas de debate, puestos de venta de materiales políticos y artesanías. Destacó la mesa “Feministas latinoamericanas en resistencia, por nuestros cuerpos, por nuestro territorio, por nuestras vidas”, en donde expusieron sus experiencias mujeres que viven resistiendo los efectos que provocan en sus vidas y en sus comunidades las transnacionales megamineras. Esta mesa contó con la participación de feministas de Ecuador, Perú, Mexico, Colombia y Argentina y tuvo una importancia significativa porque la provincia de San Juan es un territorio que está siendo explotado por la trasnacional canadiense Barrick Gold (ampliamente denunciada por ambientalistas y comunidades indígenas afectadas). Así también durante los días que duró el encuentro tuvo lugar una marcha en la que participaron más de 8.000 mujeres en repudio al extractivismo que vive el país y en repudio de la megaminería. La vecindad sanjuanina escuchaba atenta los cánticos: “Vecina, vecino, no sea indiferente, la megaminería está matando a mucha gente” o “Queremos agua, queremos maíz y las transnacionales fuera del país”.
Cada año el encuentro finaliza con la toma de decisión (por el mecanismo del aplausómetro) de cuál será la ciudad que hospedará el encuentro al año siguiente. La decisión se toma en función del interés político que tenga cada provincia por la problemática que esté atravesando. Así como el año pasado se decidió la provincia de San Juan principalmente para denunciar la política extractivista, este año fue elegida sede para el XXIX Encuentro Nacional de Mujeres la ciudad de Salta, por ser una provincia muy conservadora y una de las geografías por donde pasa la trata de personas.
La experiencia de empoderamiento que suponen estos encuentros para las miles de mujeres que allí se encuentran compartiendo su palabra y escuchando las voces de otras mujeres se potencia y sustenta en el carácter propiamente feminista de tomar las decisiones por consenso. Un ejemplo a nivel mundial de autogestión, organización horizontal, feminismo en acción, en donde miles de mujeres dicen, hacen y consensúan documentos políticos para avanzar en la defensa de nuestros derechos.
