Foto:Amada Santos
Rachel Moreno es una psicóloga feminista, especializada en temas sociales, medioambientales y sexualidad. Presidió la Asociación brasileña de Investigadores del Mercado, Opinión y Medios, y la ONG ‘Tver’. Ha participado en los trabajos del Sexto Encuentro de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género que se ha celebrado en Barcelona, los días 15, 16 y 17 de abril.
¿Cuál es la situación de la mujer brasileña, en estos momentos?
La mujer en Brasil está muy preocupada por varios motivos. En la gestión de Lula y Dilma nos dimos cuenta que los proyectos sociales –como ‘Bolsa Familia’, ‘Mi casa, mi vida’ o ‘ProUni’, que permite el acceso a la Universidad- beneficiaron, sobretodo, a las mujeres y los negros. Son los más pobres entre los pobres.
Las mujeres se dieron cuenta de que la elección de Dilma era importante y por eso la votaron masivamente en la segunda vuelta de las elecciones.
En este momento, estamos empezando a darnos cuenta de que nuestras conquistas están amenazadas y que hay que defenderlas urgentemente. No vivimos aún en la democracia soñada por nosotras pero cualquier retroceso en la democracia que tenemos siempre perjudicará a las mujeres. Se demuestra cuando la bancada conservadora intenta aprobar proyectos de ley para devolver la mujer a la cocina y a siglos atrás.
¿Y en relación a las mujeres periodistas?
La situación de los periodistas en Brasil es muy triste y limitada. Los que trabajan en los grandes medios tienen que obedecer a sus jefes. Si no, los despiden. Hay muchos free-lance que tienen que producir mucho y en función de lo que les piden. Pero también hay periodistas libres, jóvenes, que crean medios sociales, diferentes. Los lectores de esos medios pagan para mantener a esos periodistas.
Tenemos más mujeres que hombres en las redacciones. Pero la discusión de género no ha llegado a fondo a esas redacciones. Lo que ocurrió es que el salario bajó, como ocurre siempre cuando una profesión cualquiera se vuelve más femenina que masculina.
¿Hay mucha violencia de género?
Sí. Se discute si el índice de notificaciones ha aumentado porque se ha facilitado su divulgación o porque ha aumentado la violencia de género ya que al estar más presente la mujer en la sociedad y en el mundo laboral algunos hombres se sienten incomodados y recurren más a la violencia. Quizás son las dos a la vez.
Los medios de comunicación han banalizado o espectacularizado sistemáticamente la violencia de género. Violan la privacidad de las víctimas. Muy raramente acompañan el proceso hasta la penalización del crimen. Hace falta un esfuerzo conjunto para acabar con esa violencia.
En el libro ‘La imagen de la mujer en los medios’ compara la cuestión de género en 12 países. Señala que el mejor modelo es Canadá, Argentina o la Unión Europea, pero Brasil tiene una presidenta…
Lula, en su segundo mandato convocó una Conferencia de Comunicación. Participaron los empresarios, la sociedad civil y el gobierno. Para ser aprobadas las demandas tenían que obtener el 60% de los votos. Se elaboró un cuerpo consistente de demandas y propuestas, pero después fueron olvidadas. Dilma esperaba una reacción más favorable de los medios. Pero los dueños de los grandes medios de comunicación salieron de la Conferencia diciendo que queríamos el control social de la información y que atentábamos contra la libertad de expresión. Se presentaron como los defensores de la libertad de expresión pero lo que defienden es la libertad de expresión exclusivamente comercial pero no la de todos. Todos tenemos derecho a la comunicación.
No avanzamos nada y Dilma se dio cuenta de lo que significan unos medios sin ningún tipo de reglas, de consenso entre todos. Y hoy paga el precio de no haber establecido reglas razonables en este campo.
Tenemos reglas en la Constitución que están siendo burladas por los grandes medios. Nuestra Constitución dice que no puede haber monopolio. Hay monopolio. Nuestra Constitución dice que los medios no pueden pertenecer a los políticos. Los políticos poseen medios. Dice que no puede haber propiedades cruzadas de medios. Y hay grupos que tienen radios, televisiones, periódicos, revistas,… Dice que la Iglesia no puede tener medios. Y los tiene. Dice que una vez obtenida la concesión de una televisión no puede ser vendida a terceros. Y se hace. Nadie lo controla. Hace falta una ley que lo regule.
¿Eso perjudica a la mujer?
Claro. Porque en estos medios no hay diversidad, no hay pluralidad, no dan voz a la mujer. Básicamente se preocupan en crear consumidores para sus anunciantes.
Las mujeres somos el 52% de la población. En los espacios llamados serios, los informativos, aparecemos solo en un 18%. Aparecemos como testimonios o como víctimas. ¿Porqué no como especialistas también? Somos ciudadanas de segunda clase que servimos para consumir y para vender, básicamente.
Si Dilma se va, si el Partido del Trabajo se va del gobierno, ¿la situación de la mujer empeorará?
¿Qué puede ser peor? En este momento, los grandes medios de comunicación están de acuerdo con la situación actual. La ley establece que el gobierno tiene que dar recursos en forma de publicidad a los medios proporcionalmente a la audiencia. Lo que significa que TV Globo, que va contra el Gobierno y que tiene la mayor audiencia, es quien recibe más recursos. Y concentra estos recursos entre Sao Paulo y Río de Janeiro, donde están la mayor parte de los grandes medios. El resto del país no recibe nada, porque tiene mucha menos audiencia.
Argentina modificó esta situación. El gobierno anterior intentó distribuir esos recursos por todo el país y se levantó inmediatamente una gran oposición que terminó parando esta iniciativa. En Argentina se dividió el espectro electromagnético en tres partes: una, para el gobierno; otra, para la iniciativa privada; y otra, para los movimientos sociales. Dividió los recursos del gobierno de forma proporcional. Eso significa que los movimientos sociales tienen derecho a un tercio del espectro y a un tercio de los recursos y que pueden mostrar su propio punto de vista, los problemas que consideran que deben ser discutidos y como deben ser enfocados. Macri quiere cambiarlo y los argentinos han salido a la calle para protestar.
La comunicación es un derecho universal según nuestra Constitución. ¿Cómo nos comunicamos si no tenemos espacio ni recursos para hacerlo?
¿Cómo es la legislación brasileña en lo que se refiere al aborto?
Avanzamos poco, muy lentamente. Dilma recordó que el aborto es la cuarta causa de muerte femenina y que el Gobierno debería ofrecer servicios adecuados para hacer frente a esa demanda y que cada cual se posicionase en función de sus creencias y forma de ver el mundo. Inmediatamente, la Iglesia reaccionó acusándola de ser una asesina de niños. Dilma hizo marcha atrás y no hemos avanzado nada.
Ahora tenemos el zika y la microencefalía. La que denominamos bancada B, de la Biblia, ha presentado y aprobado proyectos de ley que contrarían todos los avances que habíamos hecho. Por ejemplo, queremos discutir cuestiones de género en la escuela. Es importante que los niños sepan que hombres y mujeres son iguales. Blancos y negros, también. Gordos, flacos. Pues consiguieron eliminar del Plan Nacional de Educación toda referencia a cualquier cuestión de género y pretenden procesar a los profesores o escuelas que discutan estos asuntos.
Han presentado el Estatuto del nasciturus. Hay tres casos de aborto permitidos por la ley brasileña: estupro, anencefalia o peligro de la vida de la madre. Dicen que en caso de estupro, si la mujer quiere tener el niño accederá a una ayuda hasta que el niño tenga 18 años. Pero ya tenemos la ‘Bolsa Familia’. Nosotras llamamos a esto ‘Bolsa Estupro’.
Según otro proyecto de ley, la mujer que aborte en función de microencefalia, consecuencia del zika, estará sujeta al doble de años de prisión que cualquier otro caso.
Y otro proyecto pretende condenar a ocho años de prisión a los médicos o enfermeros que orienten o ayuden a una mujer a abortar. No establece ninguna diferencia entre abortos legales e ilegales. Si una mujer llega al médico y este descubre que su vida corre peligro si continúa con el embarazo, no puede decir nada porque se arriesga a ocho años de prisión.
Se ha rebajado la mayoría de edad penal. A partir de los 16 años, cualquier condena lleva a los jóvenes a la cárcel y no a espacios educacionales diferenciados. Como que no hay celdas para todos es una buena oportunidad para que la iniciativa privada construya nuevas prisiones. Redujeron la edad penal en lugar de aumentar el número de escuelas.
La nueva Ley de Seguridad Nacional es muy parecida a la que teníamos en tiempos de la dictadura.
Las mujeres hemos sufrido un retroceso y no queremos ningún derecho menos. Necesitamos muchos derechos más.
¿Se respeta la diversidad sexual en Brasil?
No hace mucho tiempo fueron reconocidos los derechos sociales de todos los tipos de familia, incluidas las homo-afectivas. Sin embargo, un diputado ha conseguido que se apruebe un proyecto de ley que redefine lo que es una familia. Según ese proyecto sólo es familia cuando hay padres e hijos y solo estas familias tienen derecho a la protección del Estado. Otro retroceso. Se oponen a la discusión de la visión de género en la escuela y llegan a decir que en las aulas las profesoras pueden convencer a los niños de que se hagan homosexuales o estimular la pedofilia. Y lo dicen en los grandes medios de comunicación.
Quizás habría que hacer un impeachment al Congreso de los Diputados
Si consigues un millón y trescientas mil firmas puedes llevar un proyecto a la Cámara. Presentamos un proyecto de ley de interés popular para la reforma política, pidiendo que se acaba con la financiación privada, que las listas electorales alternen hombres y mujeres y otras demandas. Conseguimos siete millones y ochocientas mil firmas. Pero no se ha discutido en la Cámara. Aprueban lo que más les conviene.
En este contexto, ¿en qué basáis la esperanza de que las cosas mejoren en los próximos tiempos?
En la movilización de los movimientos sociales. Estamos más movilizados ahora que tiempo atrás. Dilma nos ha ignorado en los últimos tiempos y es necesario que nos tenga más en cuenta y contemple nuestras demandas. Que adopte políticas de más inclusión, más a la izquierda, y no solo haciendo lo que les interesa a los empresarios. Los empresarios están más interesados en dedicarse al capital internacional que en la producción en Brasil. Comenzamos a tener problemas de empleo –no tanto como en Europa o los Estados Unidos- , cada vez más serios. Necesitamos una mayor nacionalización, en el sentido de que se atiendan nuestras demandas, una mayor inclusión y el progreso de los movimientos sociales.
La Cámara de Diputados ha pedido que se procese a la presidenta. ¿Por qué se ha llegado a esta situación límite?
El día que se aprobó el impeachment en el Parlamento fue muy triste para los brasileños. Tenemos el pueblo en las calles manifestándose a favor y en contra de este proceso. Tenemos un Congreso eminentemente conservador. En Brasil, decimos que las tres bancadas que más crecieron en las últimas elecciones fueron las BBB: Bala, Boi y Biblia. Los que defienden las armas, los dueños de grandes territorios y los seguidores de la Iglesia. Y los tres se manifiestan de forma extremadamente conservadora.
Dilma ganó la elección con un margen claro de diferencia. Desde que asumió el segundo mandato, la oposición decidió no permitir que gobernase, contestar cualquier decisión útil. Abrió todas las puertas a la investigación de la corrupción. Ella no está acusada de ningún caso de corrupción. No obstante, se ha encontrado con el ataque de parte del Parlamento, de la justicia y de los grandes medios, que intentan que parezca que ha cometido alguna irregularidad.
La acusan de lo que se llama ‘pedalada’. Un mes, decidió retrasar el pago a un banco para garantizar el pago de la Bolsa Familia. Todos los presidentes anteriores han hecho lo mismo. Ella está acusada por eso. No es institucional, no es reglamentario, no es legal. Los votos contra ella son más políticos que otra cosa.
Hablar de golpe de Estado ¿es exagerado?
No. Se ha revestido de una apariencia de normalidad, gracias al papel de parte de la justicia y los grandes medios de comunicación que lo han legitimado. Los medios internacionales han sido más serios al tratar esta cuestión.
Da un poco de miedo lo que está pasando en Brasil. Un diputado que votó por encausar a Dilma Rouseff dedicó su voto a uno de los militares que dio el golpe de Estado en 1964
Un torturador notorio. Es preocupante. Hubo intervenciones muy curiosas. Ahora, el Senado tiene que votar ese encausamiento. El movimiento social contra el proceso seguirá en las calles. Los empresarios ya han enviado la factura a Michel Temer, el vicepresidente que sustituiría a Dilma si es apartada de la presidencia. Le piden el fin de la financiación de la salud y la educación, el recorte de los proyectos sociales. No quieren que se invierta más en salud porque es un terreno interesante para la iniciativa privada. Quieren más espacio para la iniciativa privada y para el capital internacional, en empresas como Petrobras o Electrobras.
¿No se ha echado en falta un mayor apoyo internacional vista la fragilidad de la argumentación en que se basa el encausamiento de Dilma?
Hablando con la gente que vive fuera de Brasil percibí que la versión dominante que les llega es la de los medios de comunicación más poderosos de allí: TVGlobo, Folha de Sao Paulo, Epoca… Seis familias de Brasil poseen los grandes medios de comunicación. Deciden lo que nos muestran y lo que quieren que pensemos sobre lo que nos muestran. Legitiman el impeachment de Dilma.
Los medios de comunicación internacionales han tardado pero hoy tienen claro que este golpe no tiene sentido y son más favorables a Dilma. Al mismo tiempo, ocho mil juristas brasileños han firmado un texto en su apoyo. Los profesores, los periodistas, los intelectuales, también. La población, los trabajadores, los movimientos sociales están en la calle en defensa de la institucionalidad y el orden democrático.
Parece que el Senado también se decantará por procesar a la presidenta
Las elecciones que hemos tenido últimamente están patrocinadas en parte por las empresas privadas. Estas empresas han repartido recursos y dinero a candidatos para que defiendan sus intereses. Estamos discutiendo la reforma política y pedimos que deje de haber aportaciones de empresas porque los diputados electos defienden más los intereses de esas empresas que los de los electores.
Por ejemplo, Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados, que está acusado de muchos casos de corrupción comprobados y que presidió la comisión que impulsó el impeachment de Dilma, recibió dinero suficiente de las empresas para controlar el voto de cien diputados. Por eso tenemos una cámara tan acentuadamente conservadora.
En el Senado pueden cambiar las cosas. Su presidente ha dicho que no va a correr. El Senado no es tan claramente de oposición como la Cámara. Es importante que el pueblo le demuestre que sus intereses están claramente contrariados por este proceso. Confiemos en obtener un resultado mejor.
¿Por qué se ha atrevido la derecha a jugar tan fuerte la baza del proceso a Dilma Rouseff?
Hay intereses nacionales e internacionales. A nivel nacional, los medios de comunicación han creado lo que llamamos el Partido de la Prensa Golpista. Todo el tiempo insisten en las mismas noticias y se apoyan unos a otros contra Dilma. A nivel internacional, ese posicionamiento de la derecha beneficia a quienes no quieren que Brasil crezca y se integre en los BRICs, con una alternativa de organización social, política y económica diferente.
Por otro lado, tenemos una burguesía, una clase media que está insatisfecha por la disminución de la distancia entre ella y las clases populares. Se queja de que va al aeropuerto y se encuentra con gente sencilla. “Parece una estación de autobuses”, se lamenta mucha gente de clase media. “Mi empleada doméstica tiene derecho a vacaciones, trece pagas,… Si voy a comprar una blusa corro el riesgo de comprar la misma que ella. Entonces, me voy a Miami a comprar mi ropa”, dicen. Están molestos por la salida de 40 millones de personas de la pobreza absoluta.
Son esos intereses los que son movilizados por los medios de comunicación, por el discurso de la oposición, y que se han manifestado en la votación de la Cámara.
Si echan a Dilma Rouseff la frustración de las clases humildes será muy grande
La frustración será muy grande. Se tendrá la sensación de que, aunque la situación económica general mejore, la clase trabajadora saldrá perjudicada. También quienes se han beneficiado de las políticas sociales: mujeres, negros,…
Probablemente habrá reacción, manifestaciones. ¿Qué harían ante estas manifestaciones? Es posible que hubiese un retroceso político muy serio, muy grave, inaceptable, con la disminución de los derechos adquiridos y una actitud más autoritaria del poder.
Y los Juegos Olímpicos, a la vuelta de la esquina
Sí, y esos Juegos Olímpicos han servido de excusa para que algunos diputados hayan presentado un proyecto de ley de Seguridad Nacional que es muy parecido al que había durante la dictadura. No lo necesitamos para nada.