Por Maria Àngels Viladot
La literatura infantil y juvenil tiene una gran influencia en la educación emocional de los niños y niñas y en el desarrollo de valores humanos, de respeto e igualdad. No siempre ha sido así, hay que decirlo; a la postre, los cuentos tradicionales, transmitidos en forma oral o escrita, a menudo tenían una función ejemplificadora, enmarcada en la aceptación del status quo vigente, por más que también promocionaran valores positivos como la valentía o la generosidad. Pero ahora, hace años que los estudiosos en psicología social conciben la narración ficticia como una herramienta contundente para desarrollar valores de empatía y efectos relacionados con una comunicación emocional competente.
En este contexto, quiero hablar en concreto de una de las situaciones relacionales entre los géneros más seculares y nefastas: la violencia que se perpetra contra las mujeres (el acoso, el maltrato físico y psicológico, los ataques sexuales, las violaciones en manada) . ¿Qué puede aportar la narrativa en formato de cuento infantil al combate contra esta lacra, contra este genocidio escalofriantemente extendido?
El detonante impulsor en el abordaje de este tema ha sido doble: Por una parte, el descubrimiento de una colección de cuentos de INTRESS, dirigidos a educar con valores. (INTRESS es una entidad sin ánimo de lucro, con la que colaboré ya hace unos años realizando com Amparo Porcel (presidenta, por aquel entonces) un trabajo de investigación sobre procesos de resiliencia en mujeres maltratadas. Esta entidad, trabaja principalmente en el ámbito de la infancia y la familia, cuida de personas mayores, también de personas con enfermedades mentales, y actúa en el campo de la justicia comunitaria (con más de 30 años de experiencia, más de 1.000 profesionales atienden a más de 30.000 personas anualmente).
Por otra parte, el hecho de que en 2009 escribí el ensayo Educar les emocions (Editorial UOC), donde incido en la importancia que tiene para la educación la alfabetización cognitiva y emocional. Propongo la narrativa como herramienta que también puede educar las habilidades sociales, la autoestima, la empatía en la prevención de actitudes intolerantes, en la erradicación del acoso, la violencia, el consumo de drogas.
La literatura no se queda al margen de la búsqueda de la perfección y la belleza, como tampoco de los valores humanos, ni de su transmisión, y esto es consustancial a la educación. Si combinamos educación y literatura llegamos a la conclusión de que ambas recrean la cultura, cultivan el conocimiento, y estimulan la socialización y la formación personal, social y comunitaria. La educación busca la vida con realismo y la literatura suele hacerlo a través de la imaginación y la fantasía y, de vez en cuando, se intercambian los papeles. Una y otra pueden reflejarse y, por este motivo, observo con especial interés la literatura infantil y juvenil. En resumen, existen muchos argumentos para justificar el hecho de tomar la literatura infantil y juvenil como atalaya, aunque literatura y educación sean manifestaciones diferentes y autónomas, ambas comparten algunos aspectos en su razón de ser. Por tanto, es válido suponer que la literatura puede conducir el fenómeno educativo, y también muchas otras actividades humanas.
La transmisión de valores se produce en la familia de forma natural y oral. Pero la escuela juega igualmente un papel fundamental. Y quien dice la escuela también las instituciones que trabajan para la comunidad y la instauración de valores saludables. Los valores pueden remacharse o corregirse, y tanto la familia como la escuela e instituciones deben ayudarse de la literatura como transmisora de valores: la amistad, el compromiso, la compasión, la igualdad entre las niñas y los niños.
Hoy, ya a partir de la pre-adolescencia, se manifiestan muchos problemas recurrentes en las dinámicas comunicacionales entre los géneros: el acoso, las agresiones verbales y físicas, las violaciones en manada. Todas estas perversiones se perpetran en aras de unos valores supremacistas y de deshumanización insertados culturalmente. Porque los valores de nuestra cultura se configuran sobre el poso educativo que los jóvenes han ido cultivando desde la infancia. Y estos valores serán los que reinarán en la sociedad y desembocarán en las actitudes que se transmiten de generación en generación. Por ejemplo, saber pedir perdón, dar las gracias, no dañar a nadie son valores, desgraciadamente, caducos.
Se educa a partir de concreciones —para educar, para instruir en valores, las abstracciones sirven de poco— y estas concreciones se traducen en comportamientos, en formas de actuar, en actitudes. Por eso, la narrativa puede ser una herramienta eficaz para contribuir a la educación emocional y al desarrollo de valores. Es a partir de la suma de conductas y especificaciones concretas que los valores se desprenden como un hecho natural y los cuentos para niños (los que abarcan tanto lo ético como lo estético), con la narrativa de historias construidas a partir de conductas determinadas, de actitudes, de matizaciones delimitadas, es decir, a partir de concreciones, se convierten en instrumentos de construcción de valores de una extraordinaria potencia. Tienen un gran valor pedagógico.
En 1996, para contribuir al Año Internacional del Niño, el IBBY (International Board on Books for Young People) promovió un documento en el que se exhorta a los educadores y escritores de literatura infantil y juvenil al compromiso de garantizar a los niños la facultad de leer y la capacidad de disponer de una amplia y rica selección de libros que respondan a sus intereses y necesidades. Se pretende que los niños y niñas y la juventud estén provistos tanto de ideas, de ideales y de valores, así como de la información y la inspiración que necesitan para hacer un mundo mejor.
Los cuentos que INTRESS publica parten de la convicción acertada y documentada de que, desde la literatura, se pueden ofrecer posibilidades, caminos y ejemplos para diseñar la forma de ser. Los escriben los propios profesionales de la entidad y los años de trabajo y experiencia avalan su calidad. Por ejemplo, Nika, la Popeta valente/Nika, la pulpita valiente, el primer libro que quiero resaltar aquí, ha sido escrito por una trabajadora social, socióloga, politóloga, coach certificada, educadora de familias, y especialista en prevención de violencia machista. Después de más de 23 años en INTRESS, esta autora nos aporta su experiencia laboral como directora de dos centros públicos que pertenecen a la Red Integral contra la violencia de género. Por medio de la protagonista Nikita, el cuento aporta la vestibulización de estereotipos por razón de género; acerca a los niños la realidad de la cultura machista y discriminatoria, a la existencia de una sociedad que, a día de hoy, perpetúa esta cultura tan arraigada en el concepto de “virilidad” y el machismo. Miles de mujeres y niñas en el mundo sufren violencia machista y, lo que es peor, los análisis sociales apuntan al incremento de la normalización de las conductas agresivas y prepotentes, de control y subyugación. Pero la pulpita Nika del cuento es capaz de darse cuenta de la discriminación que sufre respecto de sus hermanos pulpitos y sabe reaccionar. El relato ejemplifica utilizando concreciones flagrantes exponiendo conductas discriminatorias cotidianas y, al mismo tiempo, de sublevación, de autoestima y reafirmación de Nika. Mi opinión es que el cuento no sólo va dirigido a los niños sino también, y quizás sobre todo, al conjunto de la familia. Todo esto hace de este relato una herramienta pedagógica de primera magnitud, que pone en evidencia, de forma clara y concisa las trampas de los estereotipos y roles de género que automáticamente justifican las actitudes de discriminación entre iguales. Los dibujos son guapísimos.
El otro cuento se titula la “Camaleona Ashanti” (¡vaya, con la camaleona!). Lo ha escrito un equipo de profesionales de INTRESS y por medio de la expresión artística de la escritura y el dibujo nos conduce por el sendero de los procesos de denuncia y comparecencia en los abruptos juzgados de las víctimas de violencia machista en las relaciones de pareja y, sobre todo, explica el acompañamiento que pueden recibir tanto las víctimas como la descendencia fruto de la pareja. El objetivo es visibilizar esta situación que sufren tantas mujeres en nuestro país, dar información y pautas de actuación por medio de la facilidad expositiva de un cuento y la expresión gráfica del dibujo. La función pedagógica es evidente. Sólo me queda decir que ojalá, estos cuentos se difundan y lleguen a los foros pertinentes. Podéis entrar a www.intress.org