Caravana de Mares Centreamericanes
Las 48 madres de los países de Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua, que participan en la Caravana de Madres Centroamericanas, arribaron ayer domingo al municipio de Arriaga, el lugar donde inicia “el campo minado” para las y los centroamericanos que buscan llegar a los Estados Unidos.
Las madres recorrieron las vías del tren y varias calles de Arriaga, en donde se refugian las y los centroamericanos. De este municipio, ubicado en la costa chiapaneca, sale cada dos días el tren de carga en el que se suben las y los migrantes.
“Antes decíamos que las zonas de mayor peligro para los migrantes en México era Chiapas y Oaxaca, pero hoy decimos que todos los lugares donde pasa el tren se ha convertido en un campo minado para ellos: los están asesinando. Los arrojan a las vías del tren” dijo Martha Sánchez Soler, coordinadora del Movimiento Migrante Mesoamericano.
El gobierno de México entregó la semana pasada nueve notificaciones al gobierno de Honduras de migrantes de ese país, cuyos cadáveres fueron hallados en fosas de clandestinas de Cadereyta Nuevo León, y San Fernando Tamaulipas, y que lograron ser identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), una organización no gubernamental.
“Hay 25 mil cadáveres no identificados en los semefos (servicios forenses) mexicanos; no sabemos cuántos muertos hay, muchos quedan en el campo, en las vías, nadie los va a buscar, nadie los va a encontrar” señaló la activista.
Sin una tumba a dónde ir a llorar
En Arriaga las madres de las y los desaparecidos por primera vez en todo su recorrido visitaron una fosa común: la del panteón de Arriaga. En ese lugar son enterrados sin nombres y sin una cruz muchos migrantes que no logran ser identificados y que mueren en el trayecto.
Las madres, que tuvieron el último contacto con su hijo o hija mientras ellos estaban en México, depositaron una ofrenda floral en la fosa común. Cada una puso flores de gladiolas en el terreno lleno de maleza en el que son enterrados los cuerpos de las y los migrantes, que no alcanzan a ser identificados.
Las mujeres, que buscan a sus hijos, rezaron y lloraron en la fosa común. “No tenemos ni siquiera una tumba a dónde irles a llorar” dijo una de ellas, mientras le reprochaba su falta de fe.
“Venimos a buscar vivos, no muertos”.
La última parada en su recorrido de este domingo, las madres lo hicieron en lo que será un albergue de migrantes en el municipio de Huixtla, que es promovido por el sacerdote Heiman Vázques, que se reunió con el grupo de mujeres.
El sacerdote les informó a las madres que el albergue de Huixtla empezará a funcionar el próximo año. Estos lugares sirven de descanso para las y los migrantes que caminan por varios días para llegar a Arriaga para subirse al tren.
En lo que va de este recorrido se han logrado seis localizaciones. Las caravanas de las madres de las y los desaparecidos iniciaron desde el 2006. De esa fecha a este año se han logrado 200 localizaciones.
Este año la caravana está dedicada a la memoria de Emeteria Martínez, madre hondureña quien falleció a principios de 2013, después de haber buscado por cerca de 20 años a su hija desaparecida, a quien encontró en el 2010 en Ecatepec de Morelos, Estado de México.
La caravana continuará este lunes 16 de diciembre su recorrido en Tapachula, en donde se espera se logré otro encuentro.