Las demandas de género, principalmente el rechazo a la violencia machista, es una de las banderas que en la actual contienda electoral boliviana están utilizando los partidos políticos.
Sin embargo, debido a que en todas partes se cuecen habas, como un efecto boomerang de la propia misoginia, el tema les está zurrando a unos y descubriendo a otros.
El próximo 12 de octubre los bolivianos acudirán a las urnas a elegir a los gobernantes para los próximos cinco años. Las encuestas señalan que Evo Morales repetirá victoria con bastante ventaja.
En la campaña electoral, esta vez, las denuncias y el rechazo a la violencia de género es uno de los temas principales que se ventila y se utiliza como arma arrojadiza; sin embargo, no forma parte sustancial del discurso programático ni promesas electorales. No hay ninguna mujer candidata a presidenta entre los cinco frentes que se presentan y, de éstos, tres tienen mujeres como postulantes a vicepresidentas.
El contenido indígena, que anteriores elecciones era tomado en cuenta para provocar aceptación, ahora ya forma parte “natural” de las listas y en su lugar ahora están las mujeres. En Bolivia hay paridad entre hombres y mujeres en el Congreso.
Los candidatos, masculinos, en las elecciones de 2014 y resultados de algunas encuestas (Foto: captura publicaciones)
Amenazas
Por un lado, Samuel Doria Medina, poderoso empresario y líder de Unidad Demócrata (UD), amenazó a una mujer para que desistiera de acusar a su marido de haberla golpeado, según se denunció con una grabación que el político afirma está manipulada.
El marido acusado se vio obligado a renunciar a ser candidato parlamentario, algo que las voces feministas han valorado positivamente; sin embargo, quien lidera y financia el partido, quien supuestamente amenazó a la mujer que habría sido golpeada, aún postula a la Presidencia de gobierno. Los analistas no se ponen de acuerdo en si este hecho se reflejará en las urnas.
Masoquistas
Por otra parte, se difundió otra grabación en la que se escucha, supuestamente, al presidente Evo Morales diciendo entre bromas y risa general que hay mujeres masoquistas que aceptan y protegen a quienes les golpean y que así, como actúan esas mujeres, hay quienes votan a su partido de todas formas.
Al margen de si es cierta o no esa grabación, seguramente nadie pone en duda de que es posible que ésta sea veraz, dadas las conocidas, muy difundidas y desafortunadas frases de “humor”, con alto contenido machista, del Presidente.
Frases que, por otra parte, podrían ser atribuibles a la mayoría de los hombres bolivianos en su conversación habitual. Contados pueden jurar que no las dicen, en espacios públicos manejan el saber estar, y esto descuida Evo Morales, pero entre amigos y en la intimidad las bromas brotan “ingeniosamente” y con naturalidad.
No es disculpa el mal de muchos, de ninguna manera, sobre la mesa están las razones de ello: el patriarcado, que es global y que a Bolivia afecta en un grado alto. Por los datos de feminicidios – al menos 60 en lo que va del año –, por la escasa atención a las denuncias de violencia, por la realidad cotidiana de desventaja para la mujer y por las bromas del Presidente, que no cesan, parecería que es un asunto que a Morales y a su partido, con dos gestiones gubernamentales en el haber, poco les importa.
Políticas de urgencia
El Movimiento Sin Miedo, encabezado por Juan del Granado, que ha pedido que se no se vote por los machistas, ha planteado “cinco políticas de urgencia para aterrizar en los problemas reales de la gente”, según se ha publicado; sin embargo, entre estas cinco políticas (desnutrición, vivienda, seguridad, trabajo y desarrollo rural integral) no se menciona a la mujer.
Se llama a votar en contra, a castigar con el no voto, a actuar. Son los hombres y mujeres votantes quienes tienen que hacer algo y resolver el problema: votar por el MSM, se entiende; pero, a cambio, no hay una propuesta o promesa relevante sobre este tema. Será que la violencia machista, considerada pandemia global, no es urgente, no es un problema real o que las víctimas no son gente.
Nuevas palabras
El patriarcado está en la sociedad, donde el varón tiene ventajas en relación a la mujer, y los políticos no plantean soluciones estructurales de cambio de esta realidad. Los partidos están plagados de machistas y algunos políticos ejercen la violencia física; otros la psicológica con amenazas y bromas que humillan a la mujer; otros la institucional no haciendo nada al respecto, con leyes que no se cumplen; y otros se aprovechan y quieren sacarle rédito.
Al margen de las intenciones y los resultados finales, en esta campaña electoral hay palabras que suenan mucho y se repiten constantemente en los medios. Palabras como machismo, patriarcado, misoginia, violencia contra la mujer y sexismo que, por la fuerza de su significado, el solo hecho de decirlas y repetirlas ya es una ganancia y un resultado del efecto boomerang.
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