Este galardón fue instaurado en 2003 en honor de Emilio Krieger, abogado mexicano fallecido en 1999, fundador de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos (ANAD) en 1991 y reconocido defensor de los presos políticos de 1968. En un acto que tuvo lugar en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, la ANAD otorgó su galardón al sacerdote Alejandro Solalinde, a la abogada Estela Ángeles Mondragón y a la periodista Sara Lovera .
La periodista Sara Lovera López és una representante del periodismo con perspectiva de género.
Ha ejercido su visión crítica para visibilizar los temas pendientes en materia de promoción y garantía de los derechos de las mujeres, a través de su trabajo en la Agencia Comunicación y Organización de la Mujer A. C. (CIMAC) y el periódico La Jornada. Actualmente colabora con las agencias SEMlac (de América Latina y Caribe) y La Independent de Cataluña. Es también fundadora de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género.
Sara Lovera recibió su premio ” por reflejar la problemática que enfrentan las mujeres en México y por su trabajo a favor de la inclusión de las mujeres en el espacio social y demostrar que sus problemas de igualdad cuestionan el estado de derecho”. Su trabajo comenzó en 1968 y continúa en la actualidad con su colaboración en diversas publicaciones periódicas. La ANAD la definió como una “periodista de la lucha obrera” y una “reportera a pie de fábrica” que “merece este reconocimiento”. “Lo que más me llena de gusto es que es la primera vez que entregan un reconocimiento de este tipo a un periodista (…) y es importante porque estamos viviendo un momento muy malo para la profesión”, dijo Lovera. Respecto a su lucha feminista, indicó que México “no podrá acceder a la democracia ni a la transformación mientras la sociedad no reconozca que las mujeres tienen la misma igualdad de derechos que los hombres en todos los actos de la vida cotidiana” y añadió: …”Es increíble que en estos tiempos, todavía existan personas que suponen que la lucha feminista es una aislada e individualista, ajena al entramado social que explota a la mano de obra, que genera exclusión, opresión y pobreza generalizadas, donde somos, ni más ni menos, más de la mitad de sus víctimas”. Agradecimiento a la entrega de la Medalla Emilio Krieger.
El sacerdote Alejandro Solalinde recibió la medalla por su defensa “indeclinable” de los migrantes centroamericanos que cruzan México hacia Estados Unidos. Solalinde mantiene en Ciudad Ixtepec, Oaxaca, el albergue Hermanos en el Camino, que acoge y ayuda a los migrantes centroamericanos que se desplazan hasta Estados Unidos. Por esta labor humanitaria ha sido amenazado por autoridades, delincuentes locales y bandas del crimen organizado “que le consideran un obstáculo”. Con este premio, la ANAD quiso expresar al padre Solalinde su admiración y apoyo “por no permanecer en el silencio ni de brazos cruzados”. “Recibo este premio como una persona indignada por el trato injusto a nuestros hermanos y hermanas del sur y seguiremos luchando hasta tomar una nueva conciencia y parar la extorsión, el secuestro y el asesinato de estas personas”, dijo el homenajeado
La abogada Estela Ángeles Mondragón fue premiada por su defensa de los indígenas rarámuris (el pueblo e los pies ligeros), que habitan en el norteño estado de Chihuahua. Mondragón mantiene una enconada defensa a favor de quienes ha conseguido sentencias por las que se les han tenido que restituir varias hectáreas de terreno. Mondragón ha sufrido amenazas por su trabajo y contemplado como su marido fue acribillado por dos desconocidos. Además su hija fue víctima de un atentado del que logró salir ilesa. Según ANAD “Su labor toma relevancia en estos momentos en el que grandes empresas desalojan a los indígenas para la construcción de grandes centros comerciales y carreteras, y para la explotación de sus yacimientos de oro y plata”.
Estela Ángeles Mondragón agradeció a los rarámuris, “que de modo cotidiano me comparten su vida y su cultura, sin pedir nada a cambio; ellos me han enseñado que la vida si no se comparte no tiene sentido alguno; me han hecho abogada, es decir intercesora, luchadora de sus derechos, gestora y sobre todo, su amiga”.
