Betlem Cañizar, de la comisión de comunicación de las Jornadas “Radical-mente feministas”
Durante los últimos 40 años, el feminismo ha avanzado mucho pero seguimos viviendo en una sociedad absolutamente patriarcal
Los pasados ??días 3, 4 y 5 de junio, se celebraron las Jornadas Radical-mente feministas, coincidiendo con el cuadragésimo aniversario de las Primeras Jornadas Catalanas de la Mujer, de 1976. Las organizadoras de las Jornadas -la Red Feminista, Ca la Dona y Grupos feministas- han querido “recuperar y dar valor a las experiencias y saberes de miles y miles de feministas y a su organización colectiva”.
En el programa del encuentro se destacaba la necesidad “de hacernos conscientes del privilegio inmenso que significa poder convivir y participar tantas y tantas feministas de diferentes edades, orígenes, trayectorias y experiencias”.
Al finalizar, las asistentes mostraron su satisfacción por el éxito de una convocatoria que reunió a más de dos millares de feministas y su enfado por el desinterés por parte de los grandes medios de comunicación.
Belén Cañizar es miembro de la Comisión de Comunicación de las Jornadas.
Planteasteis las Jornadas como “un encuentro para abrir espacios físicos, mentales y simbólicos que visualicen toda la riqueza que aportamos las mujeres, lesbianas y trans en los feminismos actuales”. ¿Qué destacarías de todo lo que pasó en la Universidad Pompeu Fabra durante los tres días que duraron?
Es complicado destacar algo porque hubo más de setenta talleres, exposiciones, la inauguración, la fiesta de clausura,… Fueron dos días y medio llenos de actividad. Quizás destacaría la energía que se generó con tantas mujeres, lesbianas, trans, diversas… Se consiguió que participaran mujeres procedentes de colectivos muy diversos, de diferentes edades, de diferentes lugares, de Mallorca, del País Valenciano, madrileñas, de Euskal Herria, …
Posiblemente, lo más importante sea el propio hecho de encontrarnos y lo que se genera a partir del encuentro.
Han pasado 40 años desde las Primeras Jornadas Catalanas de la Mujer. ¿Qué tipo de reflexión te sugiere la evolución de la situación de la mujer desde entonces?
Yo nací en ese momento. En estos cuarenta años se ha conseguido muchísimo a nivel de reivindicaciones de derechos formales. En aquellas jornadas, el logro de derechos ocupó un lugar muy central: el derecho al aborto, al divorcio, al trabajo,…
Durante estos cuarenta años se han trabajado todos estos temas, se han logrado muchos derechos, tenemos leyes bastante avanzadas, pero, en la práctica, seguimos viviendo en una sociedad absolutamente patriarcal, estructurada a partir de valores machistas. Todos estos logros, que han sido fundamentales para nuestras vidas, no han logrado subvertir las raíces de la estructura patriarcal de nuestra sociedad. Por lo tanto, tenemos que seguir dando pasos que nos permitan hacer los cambios simbólicos que nos sitúen en otra cultura de relación, de trabajo, de formas de funcionar la sociedad, de gestionar los espacios comunitarios.
Falta dar un salto adelante que haga cambiar las cosas.
Considerabais que el encuentro era una “oportunidad excepcional” para conocer la vitalidad del movimiento feminista catalán. ¿Cómo está? ¿Qué vitalidad tiene? Reunir más de dos mil feministas se puede considerar un éxito notable, supongo.
Dos mil quinientas prácticamente. Ha sido un éxito, sobre todo teniendo en cuenta los medios que acostumbramos a tener para hacer este tipo de actividades, que son, en gran parte, voluntarios.
La sensación que tenemos es que los feminismos estamos viviendo un momento muy dulce. Hay muchos colectivos nuevos que están surgiendo en muchos municipios. No sólo en Barcelona y en su área metropolitana sino en el conjunto de los Países Catalanes. Con mujeres muy jóvenes que se están incorporando a la lucha feminista.
Además, estamos en un contexto social en el que, tal vez por primera vez, llamarse ‘feminista’ ya no es ser el demonio. Se nos escucha, estamos en algunas mesas de trabajo, nos invitan a actos,… Hay una cierta visibilidad, una cierta recepción social y política que antes no existía.
Estamos en un muy buen momento.
El movimiento feminista ha convocado en tres ocasiones anteriores: 1976, 1996 y 2006. Este ha sido, por tanto, el cuarto encuentro. ¿Cómo te imaginas el próximo encuentro, dentro de 10 o 20 años?
Será dentro de diez años. Esperamos volver a encontrarnos dentro de 10 años. Son encuentros muy fruto del propio día a día del movimiento feminista. Es muy difícil prever cómo estaremos dentro de diez años. Hace diez años no hubiéramos imaginado el encuentro de ahora tal y como ha sido. El de dentro de diez años es mejor no proyectarlo a partir de nuestra realidad actual porque esperamos que hayan pasado muchas cosas, que sea otro momento político, comunitario, y que podamos hacer unas jornadas que vayan mucho más allá de estas y que sean diferentes.
Hay una cuestión que debería estar más clara en ese momento y que salió en uno de los debates que tuvimos y es el ‘racismo blanco’, el racismo dentro de la izquierda blanca, que denunciaban las mujeres migradas. Dentro de diez años deberíamos tener más trabajado este tema.
Os ha chocado y dolido el poco eco que ha tenido vuestro trabajo en los grandes medios de comunicación… ¿Cómo te lo explicas?
No es nada nuevo. En general, sólo nos vienen a buscar el 8 de marzo o el 25 de noviembre. El resto del año no existimos, salvo honrosas excepciones. No es nuevo, pero que se invisibilice totalmente un evento como este, que es único, que se hace cada diez años, que reúne a cientos de colectivos y miles de mujeres es un hecho muy grave.
Tenemos que reconocer que, a veces no nos esforzamos lo suficiente para llegar a los medios, porque no tenemos recursos, porque sabemos que nos cuesta, porque después dicen lo que dicen… Pero esta vez sí que nos esforzamos y, por ello, aun es más grave.
Podría haber una parte que tiene que ver con que no dan importancia a los temas de mujeres, como si fuéramos cuatro, cuando somos la mitad la población. Y, por otro lado, también es posible que, por el tipo de movimiento que es el feminista, que es muy horizontal, muy diverso, poco estructurado, con pocas organizaciones centralizadas, les sea mucho más difícil captar lo que somos, qué queremos, cómo lo hacemos, entender qué es este movimiento. Y, en este sentido, tal vez por eso no le dan mucha importancia.
Y también porque, aunque a mucha gente no se lo parezca, es un movimiento muy subversivo, que va a las raíces del sistema y esto no interesa especialmente.
Quizá es que interesa que no interese
Sí. Interesa que no interese pero, a la vez, también no interesa. Porque los temas que llaman de mujeres siguen siendo secundarios. Al igual que el tema de la gente migrada tiene un interés secundario, a no ser que haya el ‘problema’ de los refugiados, porque hay miedo de que vengan a invadir en Europa. Sólo salen al espacio público en momentos muy determinados. Si no, se consideran temas menores. Que asesinen mujeres continuamente sigue siendo un tema menor. Si no, habrían hecho muchas más cosas para resolverlo. Se habría implantado la co-educación de una forma real. Y no se ha hecho.
El objetivo declarado de las Jornadas era salir “más fuertes, más felices y más libres”. ¿Habéis conseguido este objetivo?
Así ha sido.