OPINIÓN
Esta pregunta va dirigida a aquellos y aquellas que quieren manipular las cuestiones de género intentando confundir a las personas y, aún más, a las criaturas.
Esto es lo que pretendía este bus que quería circular por Madrid, luego por Valencia y llegar hasta Cataluña pasando por Zaragoza y que un juez ha parado. El bus exhibía un letrero curioso y que afortunadamente ha sido inmovilizado por la Fiscalía de Madrid. Querían mostrar una publicidad que recuerda una obviedad que es que los tienen pene y las niñas vulva, pero que añade una frase: “que no te engañen”.
¿Quién ha de engañar a quien? Deben engañar aquellos que se burlan de un o una menor en una escuela. O deben engañar aquellos que no han evolucionado y creen que un niño es aquel que biológicamente responde a unas características físicas y una niña también responde a aquellas que se le han marcado toda la vida.
Pues no. Una cosa es la biología y otra muy distinta es la identidad. Una niña es niña porque sabe que lo es, independientemente de si tiene vulva o no. Sabe que esta es su identidad. Al igual que en el caso de los niños. Y la identidad es un proceso mental de aceptación que vive cada una de las personas en función de cómo se siente.
De identidades existen múltiples y son procesos en constante evolución y cambio. Y cada uno expresa su identidad como la siente independientemente de sus órganos genitales.
Por eso es tan importante que la educación que reciban los y nuestras menores les ayude a reconocer la identidad, su identidad, y respetar las de los demás. Esto ayudaría a comprendernos mejor y enseñaría a las personas adultas a convivir en paz y en igualdad.
Afortunadamente los organizadores de esta campaña de los bus naranja no lo han conseguido. Pero así, sí han hecho un buen servicio porque han ayudado a poner sobre la mesa de muchas clases, en las escuelas y en las familias, el debate sobre la transexualidad.
Buena actuación la de las autoridades catalanas y del ayuntamiento de Barcelona que ya habían tomado medidas para no dejarlo circular por nuestro entorno. Esta campaña de la asociación “HazteOír” que pretendía hacer circular un autobús con eslóganes cargados de ideología destructora, que incita al odio quería amparar la campaña en la libertad de expresión. Nos quería confundir y no hay que dejarse confundir.
