Sissy Vovou (F. Leonor Sedo)
Son tiempos difíciles para Grecia, el país que ha tenido la flota más grande del mundo, y ahora vive una crisis profunda por la política de austeridad impuesta por la Troika y por el problema de los refugiados que se han quedado atrapados en sus confines desde la firma del tratado UE – Turquía. Hablamos de ello con Sissy Vovou.
Dionisya (Sissy) Vovou es una mujer apasionada y lúcida, que se enfrentó en 2013 en las primarias con Tsipras, (aun sabiendo que no había posibilidad de ganar a un político “endiosado” y lo hizo para cuestionar simbólicamente el patriarcado del partido), y tiene una larga trayectoria de luchas por los derechos de la mujer, la democracia, la paz y los derechos humanos. Escuchemos su testimonio.
Los comienzos
“Desde niña, me preguntaba por qué las relaciones familiares eran tan desiguales entre mis padres. Había un ambiente opresivo, al que instintivamente me rebelaba. Así, puedo decir que a los diez años pensaba ya como una feminista y a los trece, gracias a los libros que me pasaba mi hermana estudiante universitaria, ya era marxista. Cuando decidí salir de la atmosfera sombría de mi casa, en el país llegó la junta militar. Para evitar el arresto, yo y mi marido, otro joven activista muy conocido, decidimos ir a Inglaterra, donde había una organización que luchaba contra la dictadura.
No sé si fue la decisión adecuada, en este momento optamos por ello, pues los activistas detenidos y torturados no podían hacer nada, mientras en Inglaterra, donde nació nuestro hijo, militábamos en el pequeño pero combativo partido trotskista, a favor de una izquierda democrática, contra la nomenclatura y la URSS: todas posturas, estas, que se volvieron populares sucesivamente.
Después de casi siete años de vida en Inglaterra, regresamos a Grecia donde en 1973 participamos en la sublevación contra la dictadura, pero al año siguiente muchos activistas fueron arrestados. En ese momento, los revolucionarios no se interesaban de feminismo porque pensaban que con la caída del capitalismo automáticamente se hubieran afirmado los derechos de las mujeres.
Hoy día, en cambio, creo que el tema del poder debe ser más explícitamente ligado al feminismo. El PASOK, el partido revolucionario en que militábamos, que llegó al poder después de un periodo de clandestinidad, en que recibíamos constantes amenazas de arresto y torturas, ha promovido muchos cambios positivos, como las leyes a favor de la mujer en la familia, y el aumento del salario mínimo entre otras.
Lamentablemente con el tiempo se ha corrompido y ha decepcionado la gente, que lo había apoyado con el 48% de los votos, volviéndola más escéptica y desencantada.
La lucha contra la trata de mujeres
Desde el ’91 estuve comprometida con el Foro Social Europeo y griego y en el movimiento feminista del área de izquierda. Luchábamos contra la instrumentalización del cuerpo de las mujeres, por la autonomía de las mujeres, por salarios equitativos. En apoyo a las compañeras de Irán, realizamos marchas contra la lapidación en este país. No trabajábamos con las instituciones, sino con la gente de la calle.
Después, a partir del 2000, nos hemos interesado por el enorme problema de la trata de mujeres, obligadas a prostituirse. Hoy día algo ha mejorado, conseguimos que haya alojamiento para las víctimas de la trata, pero en 2000 no había nada. La ley contra la trata ha sido aprobada en 2002, en el marco europeo de protección.
Hemos preparado el terreno para las leyes, yendo a hablar con los jueces para que entendieran las condiciones de las mujeres, que por miedo no denunciaban los explotadores, y no las consideraran simplemente prostitutas. Ellos mismos tenían una mentalidad patriarcal, y negaban que había violación de Derechos Humanos. ¿La prostitución no había existido siempre?
En Grecia calculamos tener 300.000 clientes habituales, 1.200.000 los ocasionales, o sea una tercera parte de los hombres, en una población de aproximadamente diez millones de habitantes. Los derechos de las mujeres son amenazados porque los hombres buscan mujeres dispuestas a hacer cualquier cosa, y aflora el machismo.
No queremos penalizar a los clientes, sino no quisiéramos que existieran clientes (como en los países escandinavos n.d.r): la prostitución es una vergüenza para la sociedad. Los servicios sexuales siempre han sido accesibles a ciertos círculos sociales, pero ahora, con la trata, se ha difundido por donde sea. Se ha vuelto un gran business. Muchas mujeres acusan a las “extranjeras” de arruinar las familias, culpabilizando las mujeres, “que han hecho enamorar a los hombres”, no los hombres que son clientes.
Después ha llegado la crisis a Grecia y se ha deteriorado la calidad de la vida en todos los aspectos: económico, social, cultural, moral. Se ha vuelto un lujo hablar de estas cosas. “Hay cosas más importantes por resolver”, afirman los políticos, hasta los progresistas. No estamos de acuerdo. Tenemos que luchar por los derechos de las mujeres cuando es fácil y cuando es difícil. No se puede decir: “Ahora no es buen momento”.
La crisis de la deuda
Con el gobierno del partido de Syriza, (donde ha contribuido a su fundación, ndr) en 2015, ha habido el tiempo de un breve sueño, antes de que se volviera neoliberal. Ha firmado el acuerdo con Turquía sobre refugiados. Ahora, no tenemos mucha esperanza. Todas las promesas a la clase trabajadora han sido traicionadas, y se han promovido la privatización de los espacios públicos, aeropuertos, agua, luz, etc. No sabemos si se podrá parar este curso.
La gente ahora no tiene fuerza de salir a la calle, pero ha habido muchas protestas en los últimos tres meses contra la próxima ley sobre la seguridad social. No podéis imaginar cuantos impuesto pagamos cotidianamente. No hay dinero para comprar zapatos, pero se deben pagar impuestos. Si la gente no compra nada, la economía decae. La gente ha luchado mucho en los meses pasados, pero no suficiente.
Muchos se callan. Tenemos una revista, (www.To Mov.org ) en que tratamos de difundir ideas, pero los tiempos no son favorables. Cuando Tsipras subió al poder, el partido tenía el 30% de votos. Varufakis, que ha criticado el gobierno por haber aceptado este viraje, no es un político, y no tiene la fuerza para construir solo, otro movimiento.
Tenemos pequeñas organizaciones, pero estamos como viviendo en luto. En mi opinión, podían decir no a la Troika, aceptar el conflicto, y enfrentar el “desastre” de salir del euro. Pues ahora vivimos en un desastre constante. Entiendo que no ha sido una decisión fácil, pero de ese momento ha sido todo un paso atrás, uno tras otro.
Ha sido una decisión gradual, hubo favorables y contrarios, en el partido. Pero no se podían aceptar parcialmente las condiciones de la Troika, había que tragar todo el paquete. Y ahora el gobierno debe “gobernar” con este paquete, ejecutar una política que hace desesperar la gente, que quisiera todo lo contrario, el welfare. A pesar de no tener los mismos métodos del gobierno anterior, las políticas son las mismas.
Perspectivas para el futuro
Este gobierno se mantendrá al poder pidiendo préstamos para pagar otros préstamos. Quizás habrá una solución, quizás no. Esto dependerá también de otros países. Veremos, por ejemplo, qué saldrá de las votaciones en Estados Unidos en noviembre.
Han vendido el mayor puerto del país por 365 millones. Deberíamos decir “rematado”. Han recogido un billón y 200 millones por 14 aeropuertos regionales: pero, ¿cómo se pueden vender puertos y aeropuertos, que producen ganancias? Claro, se ha tratado de un chantaje, que beneficia las instituciones europeas, no nosotros.
Al contrario, aumentan nuestra pobreza y desempleo, como acontece en Europa del Este. Y después tenemos los “Panama papers”, para que se evidencie la hipocresia de quien nos pide sacrificios.
La respuesta de la gente frente a la impotencia de la política
El mayor movimiento social ahora es “Solidaridad”, iniciado durante la crisis, para tratar de responder a las necesidades de quien ha caído en la pobreza ( los pobres han aumentado del 25%) o han perdido el derecho a la sanidad y otras prestaciones sociales, y por los que estaban por ser desahuciados.
“Solidaridad” se ha presentado con frecuencia a los tribunales para defender las víctimas de los desahucios, pero la Troika decidió que solo el 25% de ellos podía ser protegido.
El movimiento ayuda unas 100.000 familias a tener alimentación, y les proporciona una parte de los alquileres y gastos de electricidad. Una buena noticia es que ha sido aprobada una ley que garantiza la asistencia sanitaria para todos, aunque el budget sanitario ha sido reducido a la mitad desde el comienzo de la crisis. Ahora vivimos un momento álgido, en que se está negociando con la Troika el monto de las pensiones y de los impuestos.
Persones refugiados
La filosofía que subyace el acuerdo con Turquía es desmotivar la inmigración. Solo los inmigrantes “buenos”, los que tienen suficiente dinero para pedir asilo desde Turquía podrán ser tomados en cuenta.
Todos los que cruzan las fronteras, en cambio, serán reenviados a su país. Cerrando la frontera griega, los inmigrantes llegarán a Italia. Hasta que hay guerra, habrá refugiados. Hay que reconocer sus derechos, y definir cuotas en todas partes. Es una cuestión de civilización. Necesitan también condiciones dignas de trabajo, de otra forma serán llevados a delinquir.
