viernes 19 abril 2024

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Entrevista a Núria Bendicho Giró, autora de “Terres mortes”


Nuria Bendicho. Foto @Laura Rubio Troitiño

Núria Bendicho nació en 1995 y en enero de 2021 publicaba su primera novela con la editorial Anagrama.

Hace justo un año después de que el jurado del 5.º Premio Libros Anagrama de Novela que ganó Anna Ballbona con “No soc aquí” la valorara muy positivamente y recomendara su publicación. En enero de este año la novela ya va por la cuarta edición y desde su publicación ha sido finalista del XXII Premi Llibreter y del Premi Òmnium a la Millor Novel·la de l’Any 2021.

La irrupción de una chica joven que ha estudiado filosofía, autodidacta, que ha viajado mucho y ha leído a los clásicos, ha sorprendido por la fuerza con que entra en el panorama literario catalán y por la aceptación que ha generado entre el público.

En esta entrevista hablo con ella de la novel·la y de muchas otras coses que van surgiendo.

¿Cómo has vivido este reconocimiento unánime por parte de jurados, librerías, público lector y prensa de los últimos dos años? ¿Te lo esperabas?

Nadie espera que su primera novela triunfe y emocione a tanta gente. Cuando empiezas a escribir, no paras de escuchar que vivir de la escritura es muy complicado y que mejor que te dediques a otra cosa. Poca gente confía en que harás una buena pieza, porque hacer una buena pieza requiere mucho esfuerzo, talento y capacidad crítica para poder discernir si aquello que escribes vale la pena o no. Yo intenté no vacilar y luchar para acabarla. Tenía la intuición de que gustaría al menos a un público muy leído, porque he dedicado cuatro años de mi vida a cuidar cada detalle de la novela y a pintar con palabras aquello que he aprendido de mis maestros, personas que dominaban la lengua y entendían la condición humana.

¿Cómo surge la primera idea de esta novela y cómo llegas a presentarla al premio de la editorial Anagrama? ¿El confinamiento por la pandemia tiene alguna relación?

A veces me aparecen escenas que no puedo borrar de la memoria y que poco a poco acaban convirtiéndose en una novela. Cuando tengo toda la estructura creada, empiezo a escribirla. El confinamiento no tiene nada a ver, porque Anagrama me dijo que me publicaba dos meses antes de que el Estado nos obligara a encerrarnos a casa. De hecho, durante el confinamiento dediqué muy poco tiempo a la literatura. Estaba demasiado ocupada intentando comprender la violación de derechos fundamentales que ejercía el Estado en aquel momento y leyendo sobre los fraudes fiscales de Juan Carlos I y los dos artículos constitucionales que lo protegen de forma absolutista y autoritaria.

Tu potente e intenso estreno como autora impresiona porque la historia es muy sórdida y trágica; pero, más allá de la historia, tienes la sensación como lectora de que nos sacudes continuamente y de que nos abres muchos interrogantes sobre cuestiones éticas y morales. ¿Era tu intención?

Ningún escritor pretende que su obra deje indiferente al lector. Sin embargo, en mi caso no me di cuenta del grado de truculencia de la obra hasta que la acabé y me dispuse a pensarla. De hecho, temía que fuera demasiado violenta y que Anagrama la rechazara. Tenía muy claro que quería escribir una obra que a mí me gustara, que me ofreciera placer a mí en el momento de leerla. Eran inevitables, pues, las similitudes de “Terres mortes” con las obras que me apasionan: “La muerte y la primavera” de Mercè Rodoreda, “¡Absalón, Absalón!” de William Faulkner

Has hecho una novela rural y tú eres de ciudad. ¿Te ayudaba el entorno rural a hacerlo más terrible o cualquiera de los hechos expuestos se podrían explicar de forma similar situados en un entorno urbano?

El ser humano, por desgracia, es el mismo en todas partes. Cuando era pequeña pensaba que teníamos mucha suerte porque la gente buena era mayoría. Ahora ya no pienso así. Creo que no nos damos cuenta del dolor que causamos porque poca gente es capaz de analizarse o atreverse a reconocer la propia crueldad. Si hubiera escrito una novela ambientada en un espacio urbano, la brutalidad de mis personajes sería la misma. No me pregunté por qué motivo situaba mi historia en el mundo rural. Me salió de forma natural porque gran parte de la literatura que he leído es de gente que trabaja la tierra. Supongo que no concebía la literatura de otro modo.

La historia está narrada de manera atemporal y también es difícil situarla geográficamente, parece que esto para ti no es importante y te centras más en que conozcamos a cada uno de los personajes a partir de su propio infierno y visión de lo que va pasando en primera persona. Esto le da una dimensión más política y moral a la novela porque parece que narres hechos que han pasado y seguirán pasando en todas partes. ¿Lo cuentas con voluntad de cambiarlo o con cierta resignación?

Quería narrar personajes que ejemplificaran la condición humana. El hecho de no situarlos temporal ni espacialmente me ha permitido universalizarlos de alguna manera. A veces suelto sentencias moralizadoras como si bajara Dios del cielo a explicarnos cómo tenemos que vivir. ¡Soy una moralista, yo! Me lo dicen todos los amigos.

¿De qué fuentes literarias, cinematográficas y teatrales bebe tu obra? ¿Son muy diferentes de las que te han atribuido a partir del éxito de este primer trabajo literario?

En la primera rueda de prensa para presentar la novela expresé mis referentes fundamentales, así que dejé muy preparado gran parte del trabajo de los críticos y de los periodistas. Tengo una obsesión con William Faulkner, pero en mi obra también hay mucho de Thomas Bernhard, que es radicalmente diferente del americano. No puedo esconder mi admiración hacia Víctor Català o Mercè Rodoreda, así como tampoco puedo negar la influencia que la prosa de Prudenci Bertrana ha tenido en mi obra. Las imágenes poéticas de Guimerà me parecen una delicia; a veces me ha hecho llegar al éxtasis con solo una frase. Veo poco cine, pero cuando un director me gusta, lo agoto. He visto casi todas las obras de Buñuel, Víctor Erice, Berlanga, Ulrich Seidl… Una autora teatral brillante que se merece el Nobel y que aquí se conoce poco es Caryl Churchill.

En la novela todos los personajes masculinos tratan muy mal a las mujeres, a los niños y a los débiles, pero las mujeres entre ellas tampoco se tratan bien. ¿Crees en la importancia de la sororidad y la solidaridad entre mujeres para superar el machismo?

No creo que nunca lleguemos a derrotar el patriarcado por varias razones. La principal es la crisis climática. No hay bastante tiempo para conseguir liberar a la mujer. El otro problema fundamental es que la mayoría de las mujeres se consideran libres cuando no lo son. Se engañan para hacer más soportable la propia esclavitud. Es difícil reconocer y aceptar que tu padre, tu hermano, tu pareja, tu amigo, te oprimen y te maltratan. De hecho, es muy curioso, porque es un pensamiento que tienen muchas mujeres y es lógicamente imposible. Si todas o prácticamente todas fuéramos libres, el patriarcado no existiría o sería algo muy reducido. Obviamente, no es el caso. El problema es como liberarnos de unas cadenas que no sabemos que llevamos atadas en los tobillos.

¿El ambiente, el entorno social y la propia familia nos ayudan a explicar ciertos comportamientos humanos excesivos, violentos o apáticos e incluso la locura en algunos casos?

Una de las grandes trampas de la vida es la infancia. Cuando menos puedes defenderte es cuando más te pueden atacar. La violencia recibida cuando eres joven te condiciona toda la vida. Si comprendes que el mundo es hostil, forjarás tu identidad con unas estructuras dispuestas a la lucha. Desaprender las primeras impresiones sensibles es una tarea que no he visto hacer a nadie. Puedes calmarlas, claro, pero tu identidad queda determinada por el lugar donde naces y siempre permanecerá el carácter que te han grabado. Por ejemplo, hay estudios que defienden que, a pesar de tener un componente genético que te predisponga a la psicosis, si no has sufrido ninguna situación traumática en la vida, es posible que no se te active nunca. La locura no es tan genética como nos pensamos.

¿Haces una crítica a la prostitución a la novela? ¿Crees que es un caso de alienación vivirla cómo liberadora como le pasa a uno de los personajes?

Los hombres que pagan por sexo son violadores. Se aprovechan de la necesidad económica de la mujer y la convierten en objetos que usan para la propia satisfacción. Esto no es sexo, porque el sexo tiene que ver con el placer y ellas no disfrutan. Es cierto que no solo hay mujeres que se prostituyen. También hay hombres que lo hacen. El problema es el de casi siempre: lo hacen por otros hombres. Tendríamos que cuestionarnos por qué aceptamos vivir en una sociedad donde los hombres pueden acceder libremente al cuerpo de una mujer cuando quieran. Todo el mundo sabe cuáles son las zonas de prostitución de la ciudad, son accesibles. Lo que no comprenden muchas mujeres es que el hecho que los hombres traten mal a otras mujeres, que las cosifiquen, afecta al sexo que ellos mantienen con ellas. A la mayoría de los hombres les excita la humillación y la denigración de la mujer. Todas lo sabemos, la pornografía nos lo ha enseñado también.

El vínculo madre-hija/hijo genera mucho sufrimiento en la novela y a la vez nos ofrece los momentos de más intimidad y comprensión. ¿Qué papel tienen las madres en poder modificar los trágicos destinos familiares como los que describes?

Es cierto que la madre tiene un papel central en “Terres mortes”, era consciente de ello desde el comienzo. De todos modos, no te sé decir el por qué. Una cosa que tengo clara es que mucha gente ha tildado este personaje de cruel y déspota, pero sus actos vienen condicionados por la infancia vivida y la violencia recibida por parte de su padre. No sé hasta qué punto es tan bruja como todo el mundo la percibe. Para mí es el personaje más sensible, a pesar de pueda parecer discordante con nuestra moral.

El libro se está traduciendo ahora mismo del catalán al castellano. Explícanos cómo y cuando llega la propuesta de traducir a otra lengua y si te planteaste hacerlo tú misma y cuándo podremos verla publicada en castellano y en alguno otro idioma.

A finales de este mes sale traducida al castellano por Sajalín Editores y en mayo al inglés por 3TimesRebel. Probablemente pronto habrá una traducción al árabe también. Las propuestas de traducción aparecieron cuando hacía poco que había publicado “Terres mortes”. Nunca me planteé traducir yo mi propia obra porque, a pesar de que conozco bastantes lenguas, no domino ninguna tanto como domino el catalán. Soy una enamorada de mi lengua. Y una aprendiz, también. No se acaba nunca.

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 “Terres mortes”, Ed. Anagrama, 2021. Foto @Elsa Corominas

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Elsa Corominas

Elsa Corominas

Economista, editora, gestora cultural. Escric sobre cultura, literatura, teatre, cine, ciència i educació.
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