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Jane Campion (Wellington, 1954) es una directora de cine neozelandesa, aunque la mayor parte de su trabajo lo ha realizado en Australia y los Estados Unidos.
Se dio a conocer internacionalmente cuando su segunda película, “El piano”, ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1993 e impactó al ofrecer una mirada femenina y feminista contando una historia de mujeres y represión. A partir del icónico piano abandonado en la playa, y con la famosa música de Michael Nyman, la película, llena de silencios y de sensualidad, habla del propio deseo, del despertar sexual y de dejarse llevar por el placer y los sentimientos, tan reprimidos en hombres y mujeres, ahogados en el hastío y la soledad.
Esta semana Jane Campion ha recibido el Globo de Oro 2022 a la mejor dirección y a la mejor película por “El poder del perro” (“The power of the dog”, Australia, 2021). Campion es la tercera mujer que gana el premio a la mejor dirección en la historia de los Globos de Oro –Barbra Streisand lo ganó por ‘Yentl’ (1983) y Chloé Zhao por ‘Nomadland‘ el año pasado-, imponiéndose nada más ni nada menos que a dos grandes apuestas de taquillazo cinematográfico: “Dune” de Denis Villeneuve y “West Side Story” de Steven Spielberg. “El poder del perro” es lo contrario a la estridencia y a la exageración, todo en la película es sutil y soterrado.
Campion hacía 12 años que no estrenaba una película. En 2009 “Bright star” pasó bastante desapercibida al ser un film excesivamente parsimonioso que se hace largo con tantos ires y venires del guión y de los personajes. Narra la historia de amor entre John Keats (1795-1821) y su musa, Fanny Brawne, un amor imposible, marcado por la norma social y por el estado de salud precario de Keats, que lo condujo a morir joven, dejando aun así un gran legado poético. Es una historia de personajes frágiles que Campion logra describir a la perfección y cuyo desasosiego y romanticismo atrapan como lo hacen los versos de Keats.
Desde el 1 de diciembre pasado encontramos disponible en streaming en la plataforma “Netflix” el nuevo y esperado film de Jane Campion, aparentemente en forma de wéstern, si bien el ritmo y la profundidad con que relata la historia y describe los personajes la alejan un poco de este género, más habitualmente centrado en la acción. La película, filmada en Otago, Nueva Zelanda, está basada en una novela de título homónimo de 1967 de Thomas Savage.
Son pocos los westerns dirigidos por mujeres y en esta película, Campion rompe esta dinámica dejando su especial huella de sensibilidad y de ritmo narrativo en esta historia de dos hermanos antagónicos, logrando ahondar en la profundidad psicológica de los personajes masculinos y en las relaciones sutiles y no tan sutiles que existen entre ellos. En el film, protagonizado por Benedict Cumberbatch, Jesse Plemons, Kodi Smit-McPhee y Kirsten Dunst, lo que más atrapa es el trabajo actoral de recreación de estas masculinidades y sus nocivos efectos en el personaje femenino brillantemente interpretado por Dunst que recibe las consecuencias de los comportamientos de todos ellos.
La directora consigue con muy poca acción recrear la personalidad, traumas y sensibilidades de los tres individuos y sus efectos tóxicos: un hombre cuya frustración amorosa le hace ser rudo y despreciar y maltratar a los débiles (como ya se narró de manera más explícita en “Brokeback Mountain”, dirigida por Ang Lee en 2005), excelentemente encarnado por Benedict Cumberbatch; su hermano, cuya templanza y frialdad anulan cualquier pasión, y el hijo de la protagonista, un chico cuya sensibilidad, delicadeza e inteligencia no encajan en el burdo mundo que le rodea y que va como anillo al dedo al joven actor australiano Kodi Smit-McPhee. Los cuatro trazan con su desesperación esta historia trágica y desoladora que Jane Campion ofrece con su cine único y especial, que te incomoda y definitivamente te interpela sobre tus propias actuaciones y visión del mundo.
