Uno para delante, dos para atrás. Eso es lo que dijo sobre los derechos de las mujeres la muy conservadora vicepresidenta de la Comisión de Derechos de la Mujeres del Europarlament. Eso se infiere sin ser grandes lumbreras del nuevo informe “Mujeres e inequidades de género en el contexto de la crisis”, eurobarómetro presentado en las jornadas “Cómo responden las Mujeres ante la crisis” (Bruselas 6-7 marzo), donde se encuestaron 25.556 personas europeas de más de 15 años entre noviembre y diciembre del año pasado.
Uno de los puntos más importantes de estas jornadas era destacar la firme convicción de Bruselas para hacer cumplir “la cuota”: esa que busca aprobarse y que plantea obligar tanto a empresas públicas como privadas a cumplir con tener un equipo directivo con al menos un 40% de mujeres, dada la infrarepresentación de las mujeres en este tipo de trabajos hasta ahora.
Al mismo tiempo. Mª Dolores de Cospedal (bueno, un día después) consideraba “machista” y “ofensivo” que una mujer entre en política por cuotas. Creo que Cospedal no tuvo tiempo de leer este último informe, ni ninguno de los anteriores. Y que no entiende realmente de qué se habla cuando se exigen cuotas.
“Nosotros no estamos a favor de las cuotas y siempre hemos tenido en las primeras de la lista a mujeres, hay algunos que no las llevan de primeras pero siempre llenan la cuota de la lista. Es muy ofensivo para muchas mujeres esto de que como eres mujer tienes que formar parte de la cuota. Esto es lo mas machista que hay para una mujer y es considerarnos en su conjunto como una masa deforme en la que somos todas iguales“.
Es claro que no somos todas iguales, ni queremos serlo (especialmente a señoras como Cospedal), pero disfrutamos y padecemos como género (no como sexo) de muchas condicionantes de contexto que nos hacen iguales ante las injusticias, que nos mantienen muy por detrás (en general) de la situación de los hombres, y que sobretodo en el mercado laboral se nos excluya como “iguales”, que es el fuerte que impulsa esta directiva de un 40% obligado de mujeres en los consejos de administración, tanto en la empresa pública como en la privada. Usted, María Dolores, no entiende lo que es la discriminación positiva y por qué se utilizan estas medidas impuestas para alcanzar la paridad, al menos, a nivel laboral y salarial.
Alguien preguntaría, ¿por qué se exige el 40 y no el 50 o 51%? Porque no se quiere exiguir imposibles. “Poco a poco”, nos decían desde el Parlamento Europeo, que con esto, en 7 años Europa logrará la igualdad promoviendo el empleo de las mujeres, legislando sobre permisos (bajas) de paternidad y maternidad, promoviendo el empresariado femenino, y la igualdad en la integración de las mujeres migrantes.
Y, ¿sin esto?
Si hay una diferencia de un 16,2% como media europea en los salarios entre hombres y mujeres a igual trabajo realizado, tenemos un problema que no se soluciona “invitando” a las empresas. Esto se soluciona legislando y penalizando; vigilando y creando procesos transparentes por ley. Porque la discriminación directa hacia las mujeres se suma a la inmobilidad de las situaciones de subordinación: las mujeres no están en lugares de poder, tal y como asegura Cospedal desde su noble y transparente partido político: sólo el16% de las grandes empresas tienen mandos en manos de las mujeres.
Hay expertas (y expertos) que señalan que con la legislación actual, habría que esperar 40 años para regularizar esta situación. Incluso más.
Pero Cospedal “no quiere ser un hombre” ni que ser tratada o juzgada “como a un hombre”. “No quiero tener los atributos de un hombre” para destacar que lo importante son sus méritos y capacidades. Fijese, señora Cospedal, que su primer mérito en otro país donde no la conozca nadie sería tener hijos o poder tenerlos. El segundo, su disponibilidad horaria y el tercero, su apariencia fisica. Vamos: ¿igual que los parámetros de contratación de un hombre? no. No es preocupe, Cospedal: no la tratarían com a un hombre.
Coincido con usted en “la tremenda importancia que tiene en la sociedad de hoy ser mujer”. Y si para usted la conciliación laboral-familiar es algo de mujeres, porque los horarios de trabajo en España aún están pensados para hombres, no nos diga que usted o su partido no quiere las “cuotas” para que no “nos pasemos la vida corriendo detrás de lo que han hecho los hombres”. Vaya más al fondo, María Dolores, y fíjese en la estupidez que está diciendo: somos las mujeres quienes necesitamos la conciliación, quienes necesitamos igualdad salarial (que no sexual) y quienes necesitamos empleos dignos, porque hoy las jornadas reducidas y la maternidad son pena capital a tu profesión. ¿Sigue creyendo que no se deben imponer cuotas? A ver quien la entiende. Ha quedado muy malcriada con esto de las tramas y los casos de corrupción con los que le toca lidiar a diario.
Señora Cospedal. Señoras, señores: desde noviembre de 2012 existe una propuesta legislativa que -si se aprueba- es vinculante: 2018 en privadas y 2020 en empresas públicas.
Deje usted de hacer discursos falaces, avalando la transferencia de los recursos de las personas trabajadoras al capital financiero o a la patronal.
Nuestro país ha reducido las prestaciones sociales, ha hecho recortes salariales de pensiones, ha flexibilizado nuestras vidas laborales y destrozado nuestras vidas familiares, lo que provoca el empobrecimiento de las mujeres y la pobreza infantil.
Los resultados de los recortes han dado directo en las economías de las mujeres: el cuidado y la dependencia que hasta ahora había recaído en nosotras y en el Estado, hoy y ante la ausencia de las prestaciones estatales, sufrimos peores salarios, empleos precarios, mayor discriminación a la hora de entrar al mercado laboral, penalización por la maternidad, re-criminalización del aborto y por supuesto, el cuidado rotundo y absoluto de todas las personas de su alrededor, excepto de nosotras mismas. Esto no está reflejado en este Eurobarómetro, ni hace falta que lo esté para saberlo. Pero el compromiso de quienes lo confeccionaron es comenzar a contemplar estas realidades.
Hoy sabemos lo que quiere Bruselas. Sabemos lo que quiere la Troika. Sabemos lo que se piensa desde el partido político que nos gobierna. Y también sabemos que el poder nunca se cede ni se regala: se pierde o se gana. A las mujeres hoy nos toca ganar, por el bien de nuestra sociedad. Y esto se hace “con cuotas” obligadas, ya que sin ellas, no ganamos ni para peinetas ni para mantillas.