Marta Macias ha dimitido como directora de la ACCD. En su escrito difundido el 31 de marzo hacía un claro alegato a favor de su legado más importante, el Plan Director de Cooperación 2015-2018 que ha incorporado por primera vez en la cooperación catalana la visión de género de una manera integral e ineludible. Muchas ONGs le han manifestado, a la ahora ya ex-directora, su reconocimiento a su labor y a la de su equipo.
Foto Amada Santos. La Independent
El último día de marzo saltaba la noticia, la directora de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo (ACCD), Marta Macias, explicaba en una carta que en los próximos días dejaría su responsabilidad como directora de la ACCD. Y así ha sido, Macias dimitió: “Los motivos de mi renuncia son las discrepancias que se han ido sucediendo en las últimas semanas con la Conselleria” – explicaba y testimoniava- “Pero lo que ahora importa es que la cooperación catalana tiene un magnífico instrumento que es el Plan Director de cooperación 2015-2018, un plan ampliamente debatido y consensuado y que es el mejor antídoto contra los viejos modelos de cooperación, en los que los derechos eran sólo necesidades, los titulares de derechos eran simplemente beneficiarios y la igualdad de género un mero discurso político sin ninguna connotación real “.
Pero al tiempo que renunciaba a su cargo también recordaba con énfasis. “De no cumplirse y / o arrinconar el PD se estaría contraviniendo la Ley de Cooperación y cuestionando la soberanía y mandato del Parlamento de Cataluña”.
Para Macias y su equipo, asesorado por experiencia externa, lo más importante ha sido conseguir una cooperación transformadora a través de un liderazgo compartido con las entidades de cooperación. Se trata pues, no sólo de una intención sino de hechos, de haber conseguido este sello de primera que representa la incorporación de la visión de género en las instituciones públicas y en todas sus actuaciones. Habla pues de liderazgo compartido, que seguramente habrá implicado buenas dosis de sororidad.
De hecho, ella misma lo afirma cuando dice que esta transformación “sólo ha sido posible desde la perspectiva feminista, desde la dimensión colectiva de los derechos humanos, y con una profunda determinación para propiciar un cambio de hábitos y de costumbres que esperamos no vuelvan nunca más”.
Muchas han sido las ONGs que han manifestando por las redes sociales la decepción por la salida de la directora de la ACCD y entre los valores que le otorgan destacan: el acercamiento de la ACCD tanto a los técnicos de la Coordinadora como a las entidades; saber transmitir el enfoque de género y DH; el saber escuchar, tener en cuenta y apoyar; restablecer y rehacer la interlocución con las ONGs; el compromiso con la cooperación transformadora y feminista; el trabajo consensuado y en equipo; la defensa de los derechos de las mujeres y la mirada feminista de la solidaridad; la sensatez, coherencia y conocimiento global de la cooperación; proponer y conseguir una política pública de cooperación digna de este nombre; situar en el primer plano de la estrategia de muchas entidades la defensa de las mujeres en todo el mundo cuando antes estaban incorporada como un elemento más, entre otros; la proximidad al territorio y las entidades.
En definitiva se podría resumir con uno de los mensajes “un legado que, si fuéramos un país como es debido, no se puede perder.”
Marta Macias, terminaba su escrito al equipo y a las ONGs con las que ha trabajado dándoles las gracias “sobre todo, por haber hecho posible una revolución en el seno del Gobierno que hace dos años sólo podíamos imaginar”. Será que las revoluciones nunca gustan en Palacio. Y quizás deberá pasar el tiempo antes de conocer si se trata o no de seguir poniendo más dificultades o resistencias a la visión de género en las políticas públicas o simplemente se trata del juego de siempre de “quien pierde su silla…”
