Organizaciones de mujeres, presentes en la CSW61, consideraron “decepcionantes” las conclusiones de esa reunión por no responder a los desafíos para el empoderamiento de las mujeres en el actual mundo del trabajo, tema central del evento.
Precisan que existen fuertes resistencias por parte de los Estados Miembros de la ONU a la inclusión de aspectos interdependientes del derecho al trabajo
Consideraron que el documento final que emanó del sexagésimo primer periodo de sesiones de la Comisión sobre la Condición de la Mujer de la ONU, hace escasas referencias a los derechos de las mujeres desde la perspectiva de derechos humanos y a los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Las organizaciones de mujeres, reunidas en Corporación Humanas que articula la acción de numerosas organizaciones de mujeres en América Latina y también a la Coalición de ONG’s de la OEA y con status consultivo ante el ECOSOC en Naciones Unidas, emitieron su parecer sobre las conclusiones de la CSW61.
Los movimientos por los derechos de las mujeres, dijeron: “Esperamos que los Estados muestren mayor compromiso para actuar sobre los retos actuales y futuros que surgen de un desequilibrado y peligroso sistema económico mundial”.
Apuntaron que las amenazas actuales y futuras del cambio climático, la automatización del trabajo, la concentración de la riqueza y el poder corporativo impactan más a las mujeres, ya de por sí explotadas en las bases de las cadenas de valor.
Todo ello, recalcaron, disminuye los recursos para invertir en los servicios públicos y la protección social necesaria para los derechos económicos de las mujeres.
Además, expresaron que las crecientes formas de autoritarismo, el conservadurismo y el odio que se expresa en las restricciones de la autonomía corporal, el movimiento y la sexualidad de las mujeres, las atacan arteramente.
Precisaron que existen fuertes resistencias por parte de los Estados Miembros de la ONU a la inclusión de aspectos interdependientes del derecho al trabajo.
Ello impide, aseguraron, que las mujeres gocen de condiciones justas y favorables de trabajo, ejerzan su derecho a afiliarse y a la negociación colectiva, a la libertad de reunión, asociación y el derecho a la huelga, como parte de los derechos de las mujeres en mundo del trabajo.
Asimismo, consideraron trascendental que se refuercen en el documento final las referencias sobre “trabajo decente”, que incluya la garantía del salario mínimo vital y el pago de igual salario para las mujeres por trabajo de igual valor que el de los hombres.
Desde su percepción es importante asegurar que las conclusiones de la CSW61 incluya las obligaciones básicas de los gobiernos de proteger el derecho a la salud, particularmente en el ámbito laboral como el acceso universal a servicios y medicinas de salud pública de calidad, independientemente del status migratorio o de residencia.
También que se garantice la cobertura de licencias remuneradas por maternidad, paternidad y parentales, por enfermedad, incapacidad y protecciones de salud y seguridad ocupacional.
En ese marco, plantearon que es fundamental establecer con claridad la relación entre los derechos y autonomía sexuales y reproductivas de las mujeres y las niñas con sus derechos económicos, su independencia y su empoderamiento, pues sin ellos no podrán participar plenamente en el mundo del trabajo.
Denunciaron que durante las negociaciones se suprimieron las referencias a la tributación redistributiva y progresiva que se requiere para financiar la protección social y los servicios públicos necesarios para la realización de los derechos económicos y laborales de la mujer.
Las organizaciones de mujeres demandaron que el documento de conclusiones explicite que el trabajo doméstico remunerado es mal pagado, continúa siendo subvalorado y está invisibilizado.
Es vital, dijeron, generar empleo de calidad que cumpla las condiciones del trabajo decente en las actividades de cuidado y que se aseguren los derechos laborales de todas las trabajadoras.
Consideraron crucial resaltar el rol del Estado en la reducción y distribución de la carga de las mujeres en el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, así como superar visiones estereotipadas en relación a los roles de género en la maternidad y el cuidado.