Periodistas y activistas de las Primaveras Árabes afirman que con el islam se quiere impedir que la mujer acceda al poder porque se la considera inferior
‘Estamos muy decepcionadas y muy enfadadas’ porque después de ser protagonistas en las calles con los jóvenes, ahora ‘se nos quiere excluir, incluso de la Constitución’; sólo estaremos como miembros de la familia y no como sujetos con derechos’, protestaba la bloguera tunecina Henda Chennaoui. ‘No habrá Primavera Árabe sin la mujer’ afirmaba la activista egipcia Dalia Ziada porque ‘ya estábamos preparando el camino, sobre todo en las comunidades y en las mezquitas, para hacer frente al acoso sexual, moral y político’ que sufrimos.
Estas y otras reflexiones las expresaron las ponentes de una mesa sobre el Papel de la mujer en los procesos democráticos de las Primaveras Árabes. Era uno de los varios paneles que reunió a unos 150 periodistas de las dos riberas del Mediterráneo invitados por la Unión Europea al seminario: ‘Relaciones Euro-Mediterráneas y las Primaveras Árabes, dos años después’. La mesa de mujeres fue moderada por la oficial del servicio de prensa Paula Fernández Hervás, que observó de inmediato que muchos de los hombres asistentes habían salido de la sala al iniciarse ese módulo. Abrió la sesión Alberto Cortezón Gómez, responsable delPrograma de Vecindad con la ribera sur, quien cifró en 90 millones de euros el apoyo europeo para el empoderamiento político y económico de la mujer en esos países. Siguió la directora de UN Women en Bruselas, Dagmar Schumacher, quien lamentó: a) que la igualdad va en segundo lugar tras la economía en esos procesos democráticos, b) que están repuntando los matrimonios forzados y c) que los gobiernos todavía no han presentado sus planes para incorporar a la mujer en el proceso de transición, en aplicación de la Resolución 1325 de Naciones Unidas. El programa de la ONU-UE para el empoderamiento de las mujeres (http://www.unwomen.org/es/2012/10/press-release-eu-commission-un-women-launch-new-partnership-on-womens-empowerment/) incluye a Túnez, Egipto, Jordania, Libia, Palestina e Israel.
De izquierda a derecha: Dalia Ziada, Leïla Ghandi, Henda Chennaoui, Paula Fernández Hervás y Dagmar Schumacher
En Túnez han confiscado la Revolución
‘El problema de verdad es la religión’ porque ‘el Islam considera a la mujer inferior al hombre y quiere impedir que ellas accedan al poder’, explicó la tunecina Henda Chennaoui que, cuando leyó el Corán la ‘decepcionó porque no valora a la mujer y tiene múltiples interpretaciones; necesitamos un sistema que no dependa de ambigüedades, ni divinidades’. En su opinión, se debería apartar la religión de la política porque ‘un régimen islamista moderado no existe: el Islam está en contra de la libertad de expresión y la igualdad’. En Túnez prosiguió, ‘han confiscado la Revolución pero también nos ha decepcionado la oposición’; a su vez, ‘la sociedad civil es conservadora’, continuaba Chennaoui. ‘No hay progresistas, ni libertad de expresión; nos han anulado las restricciones a la poligamia y las activistas –comoAmina– están siendo hostigadas’…
‘Las ideas sobre la democracia no están nada claras’ afirmó con rotundidad esta bloguera, ‘hay que definir qué se entiende por democracia’ porque ‘se han cometido errores en las Primaveras Árabes y las agendas ocultas de los islamistas se han desvelado una vez han llegado al poder’. Lo vemos en Turquía, continuóChennaoui, por tanto, ‘hay que preservar la laicidad, los derechos humanos y las ideas de (Mustafa Kemal) Atatürk -fundador y primer presidente de la República de Turquía, tras la desmembración del Imperio Otomano. ‘Yo quiero un Estado laico para tener democracia’ subrayó. Ahora ‘Turquía tiene una deriva autoritaria; no se fijen en ese modelo’, alertó a la asistencia árabe.
‘Yo soy marroquí, mediterránea, árabe, magrebí y musulmana; tengo una identidad mixta y variada’ afirmó Leïla Ghandi, ejecutiva de una empresa de Marruecos, cuya opinión era que ‘la primavera árabe ha degenerado en un otoño islamista’. Ella sugería que se debe ‘aceptar el pluralismo y la diversidad’ y que ‘el sur del Mediterráneo debe acercarse a las valores universales de los Derechos Humanos’, incluso con imposiciones. Ghandi consideró que los intercambios están bien pero que ‘la Unión Europea debería presionar más con medidas y establecer algunas alertas’ porque esta ‘fase transitoria en los procesos democráticos es muy importante’. En una de las rondas del debate se subrayó que la educación es imprescindible, pero requiere tiempo, porque la sociedad va menos rápida que las leyes. En este sentido, Leïla Ghandi preguntaba ¿y qué hacemos, mientras tanto, para permear los conceptos y valores democráticos del Estado de derecho? Su respuesta fue que se deben ‘aplicar cuotas de discriminación positiva: dos años como en Tanzania’, para que las mujeres consigan espacios políticos, mientras llegan (o no) las condiciones idóneas para la igualdad.
Cómic de la activista tunecina Nadia Khiari cuyo gato Willi
discute con el barbudo sobre la mutilación genital femenina y le plantea una masculina
Egipto segundo país del mundo en acoso sexual
La egipcia Dalia Ziada ratificó que, en efecto, la sala estaba medio vacía y ‘faltan nuestros colegas hombres’, pero deben saber que ‘no habrá Primavera Árabe sin las mujeres’, aunque ‘la lucha es dura en la vida social y la cotidiana y se nos quiera marginalizar, como demuestra el Informe del Global Gender Gap: Egipto consta en el primer lugar por la falta de apoyo económico a las mujeres emprendedoras y está clasificado como el segundo país del mundo, tras Afganistán, por los altos índices de acoso sexual a las mujeres. Ziada recordó que ‘el acoso físico y sexual fue un revulsivo para las protestas’ pero también ‘un germen para la Revolución’ en su país.
Ziada, que se presentó sin éxito en las elecciones de 2012 -‘porque nos falta experiencia en la participación política y la toma de decisiones’- consideró importante la Educación pero sobretodo las cuotas. Ella considera que el Parlamento Europeo debería presionar para que se incluyeran en sus países, pues son importantes para todo el mundo. A nosotras ‘nos duelen las manos de tanto votar’ pero todavía ‘no sabemos quién habla en nombre de las mujeres desde la organización de los Hermanos Musulmanes’; algunas votamos por el actual presidente ‘Mohamed Morsi porque no sabíamos que ‘a la mujer le dedicarían sólo un artículo de la Constitución y es por su función biológica de madre’, no políticamente, lamentó. Pero esta ‘mentalidad patriarcal es la que nos mantiene unidas’ y, según ella, hay ‘buenas señales: 1) las mujeres seguimos luchando por los derechos, 2) los medios de comunicación están dinamizando el debate, 3) la sociedad nos apoya y 4) los intercambios con la Unión Europea, siguen’ afirmó. Tenemos muchos desafíos, pero que no cunda el pánico, animó.
Nadia Khiari a la izquierda, en otra de las sesiones. Sus tiras cómicas con su gato Willi reflejan muchos de los debates de la Revolución tunecina
Informaciones sobre otros países Mediterráneos
En Líbia hubo listas paritarias, de manera que muchas mujeres participaron en las primeras elecciones en 60 años de historia. Pero eso no fue gratis, según uno de los dos periodistas libios hombres participantes: las mujeres se manifestaban todos los sábados después de las matanzas de 1976 y las primeras reuniones en 2011 las organizaron ellas. ‘Eso fue un choque’. ‘En el Parlamento libio hay 33 mujeres porque la legislación lo obliga, si no, no habría ninguna. Hay que tenerlo en cuenta’ señaló este periodista. El segundo recordó que, sin embargo, no autorizan a las mujeres en algunas funciones públicas como juezas y abogadas.
Los periodistas palestinos recordaron que mientras Israel siga ocupando Palestina las mujeres no serán libres de abusos, atropellos y vejaciones, como las egipcias, pero recordaron también que sufren la discriminación del grupo islamista Hamas que limita sus derechos.
Hay que cambiar la mentalidad y los estereotipos con respecto a las mujeres, concluyó Alberto Cortezón; ‘los maridos no las dejan trabajar, pero eso pasa también en Europa’, afirmó. La educación es muy importante, pero ‘las mujeres también deben prepararse y capacitarse para las elecciones’. Paula Fernándezfinalizó resumiendo que, sin mujeres no hay Revolución, pero sin hombres tampoco y, a la vista de la fuga de muchos de los de la sala, ‘la enseñanza es que hay que introducir cuotas’.
Silvia Costa, responsable del informe sobre La situación de la mujer en el Norte de África, se incorporó al final al debate.