lunes 09 diciembre 2024

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Cuba: Isa, lecciones de una gran mujer

 

Isabel Moya 1

 

Isabel Moya Richard fue, sobre todo, una mujer que se impuso a las adversidades con la mejor cara, temple y optimismo. “Una valiente de verdad, una atrevida guerrera que no le tuvo miedo a la vida”.

No parece haber consuelo para las feministas y el gremio de la prensa cubana que amanecieron este domingo 4 de marzo con la triste noticia de que la cubana Isabel Moya Richard, la periodista, maestra y amiga, había fallecido por causa del cáncer, a los 56 años de edad, en La Habana.

“Estuvo trabajando y batallando hasta el último momento, como ella quería”, escribió en Facebook la cineasta cubana Marilyn Solaya.

Así fue siempre. Isa, como en verdad le han llamado con inmenso cariño sus colegas, colaboradoras, amistades, su familia y personas cercanas, nos deja el retrato de una mujer incansable, que parecía rebasar todos los límites.

 

 

Isabel Moya 2

 

Graduada de Periodismo por la Universidad de La Habana en 1984, combinó desde entonces el ejercicio de la profesión con la investigación científica, la academia y el feminismo, tres de sus grandes pasiones personales y profesionales.

Empezó su carrera en el departamento de correspondencia, respondiendo las cartas de lectoras y lectores de la revista Mujeres, en cuyas páginas se destacó como reportera y luego como directora, en 2005 se convirtió en la directora general de la Editorial de la Mujer, de la Federación de Mujeres Cubanas.

“Así empezó mi historia con un periodismo que me parece esencial y que, tal vez, todavía se subestima o no se valora en su justa dimensión: el periodismo con perspectiva de género”, contaba Moya en 2009, en una entrevista recogida en el libro En primera persona, realizado por SEMlac bajo el sello del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).

Desde que se acercó a los estudios de género, entre finales de la pasada década de los ochenta y principios de los noventa, Isa profundizó también en las lecturas teóricas, las prácticas feministas y los movimientos de mujeres, que fue incorporando a su acervo y aprendizajes personales.

Bebió directamente de la vida y obra de las grandes feministas, a la vez que se anclaba en las experiencias vitales de sus entrevistadas por toda Cuba. Se transformó en ávida investigadora y teórica, lo que luego la llevó al magisterio, en distintos escenarios.

Como profesora universitaria formó a jóvenes a quienes ha inculcado el buen ejercicio profesional y, sobre todo, el afán de justicia y equidad social, incluida la equidad de género, una de sus principales e inspiradoras batallas.

Su afán formativo la llevó a fundar la Cátedra de Género Mirta Aguirre en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, donde también organizó varios talleres y coordinó el Diplomado Internacional de Género y Comunicación, cuya última edición organizó apenas unos días atrás, en febrero.

Su ávida inclinación al estudio la llevó a obtener el título de Doctora en Ciencias de la Comunicación, además de fundar y desarrollar una asignatura de Género en la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Habana, materia que siempre quiso convertir en curricular, otra de sus grandes batallas.

Pero Isabel Moya fue, sobre todo, una mujer que se impuso a las adversidades con la mejor cara, temple y optimismo. “Una valiente de verdad, una atrevida guerrera que no le tuvo miedo a la vida”, ha suscrito la colega Ania Ortega en las redes sociales.

La primera barrera que Isa venció fue la física, porque vivió desde temprano en lucha con una biología que le pronosticaba una existencia llena de privaciones y ella convirtió, a fuerza de empeño personal e incondicional apoyo familiar, en lo más natural y común del mundo.

Con una enfermedad congénita que le hacía eliminar el calcio a su organismo, sus huesos comenzaron a deformarse con solo un año de nacida, por lo que tuvo que usar aparatos ortopédicos para caminar y dormir hasta los 12 años de edad, cuando fue operada por primera vez.

Ello no la privó de participar en cuanta movilización, tarea y misiones fueran convocadas, junto al resto de sus compañeros y compañeras de aula, en cada momento.

Contra todos los pronósticos escaló el pico más alto de Cuba, El Turquino, cuando se hizo periodista, y emprendió el camino de la maternidad para agrandar su felicidad y su familia.

Con esa misma tenacidad siguió también entregada a múltiples proyectos profesionales y laborales hasta el último minuto de sus días.

Mientras hizo todo eso y más, Isa recogió en amenos artículos, ensayos y libros sus propuestas para hacer un periodismo no sexista; su visión sobre los nexos entre la teoría de género y la comunicación; los hallazgos que, desde la crítica feminista, aportaran un enfoque de equidad a la sociedad cubana y su prensa.

También encaró las barreras del patriarcado, lo identificó y expuso públicamente en la violencia simbólica, en los imaginarios sociales, en las prácticas cotidianas que lo naturalizan, en la familia, las parejas y la sociedad, en múltiples espacios.

Igual le quedaron proyectos inconclusos: viajes por realizar, clases por impartir, mucho que compartir, escribir, vivir, amar y fundar.

En su almacén de deseos quedó pendiente una revista teórica de estudios de género. “Podría ser un anuario que recoja la producción que están haciendo las cubanas. Hay muchas investigaciones dispersas. Me encantaría ser la editora de esa revista…”, soñó una vez en voz alta.

Tuvo la dicha, también, de apreciar avances y resultados. “Ha sido un camino difícil el de colocar los temas de género en las agendas mediáticas. Pero me place ver cómo han ganado espacios de debate. Incluso aparecen ya programas específicos sobre estos temas, lo cual es resultado del trabajo realizado durante años”, dijo en 2017, cuando recibió el Premio Nacional de Periodismo José Martí, por la obra de la vida.

“Isa vivió intensamente, contra reloj, como quien siempre está al límite y quiere aprovecharlo todo de cada instante, a contrapelo incluso de su salud”, dijo una de sus colaboradoras en la editorial, al describir su entrega total a una causa en la que creía profundamente y disfrutaba trabajar hasta las últimas consecuencias.

“Si tuviera que quedarme con uno de sus méritos y rasgos distintivos, uno sobre los demás, escogería sin vacilar que era una persona profundamente humana”, agregó la periodista.

Esa entrega distinguió a Isa, al decir de su profesora de Periodismo Miriam Rodríguez, quien la conoció de cerca.
“Nadie sabe a ciencia cierta de dónde saca el tiempo, la voluntad y la paciencia para dirigir una revista y una editorial, escribir artículos y libros, atender diplomantes, proyectar eventos, dar conferencias, y rara vez decir que no a muy diversas peticiones, y nunca si se trata de una solicitud de ayuda, porque nuestra experta en género lo es también en solidaridad humana”, describió en una ocasión su entrañable maestra.

Los mensajes en las redes sociales, el chat, los correos electrónicos, los teléfonos y los encuentros personales están saturados por estos días de dolor y tristeza. Isa es una pérdida muy sensible, incluso más allá de las fronteras cubanas, y deja un vacío gigante.

La directora de SemMéxico, Sara Lovera López y todo el equipo, lamentan profundamente el fallecimiento de Isabel Moya, promotora incansable de las reuniones latinoamericanas de periodismo de género en donde todas aprendimos de sus aportaciones en materia de comunicación y periodismo. Reiteramos la partida de Isabel Moya Richard es una perdida profunda y lamentable.

En uno de los mensajes de Facebook de Cristina P. Fraga, Directora de la Agencia Española de Comunicación para la Igualdad – AmecoPress, se lee: “Si me dijeran pide un deseo, yo pediría hablar con Isabel, escuchar a Isabel, reír con Isabel, aprender de Isabel. Siempre mi corazón hablará, escuchará, reirá y aprenderá de Isabel. Te he querido, te quiero y te querré siempre, y no te olvidaré en los años que me queden por vivir”.

En otro de los mensajes de Facebook, escrito por Tania Meza Escorza, se puede leer: “¡Qué dolorosa noticia! Ha muerto la máxima exponente del feminismo en #Cuba”, junto a la eqiqueta #FeminismoLatinoamericanoDeLuto.

“La recordaré como una de mis hacedoras. Isabel, maestra de maestras, agitadora de todos los fuegos que incomodan. Isabel, la doctora que militó por una nueva construcción de los mensajes mediáticos. La que pudo sacar una sonrisa a esta mujer argentina que no sabe reír”, escribió a la red de SEMlac la colega Norma Loto, desde Buenos Aires.

Otra de sus alumnas, la joven periodista Helen Hernández Hormilla, lo resumía con estas palabras: “Todas perdimos algo hoy. Yo solo puedo pensar en su vida intensa. Su deseo de vivir es también una enseñanza que nos lega”.

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Drina Ergueta

Periodista y antropóloga. Comunicación y feminismo son sus temas predilectos desde hace más de una década. Articulista en medios bolivianos y portales feministas de España/México.
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