Con una masiva asistencia de mujeres al Palacio Presidencial La Moneda, la Presidenta Michelle Bachelet promulgó la esperada ley de despenalización del aborto por tres supuestos.
Esta Ley, saca a Chile de la lista de, los seis países que prohíben interrumpir embarazos en todos los casos, junto a El Vaticano, Malta, El Salvador, Nicaragua y República Dominicana.
“Hoy por fin firmamos la ley que consagra el derecho que tiene toda mujer a decidir sobre su cuerpo y sobre su embarazo en tres casos sumamente precisos y humanamente difíciles”, señaló la mandataria en su discurso.
Foto: La presidenta Michelle Bachelet en la promulgación de la Ley del Aborto
Indicando que “ese es el país que nos pertenece a todos, el país que dialoga, que conversa, que no impone. Sin duda, hoy día Chile es un país mejor “.
Así, las mujeres que aborten en tres casos específicos: peligro de vida de la mujer, inviabilidad fetal y violación, no solo no serán penalizadas, sino que tendrán la garantía de acceder a esta prestación de manera oportuna, puesto que ahora será un derecho.
La Ley, aprobada por el Congreso, fue imputada por la derecha más conservadora, llevándola al Tribunal Constitucional, que a fines de agosto definió que era perfectamente constitucional y, por tanto, podía aplicarse en el país.
Sin embargo, la aprobación tiene salvedades como la posibilidad de la objeción de conciencia, no solo del personal de salud a nivel individual, sino incluso de instituciones completas, cuestión por la que la Universidad Católica y otros espacios religiosos señalaron que no realizarán abortos en sus instituciones de salud.
“Este es, sin duda, un avance fundamental para las mujeres en Chile”, indicó a SEMlac Gloria Leal, Directora Ejecutiva de la Fundación Instituto de la Mujer, entidad que integra la Mesa de Acción por el Aborto en el país, instancia que coordina a organizaciones feministas, políticas y de derechos humanos.
Leal subrayó que “aunque solo aplicará alrededor del tres por ciento de los abortos que se realizan clandestinamente, nos saca de la barbarie y ha contribuido a desatanizar las interrupciones de embarazo, que siempre han sido parte de la vida de las mujeres, aunque de manera clandestina”.
Macarena Castañeda, vocera de la Mesa Acción por el Aborto en Chile y militante de Izquierda Autónoma, dijo a SEMlac que “la principal preocupación respecto a la ejecución de la ley es asegurar una cobertura total”.
Alertó que entonces la objeción de conciencia se constituye como el principal obstáculo, “pues significa una reducción significativa de personal, teniendo en cuenta que el colegio médico estima que 70 por ciento objetará, lo que se agudiza por la penalización social que vive y vivirá el personal médico, con acosos laborales, presiones del entorno, entre otros.
“En términos prácticos, la objeción de conciencia significa disminuir las posibilidades de una mujer de acceder a la prestación. Por eso creemos que poner la voluntad individual e institucional por encima del derecho social es atentar contra el derecho”, puntualizó Macarena.
La promulgación se realizó en los dias del Te Deum evangélico, durante el cual se criticó la Ley de Aborto y el proyecto de ley de matrimonio igualitario, y la Presidenta recibió gritos ofensivos por parte de quienes asistieron.
En Chile, el aborto terapeútico fue un derecho para las mujeres desde los años treinta hasta 1989, cuando la dictadura de Pinochet cambió la normativa y lo hizo ilegal en todos los casos.
Desde que se democratizó el país, se presentaron proyectos similares de despenalización del aborto; sin embargo, no lograron siquiera que se discutieran en el Congreso de la nación.