Muchas mujeres y algunos hombres han coincidido en sus balances del año 2018 que ‘la agenda feminista es el antídoto contra la regresión democrática’ o, dicho de otra manera, ‘la vía de emancipación ante la deriva autoritaria’ que pretenden los grupos o movimientos políticos de ultra derecha en la península, Europa y el mundo.
Hay consenso casi total en todos las resúmenes anuales en muchos medios de comunicación, locales e internacionales, que el pasado 8 de marzo significó un punto de no retorno por el rotundo mensaje mundial por la ya irrenunciable igualdad de los derechos de las mujeres en todos los frentes: político, social, cultural…. Por ello, el feminismo está siendo considerado en estos momentos como “el principal sujeto emancipador que hay en la escena política y social” y sin marcha atrás en los países que se consideran democracias liberales.
Son palabras de la antropóloga Véronique Nahoum Grappe, citadas por el filósofo y periodista catalán, Josep Ramoneda que, a su vez, afirma que el feminismo es ‘un movimiento emancipatorio’ porque “pretende ampliar los espacios de autonomía y libertad de las personas” y, por tanto, “es el principal factor de cambio que hay en escena”, ante el ascenso de las extremas derechas que, para este escritor y director de La Maleta de Portbou, no es ajeno a la defensa del poder patriarcal. Y Ramoneda amplía su reflexión con palabras de la doctora en psicología y experta en políticas de igualdad, Sara Berbel que añade que “no hay solo que mirar al patriarcado sino también el neoliberalismo político”.
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Tres modos articulados de dominación
En parecidos términos a los de la directora de ‘Barcelona Activa’, lo explicaba hace unos meses en Barcelona, el sociólogo Boaventura de Sousa Santos : desde el siglo XVI “los tres modos principales de dominación” que, en su opinión, “siempre han actuado articulados”, son “el capitalismo, el patriarcado y el colonialismo”, este último decía, “ahora bajo otras formas como el colonialismo interno, el racismo, la xenofobia y la islamofobia”. Justo las banderas o argumentos que está esgrimiendo la extrema derecha en todas partes, además de la mal denominada ‘ideología de género’.
Para este catedrático jubilado de la Universidad de Coímbra, ya hay un ejemplo feminista a seguir, explicaba en su conferencia en el Centre de la Imatge de La Virreina, y son las políticas sociales y económicas que están impulsando, desde 2105, las mujeres ‘feministas y profesionales’ del Bloco de Esquerda (BE) en Portugal, en los acuerdos con el gobierno del socialista de Antònio Costa. Y también las diputadas del BE en el Parlamento Europeo, donde esta primavera quieren anidar esos grupos ultras, en las próximas elecciones de mayo.
Neoliberalismo y patriarcado, una alianza tremenda
Otro catedrático, el de la Universidad de Córdoba, Octavio Salazar, miembro además de la Red feminista de Derecho Constitucional y de la Red de Hombres por la Igualdad, opina también en sentido parecido, al afirmar que “asistimos a una cuarta ola feminista” cuyo eje de referencia es “la explotación global que las mujeres, sus cuerpos y capacidades sufren a manos de una alianza tremenda entre el neoliberalismo y el patriarcado”.
Para este jurista, el “gran reto es cómo el feminismo se sitúa en primera línea de la agenda políticay los hombres nos sentimos interpelados”, le indicaba a la periodista Isabel Valdés, en un artículo donde ella recogía 19 deseos feministas de hombres y mujeres para 2019.
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Poner el foco a la masculinidad tóxica
Para el antropólogo y escritor Ritxar Bacete, es necesario “generar identidades pacíficas en los hombres, deslegitimando el uso de la violencia” en sus “modelos y prácticas” de la “masculinidad hegemónica”. El deseo mencionado por Bacete es que aparezcan “los hombres buenos, pacíficos, cuidadores y tiernos”. Para el escritor e inspector de Policía y especialista en Familia y Mujer, Álvaro Botías, se debe “poner el foco a la masculinidad tóxica y hegemónica que el patriarcado ha ido creando”, aunque, según le manifiesta a la periodista Váldés “las campañas contra la violencia de género (ya) han sido orientadas al maltratador.”
Otro intelectual masculino, el profesor del Centro de estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown, Héctor Schamis mantenía en un artículo del pasado mes de octubre que ya ‘el feminismo es cosa de hombres’ y afirmaba que los hashtags #NiUnaMenos, #MindTheGap, #MeToo, #AbortoLegalYa, #StopKavanaugh, #NoSinMujeres, #ZeinabSekaanvand y #DemocraciaParitaria, “retratan un conjunto de desigualdades simultáneas (y) yuxtapuestas”, que ponen en duda “la tan fundamental noción de ‘igualdad ante la ley’, condición intrínseca de la democracia liberal”, según sus palabras y que además consta en la práctica totalidad de las Constituciones occidentales.
Estructura de poder y control social masculino
Para este Consejero Académico del CADAL (Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina) “todo régimen de ciudadanía restringida… expresa una jerarquía social determinada. Necesariamente ello se traduce en una estructura de poder y, ergo, de control social, en este caso de las mujeres, por parte de los hombres, ejecutado por instituciones diseñadas a tal efecto, muchas de ellas a su vez regidas por hombres”.
Así que, para Héctor Schamis sólo “el feminismo esboza una comprehensiva agenda de cambio social” que, “entre tantos neofascistas, xenófobos y autócratas”, según opina este profesor, “esa agenda es el antídoto contra la recesión democrática de este siglo.”
‘Despatriarcalizar las mentalidades jurídicas’
Como la Justicia ha sido uno de los frentes de la lucha feminista por algunas de las decisiones de los jueces, entre esos 19 deseos feministas que reclaman las mujeres para este 2019, están los de la de Magistrada y portavoz de Mujeres Juezas del Estado español, Lucía Avilés, que solicita la “despatriarcalización de las mentalidades jurídicas” y que se cumpla el Conveni d’Istanbul . La abogada, doctora en Derecho y profesora de la Universidad de Sevilla, Amparo Rubiales, solicita, por su parte“acabar con la falocracia, que conduce a la violencia sexual contra las mujeres”.
Por eso mismo, la periodista y escritora Nuria Varela, le indicaba a la periodista Marisa Kohan que “la sentencia de La Manada, uno de los hitos del feminismo” a lo largo del pasado año, no hace otra cosa que “mostrar públicamente lo que ocurre en los juzgados cuando se juzga la violencia de género, especialmente la violencia sexual”. Y en ese sentido, recuerda el voto particular del juez Ricardo González, “que calificó una violación como ‘jolgorio’ y juzgó en contra de los hechos probados y sigue en su puesto impartiendo lo que él considera justicia”.
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Desprotección de las jornaleras marroquíes de la fresa
Justa Montero, activista feminista y experta en género y desigualdad, también le cuenta a Kohan que “uno de los reveses” vividos en 2018 es el hecho que la judicatura “no ha sido capaz de garantizar protección, justicia y reparación para las mujeres que han sido víctimas de violencia sexual, o de sus parejas, o para las que han sufrido explotación y violencia, como es el caso de las jornaleras marroquíes de la fresa” en Huelva. Montero considera, por ello que todavía hoy “para las mujeres, la justicia es aún un obstáculo importante y una barricada contra sus derechos”.
La periodista de Público recoge también la opinión de la experta en violencia de género, Bárbara Tardón que, en el mismo sentido, resalta de 2018 las “movilizaciones feministas frente a estajusticia que interpreta las normas desde una mirada patriarcal, envenenada de mitos y estereotipos de género”.
Educación permanente en clave de género e interseccional
La abogada Carla Vall i Duran, responsable de la Comisión de Violencias de Dones Juristes, escribía en el diario ARA que, con “el juicio contra los miembros de la Manada aprendimos lo que la prestigiosa psicóloga Inés Hercovich denomina ‘la negociación sexo por vida’. Es lo que hemos aprendido de los agresores y el sistema” y continuaba: o nos sometemos a la violación o nos matarán si nos oponemos”. O dicho a la manera de la doctora Nerea Barjola, es la “construcción del terror sexual”, escribía.
Su artículo Erradicar el machismo y superar la utopía, era el reto 5 de los 10 que debe enfrentar la humanidad según la mirada del periódico catalán ARA . Y para Carla Vall los retos son dos: una educación permanente en clave de género e interseccional, que marque los límites de las masculinidades violentas, sufridas mayoritariamente por mujeres e identidades de géneros diversas”, que aumentan por razones de clase, raza y discapacidad. El segundo reto es la necesidad que “el sistema responda e intervenga preservando las vidas de las mujeres” y también que garantiza sus vidas libres y sin miedo”.