Por Mónica Vaccaro* DDF
Desde 1992 cada 10 de octubre se conmemora el día mundial de la Salud Mental, con el objetivo de crear conciencia sobre los problemas de salud mental en todo el mundo y movilizar esfuerzos en apoyo a la salud mental. El lema elegido este año afirma: «Es tiempo de priorizar la salud mental en el lugar de trabajo«
A partir de esta consigna, ponemos en contexto la realidad que nos atraviesa como habitantes de Argentina: a partir de diciembre 2023 cada medida tomada por el gobierno nacional ha sido poco favorable (impiadosa) para la población, apuntando directo al corazón de la vulneración de derechos y la democracia, impactando de lleno en la Salud Mental de las personas, quienes aún permanecen/mos en estado de perplejidad frente a un escenario de crueldad y desatino inusitados, que no para de inyectar deshumanización a su máquina destructiva.
Es muy fuerte el embate a la organización de la vida cotidiana que nos atraviesa como sociedad, implosionado realidades, colapsando emociones y posibilidades de recuperarse en lo inmediato y continuar. La población sometida al terrorismo económico, y otras múltiples formas de violencia, con mensajes que pretenden disciplinar, callar voces y entorpecer reclamos genuinos, necesita de un tiempo para reaccionar ante el exceso de estímulos negativos que arrasan subjetividades y devastan los proyectos de vida.
La incerteza, el temor, la desesperanza, suenan fuerte cuando la palabra inundada de angustia circula en la clínica .En los espacios de escucha, más demandados cada día, aparecen las preocupaciones por las carencias económicas, las dificultades a hacer frente a las necesidades básicas en lo cotidiano (alimentos, alquileres, acceso a la salud integral, interrupción de aspiraciones educativos por dificultades para costearse, etc.). La apatía, la abulia, el desinterés, acompañan a manifestaciones como «ganas de desaparecer hasta que pase» «despertarme y que no esté ocurriendo» «no quiero salir otra vez a defender lo mismo» «cuánto se tarda en armar y en que poco tiempo se destruye» y tantas otras maneras de «decir» que cada SER tendra que hacer lo posible.
Recordaba cuando en abril de este año escribía el articulo El capital NO es humano, con una descripción que parecía lo peor que podía ocurrir, sin embargo en el lapso de tiempo hasta hoy, continúan los embates, en formas aún más agresivas, desmedidas y crueles. No debemos olvidar que fuimos y somos testigos de represiones a jubiladas y jubilados en tiempos de democracia, que la magnitud de los episodios provocados por las fuerzas de «inseguridad» contra poblaciones vulneradas y vulnerables son «marcas» de una época donde los discursos de odio son propiciados habilitados, aplaudidos y reproducidos por la persona que «gobierna» el país. Estos acontecimientos, TODOS, tienen un impacto en la Salud Mental de las personas, ya sea, para quienes fueron violentadas en forma directa (que suman «marcas» a sus cuerpos) tanto como para el resto de la sociedad. Por lo tanto no debería haber lugar, ante tamaña atrocidad, para los silencios cómplices ensordecedores.
Cómo decía al principio, el lema del Día Mundial de la Salud Mental 2024 es priorizar la Salud Mental en el lugar de trabajo, que paradoja en este contexto actual de país, cuando las fuentes laborales estan desaparecidas o amenazadas en forma permanente, por lo tanto muchas personas no saben si mañana tendrán trabajo, pueden ser notificadas por cualquier vía informal, en cualquier momento, también mientras están trabajando como ocurrió con las trabajadoras de la desmantelada línea 144 o cómo ocurrió la pasada semana con trabajadoras y trabajadores del Hospital Nacional Lic. Laura Bonaparte [1]y de otros hospitales y áreas de salud.
Es esta una buena oportunidad para informarnos acerca de la existencia del Hospital Nacional en red Lic. Laura Bonaparte cuyo objetivo es «albergar las necesidades asistenciales de la población y disponer del Hospital en los territorios más vulnerados. Como efector público de salud, buscamos garantizar el acceso integral y equitativo a todas las prestaciones, para toda la comunidad, con una mirada integral y respetuosa de los derechos humanos, tanto en el ámbito jurisdiccional local y con asiento en distintas provincias, como institución de segunda opinión. Bajo estas premisas se promueve el trabajo interdisciplinario e intersectorial, tanto hacia adentro del propio Hospital, con la conformación de equipos; como hacia afuera, con el armado de redes de trabajo interinstitucionales, intersectoriales y comunitarias.»
También es una oportunidad para recordar que la mayoría de las tareas de acompañamiento y cuidado en Salud Mental están a cargo de mujeres, muchas de ellas, en situación de precarización laboral, sosteniendo varias jornadas de trabajo por las implicancias en las múltiples tareas a cargo. Claro, que es tiempo de priorizar la Salud Mental en el lugar de trabajo, en los lugares de trabajo.
Mientras: Salud Mental en las calles, actos de Salud Mental en forma de multitudinarias marchas por salud y educación pública gratuita y de calidad, a lo largo y ancho del país. El manifestarse como el amor son actos políticos y revolucionarios, siempre.
Mientras: La poquedad y la miseria de los votos que vetan.
Mientras: chicas, chicos y chiques se ponen de pie y recomponen la esperanza y AHÍ debemos estar, acompañando!!!
Mientras: Seguimos tejiendo tramas como refugio de la ternura en tiempos de ferocidades. Hacemos lazos como puentes que enlacen otras posibilidades, abrazamos la otredad y alojamos las diversidades, recordando que; Salud Mental es una construcción social y colectiva. Salud Mental es tener acceso a educación pública, gratuita y de calidad, a salud integral, a la justicia, a vivienda digna, alimentación y medio ambiente saludables.
No hay Salud sin Salud Mental. No hay Salud Mental sin oportunidades. No hay Salud Mental sin garantía de derechos. No hay Salud Mental sin Memoria Colectiva. No hay Salud Mental sin Educación Pública. No hay Salud Mental sin Libertad.
Defender la Salud i La Educación Publica es Político, No Hacerlo También
(*) Trabajadora de la Salud Mental y activista de Derechos Humanos.
[1] Lic. Laura Bonaparte, psicóloga y activista argentina de los movimientos de derechos humanos. Sufrió la desaparición de tres hijos, dos yernos y una nuera y el padre de sus hijos, fue una de las precursoras de la campaña internacional para que se declarara delito de lesa humanidad la desaparición forzada de personas.
