El 6 de octubre de 1991 la glorieta del Parque de la Ciutadella fue el lugar donde Sònia Rescalvo Zafra perdió la vida. Fue asesinada, de forma brutal, por seis hombres de ideología ultraderechista.
Sonia vivía en la pobreza y dormía al raso. Su asesinato fue considerado el primer crimen de odio
a una transexual.
El 16 de febrero de 2023 se aprueba, de forma definitiva, la ley para la igualdad real y efectiva de
las personas trans* y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI. Como una forma de
dotar de derechos a personas que no los tenían y garantizar a los que se reconocen.
Avanzar en los derechos humanos es un deber de sociedades democráticas. Las necesidades, las
demandas y los contextos cambian y evolucionan. Situaciones que hace unos años eran inexistentes, o
permanecían invisibles a la mayoría, forman hoy parte de nuestra realidad y es necesario que el sistema legal se adapte y lo reconozca.
Negar derechos a personas por el simple hecho de ser lo que quieren ser es discriminatorio y atenta contra los derechos humanos más básicos. La reivindicación del propio cuerpo pasa, demasiado a menudo, por una hipernormativización legal que no favorece la libertad. Esto lo sabemos las mujeres, se legisla sobre nuestro cuerpo y nuestras decisiones.
Legislar para dotar de derechos es también capacitar y reconocer la libertad humana y, en el caso de las
personas trans, acabar con la estigmatización constante a la que se ven sometidas. Negar los
derechos es negar la libertad. Negar la libertad es coartar a la ciudadanía.
La discriminación de personas y colectivos minorizados es una práctica basada en prejuicios
sociales. Una sociedad que discrimina es una sociedad cautiva, la lucha contra los prejuicios y los
estereotipos es necesaria para vertebrar una sociedad de pensamiento libre.
La transfobia provoca sufrimiento y muertes. La transfobia es una manifestación de odio. La transfobia
niega la diversidad y criminaliza a quien considera más débil. La transfobia se basa en la misoginia y
sostenida por el patriarcado. La transfobia como práctica discriminatoria crea brutalidad. La
brutalidad es el antónimo de inteligencia y una sociedad brutal se fundamenta en la violencia.