El sábado 5 de noviembre cerca de 2 mil mujeres de Valencia, Islas Baleares y Cataluña se manifestaron en Tarragona para expresar su rotundo rechazo a las violencias machistas.
Diversas organizaciones feministas constituyeron la PLATAFORMA FEMINISTA 5N EN TARRAGONA, con la finalidad de continuar e intensificar las movilizaciones contra las violencias machistas en los diversos territorios como la que hubo en Euskalherria el mes de abril o en Madrid el año pasado. Desde Noviembre Feminista, espacio en Barcelona de grupos de feministas comprometidas en la lucha contra las violencias machistas que se reúnen en Ca la Dona, en coordinación con diversos grupos de Cataluña, Valencia y las Islas Balears se impulsó esta gran manifestación.
“Venimos a denunciar las violencias machistas y la falta de respuesta contundente por parte de las administraciones y los gobiernos”, expresaron diversas activistas a La Independent. Con pancartas, vestidas de color lila y con gran energía empezó a media mañana la marcha en La Rambla de Tarragona.
Bajo el lema “Un grito contra las violencias machistas”, la manifestación inició desde la plaza Imperial Tarraco. En una gran pancarta se podía leer “No morimos, nos matan. Contra las violencias machistas autodefensa feminista”. Los lemas más repetidos en la manifestación han sido “Nos tocan a una, nos tocan a todas” y “Ninguna agresión sin respuesta”.
Montse Benito, portavoz de la Plataforma, ha denunciado que, “si bien se ha legislado para acabar con este problema estructural de la violencia machista, no se han desarrollado las leyes ni se les ha asignado el presupuesto necesario”. Además indica que “desde 1999 se han producido más de 1.378 asesinatos machistas en España y, desde principios de 2016 hasta la fecha, la cifra de mujeres asesinadas asciende a 76”. La Plataforma también ha denunciado la violencia sexual que impacta en las mujeres y niñas refugiadas e indican que las violencias machistas vulneran los derechos humanos de más de la mitad de la población.
“La sociedad aun no es consciente de la gravedad de los asesinatos, piensa que es un tema de puertas adentro y no quieren involucrarse. Tienes que pensar que te puede pasar a tu hija, a tu hermana, a tu madre… A ver si conseguimos que, por lo menos, la gente se dé cuenta, avise y esté pendiente”, puntualizó Isabel Espinoza, representante de la Asociación de Ayuda a las Mujeres Supervivientes de la Violencia de Género de Valencia.
Isabel Espinoza
“El estado no está haciendo nada, no hay propuestas, los recursos nunca llegan, estamos muy desprotegidas. En nuestra asociación atendemos a mujeres que han pasado o están pasando por violencia de género. Intentamos es estar con ellas para que no se sientan solas en el momento que han dado el paso de denunciar. Tenemos una abogada para apoyarlas y también hacemos soporte personal y acompañamiento a cada una de las mujeres, por si necesitan charlar o tomar un café”, agrega Isabel.
Miriam Sola, activista feminista, vinculada al transfeminismo, declaró para La Independent que “las violencias machistas es un tema de primer orden en la lucha feminista, por ese motivo había que venir a la marcha, para hacer mucho ruido, gritar fuerte y visibilizarnos. También, no debemos olvidar que la violencia machista va mucho más allá de las parejas heterosexuales, hay toda una serie de normas de género que nos condicionan y también son violentas porque generan estructuras opresivas”. Además agregó, “tenemos una serie de leyes que se han conseguido con mucho esfuerzo y lucha pero también lo que falta es insistir con mayores acciones de incidencia y prevención”.
Miriam Sola
“Lo que hagamos las mujeres juntas es fundamental para combatir las violencias machistas. Tenemos que juntarnos las vecinas, las amigas. Tenemos que agruparnos y apoyarnos, hacer solidaridad y acompañamiento. Esa es la mejor respuesta para cargarnos a todos machirulos maltratadores”, señaló Miriam.
Al cierre de la marcha un grupo de mujeres construyeron un castillo que generó el aplauso de todas las personas asistentes. Finalmente, y después de una representación teatral que evidenció las situaciones de riesgo, vulnerabilidad y peligro que implican para las mujeres las violencias machistas, se leyó un manifiesto que hizo énfasis en la necesidad de destinar recursos y presupuestos para acabar con este problema estructural y que se tome en cuenta la violencia tanto en el ámbito de la pareja como las agresiones sexuales en la calle y en el mundo laboral. También demandaron que el sistema judicial genere estructuras efectivas de protección y que amplíe la calidad y la cantidad de los turnos de oficio desde una perspectiva feminista. También denunciaron la violencia sexual que se ejerce contra las mujeres y niñas refugiadas y han pedido que se conceda automáticamente asilo o refugio por motivos de persecución sexual, violencia machista o identidad de género.
Representantes de la Plataforma leyendo el manifiesto
Datos y cifras a nivel mundial (*)
La violencia contra las mujeres -especialmente la ejercida por su pareja y la violencia sexual- constituye un grave problema de salud pública y una violación de los derechos humanos de las mujeres.
Las cifras recientes de la prevalencia mundial indican que alrededor de una de cada tres (35%) mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida.
La mayoría de estos casos son violencia infligida por la pareja. En todo el mundo, casi un tercio (30%) de las mujeres que han tenido una relación de pareja refieren haber sufrido alguna forma de violencia física y/o sexual por parte de su pareja.
Un 38% de los asesinatos de mujeres que se producen en el mundo son cometidos por su pareja.
Estas formas de violencia pueden afectar negativamente a la salud física, mental, sexual y reproductiva de las mujeres y aumentar la vulnerabilidad al VIH.
La violencia de pareja y la violencia sexual producen a las víctimas supervivientes y a sus hijos graves problemas físicos, psicológicos, sexuales y reproductivos a corto y a largo plazo, y tienen un elevado costo económico y social.
(*) Fuente: Organitzación Mundial de la Salud
