Intisar Sharif, de 20 años, fue acusada de adulterio y condenada a muerte el 13 de mayo en un juicio injusto sin acceso a un abogado y sin traductor de àrabe (lengua que no entiende bien). Intisar Sharif está en la cárcel junto con su hijo pequeño de cuatro meses esperando que se ejecute su sentencia. Inicialmente se declaró no culpable, pero en una vista posterior admitió los cargos después de haber sido golpeada por su hermano. La sentencia se basó únicamente en este testimonio.
Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en cualquier circunstancia ya todos los métodos de ejecución. En concreto la lapidación, concebida para causar a la víctima un gran dolor antes de matarla, es una violación de la prohibición de la tortura contenida en el Pacto y en la Convención contra la tortura de la que Sudán es signatario. La condena a muerte contra Intisar Sharif Abdallah es una violación de las normas del derecho internacional, y su ejecución violaría incluso la Constitución de Sudán, que prohíbe la pena de muerte para mujeres embarazadas o lactantes hasta los dos años de lactancia.