domingo 30 junio 2024

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Sanitarias ante la pandemia: entrevista a Xènia Isern Domingo

 

xènia

Serie de entrevistas

Xènia Isern Domingo fue adjunta al Servicio de Anestesiología Reanimación y terapéutica del dolor del hospital de Berga hasta el año 2018 en que asume las funciones de Jefa de Servicio y coordinadora del área quirúrgica, cargo que ostenta actualmente.

 

¿Cómo vivisteis en el hospital la primera ola?

La primera ola en el Berguedà fue muy dura, fuimos una de las comarcas con mayor mortalidad pues se trata de una comarca muy envejecida y, además, el Covid afectó a muchas de las personas de la residencia geriátrica de Bagà, que nos corresponde por zona. En el momento más álgido de la primera ola llegamos a tener 62 pacientes ingresados por ??Covid positivo en un hospital que, previo a la pandemia contaba con 92 camas de hospitalización. Lo que nos obligó a todos los y todas las médicos del hospital a reconvertirnos. Nosotros los anestesiólogos y anestesiólogas salimos del quirófano, pues se detuvo la actividad quirúrgica programada y sólo se hacía urgencias, y fuimos responsables del cuidado de pacientes Covid positivo en situación más crítica.

El hospital, como la mayoría de los hospitales de Catalunya y del resto del mundo, no estaba preparado para atender la avalancha de pacientes que tuvimos, además los protocolos del CatSalut eran muy cambiantes y teníamos que ir adaptando el hospital a las diferentes directrices que, en ocasiones, cambiaban varias veces en un mismo día. Por suerte la mayoría de profesionales del hospital se volcó por completo a esta transformación y fuimos capaces de crear circuitos limpios y sucios, con la ayuda de “Médicos sin Fronteras”. Creamos una pequeña unidad de semicríticos, de la que no disponíamos previamente, donde poder mantener aquellos pacientes en una situación más crítica hasta que se conseguía un traslado a UCI. También se improvisaron sistemas de alto flujo que no disponíamos y tantos otros cambios que nos facilitaron nuestro trabajo y aumentar la seguridad de los y las profesionales.

 

¿Cómo afectó esto a las y los profesionales, y al entorno social?

En las primeras dos semanas de pandemia se infectaron bastantes profesionales. Fuimos un hospital con un porcentaje alto de trabajadoras y trabajadores infectados. De hecho, durante una semana quedamos sólo dos anestesistas en el hospital porque el resto estaban de baja. El tejido social del Berguedà se volcó completamente con el hospital, recibimos donaciones de todo tipo, económicas, batas, gorros, mascarillas FFP2 y FFP3, gafas, respiradores portátiles, etc. Lo que hizo que a nivel de EPIs no nos faltaran nunca, aunque en algún momento estuvimos en el límite y aunque no fueran unos EPIs tan “bonitos” como los que se utilizan en otros hospitales. Otra ayuda externa que recibimos fue del estudiantado de medicina, MIR y de enfermería que vinieron a hechar una mano y se implicaron al 100% con el hospital. Creo que nunca les podremos agradecer todo lo que hicieron por nosotras y nosotros.

 

¿Ha cambiado esto en las posteriores olas?

La segunda y tercera ola han sido muy diferentes hemos tenido ingreso de pacientes, pero nada que ver con la primera ola. Hemos tenido pacientes graves pero la derivación a las unidades de críticos ha sido más ágiles, nosotros como hospital nos hemos equipado mejor y también conocemos mejor la enfermedad y la forma en que tratarla.

 

¿Es diferente la vida en pandemia en el mundo rural?

Evidentemente que sí, el confinamiento en los pueblos ha sido más “fácil” que, en las grandes ciudades, ya que aquí la mayoría de gente dispone de jardín o terraza y esto hace que el hecho de estar en casa se haya podido llevar mejor. A nivel profesional también es muy diferente, la implicación emocional es mucho más alta ya que muchos de las y los pacientes que hemos tenido eran familiares de algúna amistad, colegas o  conocidos y conocidas y, cuando las cosas no van bien, ello deja huella. Además, en los hospitales comarcales las plantillas de profesionales son más cortas y esto hace que una baja, ya sea por enfermedad o por cualquier otro motivo, se note mucho más.

 

¿Cómo es tu día a día, en el contexto de pandemia, con los y las pacientes? ¿Ha cambiado?

El gran cambio vivido en nuestro caso es que hemos pasado a hacer mucho trabajo de forma virtual. La mayoría de las visitas preoperatorias, que antes eran presenciales, ahora se hacen telefónicamente. Lo mismo ocurre con la mayoría de las visitas de seguimiento en la Unidad del dolor que, una vez diagnosticado el o la paciente, se hacen telefónicamente a menos que no haya algún síntoma nuevo. Lo que también nos ha cambiado mucho a la hora de trabajar es el hecho de que en el quirófano no entra ningún paciente de forma programada que no tenga una PCR negativa de menos de 72 horas o anticuerpos de la enfermedad. Esto hace que la programación de quirófano deba ser mucho más estática y que estemos obligadas a suspensiones de cirugía a última hora con lo que ello conlleva para la organización del o de la paciente y del hospital.

 

¿Como ha sido la relación con las y los familiares que no han podido visitar las personas enfermas?

La relación con las familias ha sido muy dura. Muchas veces dábamos malas noticias por teléfono a personas que no conocíamos ni les veíamos la cara. Especialmente durante la primera ola, que no se permitía el acceso a nadie sin autorización, y en la planta Covid en la que, aún ahora, las visitas están prohibidas. En las otras plantas del hospital siempre se ha procurado que, en mayor o menor grado y según la evolución de la pandemia dentro y fuera del hospital, aquellos y aquellas pacientes al final de la vida, grandes dependientes, menores o parturientas pudieran tener visitas, aunque sólo fuera en determinadas franjas horarias.

 

¿Qué crees que se debería mejorar?

Supongo que como todo el personal sanitario pedimos un paréntesis, para recuperarnos emocional y físicamente ya que acumulamos mucha fatiga. Y a la vez este paréntesis nos ha servir para poder plantear como afrontamos la recuperación de nuestro trabajo habitual sin olvidar que conviviremos con la Covid convivirá durante bastante tiempo.

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Tona Gusi

Fundadora i Co-coordinadora de La Independent. També és psicòloga menció en Psicologia d'Intervenció Clínica i menció en Psicologia del Treball i les Organitzacions.
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