Desde hace 20 días Alessandra Napoleone, 57 años, médica anestesista de Cagliari, trabaja en la sala operatoria del hospital Sarthe construido en Haití por Médicos sin Fronteras donde antes se erguía un vieja fábrica de Coca Cola derrumbada. Delante del centro de rehabilitación de Handicap Internacional, donde muchas víctimas del terremoto amputadas se ponen prótesis y empiezan la rehabilitación y desde donde se ve un campamento (están disminuyendo visiblemente, dice). La doctora Napoleone pasa casi todo su día encerrada en un lugar que, “a pesar de los esfuerzos de MsF, aún es difícil llamar hospital”. Sarthe fue levantado porque los otros dos hospitales de MsF no daban abasto para todos los pacientes.
La cirugía que allí se hace es exclusivamente ortopédica y la mayoría de las operaciones se deben a accidentes de tráfico “que aquí se producen en una cantidad asombrosa”. Actualmente hay dos cirujanas ortopédicas, una danesa y una estadounidense “pero el personal local, a pesar de que se les imparta mucha formación, no está en absoluto capacitado para actuar por si solo”. Aunque la sala operatoria tenga casi todo lo que se necesita, “el edificio está tan en ruinas que es muy difícil mantener la esterilidad”. Pero esto no es nada comparado con las condiciones higiénicas que existen fuera de allí, especialmente en la parte central de la ciudad, la más golpeada por el seísmo, donde “la situación es aterradora” y en la que los cúmulos de basura constituyen la única certidumbre del paisaje.
Como no está permitido a ninguna persona extranjera andar por la calle,Napoleone ve la vida fuera del hospital desde la camioneta de MsF donde pasa dos horas cada día para recorrer el breve trayecto que va de su domicilio temporal al hospital. Desde allí,“además de los locales, solo se ven las camionetas de las Naciones Unidas en pie de guerra”. El resto de lo que está pasando en la ciudad, esta doctora solo lo conoce a través de las historias de las enfermeras y de los pacientes que se acercan al Sarthe. Le hablan de disturbios oficialmente fomentados por razones políticas pero a menudo debidos en realidad a luchas entre bandas rivales para el control de la droga.
Sobre las mujeres violadas, hecho sobre el que ha informado Amnistía Internacional, dice a La Independent la mèdica Alessandra Napoleone : “ni se acercan al hospital, pero lo que me dicen es que es difícil encontrar a una que no lo haya sido, incluso las muy jovencitas. Por otra parte viven en total promiscuidad”. Por lo que se refiere a las niñas y a los niños, “por lo menos los que están en el hospital no me parecen muy diferentes a todos los demás de estos países desastrados y las madres los cuidan como siempre”.
Sobre el aumento de las enfermedades de transmisión sexual, ligado con las violaciones y abusos sexuales “no puedo decir nada porque en el hospital en el que trabajo no hay ni un laboratorio de análisis!”. En realidad le pone tres puntos exclamativos a la frase enviada por el sistema de mensajes de Facebook, su única conexión, cuando la hay, con el resto del mundo.
*La doctora Napoleone, en su primera experiencia en una misión con MsF y por primera vez en Haití, tiene en cambio un largo recorrido con la entidad Emergency del italiano Gino Strada, quien en Sudan hizo construir un hospital “estupendo en un contexto totalmente diferente” para practicar cardiociugía, ámbito en el que ella se especializó como anestesista.
