viernes 08 noviembre 2024

viernes 08 noviembre 2024

Mujeres migrantes y dignidad

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Otra vez pasó el 8 de marzo, otra vez fué el Día Internacional de las Mujeres,  tal vez resulta un tanto rutinario esto de salir a las calles cada 8 de marzo, a veces la gente  cree que celebramos algo, no se equivoquen,  no se trata de celebrar, de lo que se trata  es de reivindicar, sí, reclamar lo que a una le pertenece.

Y las mujeres estamos alertas, somos activistas, y mucho más las asociaciones, los grupos, las federaciones,  las plataformas de mujeres, porque día tras día con el cuento de la crisis nos vienen quitando lo que nos pertenece, empezando por la dignidad, por el derecho a vivir una vida digna.

El concepto de dignidad impregna todos los ámbitos de la vida de los seres humanos, tanto la vida personal, social, cultural, política; y todas las demás que puedan existir, puesto que desde un punto de vista humanista, que es de donde surge el concepto, todas las personas tienen la misma capacidad de realizarse humanamente en su magnitud corporal,  material, racional y  también espiritual; asegurando así su trascendencia como tal. No obstante con el paso del tiempo se llega a situar la idea de dignidad en la modernidad y, según Gregorio Peces Barba, la dignidad “se convierte en un concepto de referencia para la construcción de la ética pública de las sociedades democráticas.

Se sabe que en nuestras sociedades, no es ninguna novedad, más de la mitad de la población somos mujeres, y somos las mujeres las más afectadas por la crisis económica y moral que vivimos; y dentro de todo ello, las mujeres migrantes.

Las mujeres migrantes que nos hemos visto obligadas, primero que nada, a dejar los trabajos de cuidados a ancianos, personas dependientes y enfermas o los trabajos domésticos, porque las mujeres que antes estaban insertadas en el mundo laboral, dentro del régimen general, ahora con el cuento de la crisis han sido expulsadas del mercado de trabajo y han vuelto a sus casas, a cuidar de sus mayores dependientes y a realizar sus labores domésticas, ya no nos necesitan.


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Mujeres de la asociación Amuinca


Las mujeres migrantes que con el cuento de la crisis hemos sido puestas de “patitas en la calle”, valiéndose de las nuevas leyes laborales que sólo benefician a los empleadores,  porque la crisis moral está minando al empresariado, a las instituciones públicas y privadas y esto se convierte en “no hay trabajo, no podemos seguir pagando salarios”, trabajos precarios en empresas donde antes las mujeres de aquí no querían trabajar, por ejemplo trabajos de limpieza, y con la total inmoralidad de un despido barato llega el finiquito; y con el mismo sueldo que pagaban a esa mujer migrante, contratan a tres personas más; y seguro que no son extranjeras.  Y si hay suerte de conservar el puesto, con el cuento de la crisis, los salarios se recortan, a pesar de seguir trabajando las mismas horas, o tal vez alguna más.

Es este mismo cuento de la crisis el que ha empujado a muchas mujeres migrantes a vivir en la miseria, condenadas a la pobreza, a la exclusión social que es una más de las tantas caras de la violencia hacia las mujeres. Muchas mujeres que con tanto esfuerzo, como todas y cualquiera de las mujeres que puedan estar leyendo ahora estas líneas, un día lograron comprarse un piso, sobrevalorado seguramente, y que ahora con el cuento de la crisis no pueden pagar la hipoteca y se encuentran ad portas de un desahucio.

Muchas mujeres migrantes, con el cuento de la crisis, se han visto obligadas a retornar a sus países de origen, truncando de un solo sopapo su proyecto vital migratorio, y por ende el de sus hijos e hijas, encontrándose ahora en una situación peculiar puesto que tienen que volver a integrarse en una sociedad que hace muchos años dejaron, hablamos de proyectos vitales de más de 10 años de recorrido; o peor aún, también se dan casos de criaturas que nacieron en España, y no conocen otro lugar, entonces sienten que no pertenecen allí, donde han sido empujados con el cuento de la crisis, síntomas de problemas de integración afloran.

Es este mismo cuento de la crisis el que está obligando a muchas personas con formación superior a emigrar hacia el norte en búsqueda de pan para alimentarse; igual que hace 15 ó 20 años vinimos mucha gente de las Américas, con formación superior, aunque no lo quieran creer, para buscar el pan de cada día.

Y dentro de esos flujos migratorios que ahora van al norte del norte, muchas mujeres inmigrantes se están volviendo re-inmigrantes, todo esto con el cuento de la crisis.

Finalmente, no creemos más en ese cuento de la crisis; y por ello el 8 de marzo soltamos globos lilas y morados al cielo de Castellón con nuestras reivindicaciones como mujeres migrantes, el primero: vivir en dignidad.

 

*Irene Gómez Santos es Doctoranda en Derecho Constitucional por la Universidad Jaume I de Castellón y Presidenta de la Asociación de mujeres migrantes en Castellón-Amuinca. (www.amuinca.com, Facebook: Amuinca-Asociación de mujeres)

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Drina Ergueta

Periodista y antropóloga. Comunicación y feminismo son sus temas predilectos desde hace más de una década. Articulista en medios bolivianos y portales feministas de España/México.
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