Lorena Cabnal, mujer maya-xinca y feminista, como se autodefine, tomó parte de los actos de denuncia de la violencia machista con motivo del 25 de noviembre. El acto, organizado por varias organizaciones sociales, sirvió para hablar de la violencia que sufren las mujeres desde el feminismo comunitario.
En Santa María de Xalapab (Departamento de Jalapa) Guatemala, un grupo de mujeres de la la Asociación de Mujeres Xincas de Santa María de Xalapan (AMISMAXAJ), defienden a través de sus acciones individuales y colectivas, su territorio- cuerpo. Lorena Cabnal, una de las fundadoras y que actualmente ejerce el cargo de coordinadora ejecutiva, dice que:
El término violencias, en plural, es porque hay diferentes manifestaciones y expresiones de la violencia contra las mujeres. Además de la definición de violencia machista nombrada desde la construcción de los diferentes feminismos, el feminismo comunitario aporta también la idea de violencia simbólica y de violencia territorial. La violencia se da al interno de la cultura y la cosmovisión maya-Xinca a partir de signos arraigados en fundamentalismos étnicos que se refuerzan y se expresan. Lorena Cabnal, citaba como ejemplo, el hecho de que en muchas comunidades las mujeres no pueden tocar un instrumento musical. Si lo hacen pueden recibir un castigo moralista, como ser señalada ante la comunidad. Pueden decir de ella que no tendrá hijos o hijas sanos o, en caso de que ya los tenga, que se le secará la leche. Este ejemplo, no sería común a todas las comunidades. Cada una de ellas tiene formas de ejercer la violencia que se vuelven símbolos.
La comunidad Xinca, donde habita Lorena Cabnal, tiene 85.000 habitantes, hombres y mujeres, pero según nos afirma, el gobierno indígena no permite a ninguna mujer ejercer el cargo de mayordoma [1]. Hay una división sexual del trabajo, etc. Pero ella, haciendo uso del cuestionamiento de las cosas, como una herramienta política feminista intenta cambiar con las dificultades de quien se enfrenta a años de tradición y quiere “cambiar el curso de un río”.
Lorena Cabnal, reconoce que históricamente los pueblos originarios también han tenido las condiciones para construir un patriarcado ancestral y originario, que se manifiesta con sus propias formas y temporalidades. Es diferentes el patriarcado, tal y como se manifestaba antes y después de la colonización. Durante la colonización los cuerpos de las mujeres fueron tributados por las autoridades indígenas para servicios sexuales y la búsqueda de oro. Por ello, la defensa del territorio ancestral del pueblo indígena Xinca, comienza, en el caso de las mujeres, a partir de la defensa de su propio cuerpo: El cuerpo de las mujeres ha sufrido la expropiación del patriarcado ancestral y del patriarcado occidental, después de la colonización, en un contexto de expropiación de los bienes naturales y del territorio que continúa hoy en día.
A partir de estas reflexiones, las mujeres Jínquer, han ido construyendo su discurso, que nace, primero como una consigna y después ganando entidad teórica. Se basa en la defensa del territorio cuerpo-tierra. Los cuerpos de las mujeres forman parte del territorio que habitan y la violencia que sufre la mujer en su cuerpo se transmite de generación en generación como una legado a través de la memoria del pensamiento y de la memoria corporal de las mujeres.
Pero, Lorena Cabnal no quería terminar, sin mencionar, que las mujeres Jínquer, luchan día a día para hacer frente a este pasado y presente de violencia para “reivindicarse como mujeres con muchas potencialidades de rebeldía, de transgresión, de respuesta y de las inteligencias “útiles para la defensa de su cuerpo, como parte del territorio y del territorio como parte de su vida.
[1].Mayordomo, es el atributo con el que se llama a los hombres que forman parte del gobierno indígena Xinca.
