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Minnesota, la huelga de enfermeras del sector privado más grande de la historia de EEUU

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Durante los últimos 14 años, Kelley Anaas, de 37 años, ha trabajado como enfermera en el Hospital Abbott Northwestern, en la comunidad Phillips de Minneapolis, Minnesota.

Pero el 13 de septiembre cambió su bata y sus zuecos de goma por unos cómodos zapatos para caminar y se unió a sus compañeras de enfermería en la línea del piquete.

Afirmando que se espera continuamente que las enfermeras vayan en contra de su propia brújula moral en el trabajo, Anaas dijo que los administradores de los hospitales están corporativizando la atención sanitaria, en parte aconsejando a las enfermeras que utilicen “planes masificados de atención a pacientes” en lugar de confiar en su propia experiencia.

El lunes 12 de septiembre, unas 15.000 enfermeras de Minnesota abandonaron el trabajo en una huelga de tres días, alegando problemas de personal y seguridad, así como conflictos contractuales en 15 hospitales de las áreas metropolitanas de Twin Cities y Duluth.

Esta huelga se considera la mayor del sector privado en la historia de Estados Unidos y se produce en un momento en el que las enfermeras de todo el país no sólo se enfrentan a problemas laborales de larga duración, sino que se oponen a ellos. Un reciente artículo de The Nation señalaba que “sólo entre enero de 2021 y mediados de abril de 2022 se produjeron 76 huelgas en el sector sanitario”, ya que las enfermeras se enfrentan a problemas de personal, seguridad y compensación con sus empleadores antes y después de la pandemia.

Mary Turner es la presidenta de la Asociación de Enfermeras de Minnesota, que representa a más de 22.000 enfermeras y profesionales de la salud en el Alto Medio Oeste. En una rueda de prensa celebrada el lunes, Turner afirmó que las enfermeras se encuentran en una “lucha por nuestra propia profesión”, ya que los administradores de los hospitales siguen presionándolas para que hagan más con menos recursos.

Turner describió que a las enfermeras se les exige que trabajen turnos de más de 16 horas en algunos casos, en lo que, según ella, es una medida de represalia por parte de sus empleadores, que no quieren que las enfermeras salgan la manifestación.

Otra enfermera, Melissa Cole, también habló en la rueda de prensa. Cole describió cómo el Children’s Hospital Minnesota St. Paul Campus, donde ella trabaja, ha perdido más de 500 enfermeras en los últimos años “debido a la angustia moral de no poder seguir proporcionando la atención y la calidad que creen que sus hijos merecen”.

La afirmación de Cole se enmarca en una creciente conciencia entre los trabajadores de primera línea de que están experimentando lo que algunos investigadores describen como “daño moral”. Este término surgió por primera vez en relación con los veteranos de la guerra de Vietnam a los que se les pidió o exigió que cometieran atrocidades en el campo de batalla, en violación de su propio juicio moral y en ausencia de un liderazgo u orientación reales.

A menudo, los soldados fueron “culpados o castigados por sus acciones”, según un reciente estudio de In These Times sobre el paralelismo entre el daño moral entre los veteranos y los trabajadores de primera línea, incluidos los enfermeros.

Según Anaas, los administradores de los hospitales dictan cómo deben hacer su trabajo las enfermeras, incluso cuando no es lo mejor para sus pacientes. Prácticamente nos envían guiones para que los usemos al lado de los pacientes”, dijo, “y nos reparten decisiones” que se toman fuera de las instalaciones, sin tener en cuenta los retos cotidianos de las enfermeras.

El resultado es que el personal sanitario está agotado y quemado, pero esto es sólo la punta del iceberg para enfermeras como Anaas. Anaas describió el nacimiento de dos hijos durante sus años como enfermera y, en cada caso, Anaas tuvo que financiar su propia baja de maternidad utilizando bajas por enfermedad y días de vacaciones.

Esto se debe a que no existe un plan de bajas familiares pagadas para las enfermeras de su hospital, gestionado por Allina Health, un proveedor regional de atención sanitaria sin ánimo de lucro cuya directora general, Lisa Shannon, gana más de un millón de dólares al año.

“Queremos que Allina haga que merezca la pena seguir en esta profesión toda la vida”, afirma Anaas, en lugar de centrarse en la contratación de más enfermeras sin prestar atención a los problemas del lugar de trabajo que hacen que muchas abandonen.

Anaas cita un ejemplo de esto que muchos otros observadores del sector también han señalado: las enfermeras viajeras. Dice que muchas de sus compañeras han dejado sus trabajos para convertirse en enfermeras itinerantes, una forma de ganar más dinero y tener más control sobre sus horarios.

Aunque Anaas dice estar agradecida por contar con la ayuda de esas enfermeras en su lugar de trabajo, señala que las enfermeras itinerantes no están sindicadas, lo que amenaza el poder de negociación general de las que han decidido quedarse en el lugar.

En la actualidad, las enfermeras piden un aumento del 30% en tres años, junto con una mayor participación en las decisiones sobre la dotación de personal y un mayor énfasis en la capacidad de las enfermeras para dirigir la atención al paciente utilizando su propio juicio profesional.

El martes, Angela Becchetti, enfermera y miembro del equipo de negociación del sindicato, habló en el exterior del hospital Abbott Northwestern y puso el foco en la atención al paciente. “Estamos cansados de que nuestros hospitales digan ‘no tenemos suficiente, no hay nada que hacer, eso cuesta demasiado'”, dijo, señalando que son los pacientes los que sufren mientras los administradores de los hospitales siguen cobrando sueldos más altos.

Paul Omodt, portavoz del Grupo de Hospitales de las Ciudades Gemelas, que representa a varios de los hospitales donde las enfermeras están en huelga, ha dicho que las enfermeras se han negado a acudir a la mediación para poner fin a sus conflictos contractuales. “Su opción es la huelga. Esta huelga es responsabilidad de las enfermeras”, declaró al Washington Post.

Los representantes del sindicato han refutado esta afirmación, insistiendo en que los hospitales han tenido mucho tiempo para tomarse en serio las propuestas de las enfermeras para evitar la huelga. Con o sin acuerdo, las enfermeras tienen previsto poner fin a su huelga a las 7 de la mañana del 15 de septiembre.

Sin embargo, Anaas se da cuenta de una cuestión clave: “Los hospitales no ganan dinero por tener enfermeras experimentadas, sin embargo, tener enfermeras experimentadas conduce a una mayor satisfacción de los pacientes y de las enfermeras”.

Sarah Lahm és escriptora a Minneapolis. Escriviu la columna MidwestDispatch per a la revista Progressive.

Font

Traducción: Iovana Naddim

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Amada Santos

Amada Santos

Fotoperiodista i Socióloga. Activista Feminista, Defensora DDHH i Cooperant. Presidenta de la XIDPIC.Cat. Co-coordinadora i Editora de La Independent. Coordinadora Internacional a la RIPVG
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