viernes 08 noviembre 2024

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Migraciones Norte – Sur

Las cubanas en España y las mexicanas refugiadas en Canadà. Dos escenarios especiales de proyectos migratorios de mujeres.

El Congreso Internacional Feminismo y Migración: Intervención Social y Acción Política, (FEMIGRA), además de las 7 conferencias especiales de las invitadas internacionales y catalanas, acogió 25 mesas en sesiones de debates paralelas. A Continuación la Mesa Migraciones Norte – Sur

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Migraciones Norte – Sur, moderada por Ángela Paz

No es fácil..., podríamos decir que es una expresión de ‘resignación obligada’que, quién conoce la realidad cubana de a pie, sabe que se puso desgraciadamente en boca de infinidad de personas de la isla después del denominado ‘periodo especial’, o el naufragio que sufrió Cuba, tras la caída de la Unión Soviética a finales de los años 80, que dejó a la economía del país completamente huérfana de importaciones y exportaciones que provenían o se dirigían al CAME (el mercado común del área socialista) y condenó a la sociedad a una larga penuria.

Fue tan dura esa situación social, en especial para las mujeres, que la antropóloga catalana, Isabel Holgado, ya publicó en 2001 una investigación al respecto en su libro “No es fácil¡ Mujeres cubanas y la crisis revolucionaria” (Icaria).

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Cristina García- Moreno
Recientemente, la profesora Cristina García-Moreno del Departamento de Antropología, Filosofía y Trabajo Social de la Universitat Rovira i Virgili ha publicado en 2011, conjuntamente con Joan Josep Pujadas Muñoz, el estudio “No es fácil…, y aquí tampoco”. Trayectorias migratorias de mujeres cubanas en España, del que dio unas pinceladas en el Taller Migraciones Norte-Sur en el pasado Congreso de FEMIGRA en Barcelona.

García-Moreno llevó a cabo su trabajo y entrevistas con 31 mujeres cubanas de 19 a 46 años- y también a sus familias- originarias de Ciudad Habana, Camagüey, Holguín y Santa Clara que migraron a distintas ciudades españolas: Barcelona, Madrid, Santander y Tarragona. De ellas, sólo 7 vinieron por casamiento con algún español. Entre otras conclusiones, esta investigadora afirmó, no hay ‘roles de género’ en la migración cubana, sino que la mayoría viene para mejorar en su profesión; todas trabajan aquí o lo buscan y no trabajan en el servicio doméstico, explicaba.

En una de las reflexiones de su estudio, señala además, que “a partir del análisis previo de este contexto de partida y de la particular posición que Cuba ocupa en el contexto internacional globalizado”, las mujeres “emigrantes cubanas presentan diferencias importantes respecto a mujeres migrantes de otras nacionalidades en la forma de concebir, construir y representar su proyecto migratorio y sus relaciones con su comunidad de origen”.

 

Presentes en la península desde hace más de 40 años

“Por qué he investigado Cuba y la migración de sus mujeres?” comenzó en la mesa de FEMIGRA García-Moreno, “pues porque Cuba es un modelo alternativo”, por las condiciones especiales de su revolución social y porque “recordemos, la población cubana ha estado en España desde hace algo más de 40 años”. Entre 1960 y 2003 las mujeres constituían el 50,35% del total de personas que emigraron, aunque son cifras poco, si se comparan con otros grupos de mujeres latinoamericanas.

La profesora quiso destacar que puede ser debido a los ‘muchos obstáculos de salida y de permanencia en el exterior” que tiene la ciudadanía cubana. Y que, añadimos aquí, pese a los reiterados anuncios de Raúl Castro de suavizar esa durísima política migratoria, toda la isla sigue todavía a la espera que se modifique. Entre los cambios operados en la Habana, todavía no  se ha producido ninguna relajación de las condiciones para obtener el ‘permiso de salida’ o la tarjeta blanca, como allá se le llama que, por otra parte, es económica y personalmente muy costosa.

La investigadora contextualizó de inmediato la situación de las mujeres desde el inicio de la Revolución cubana de 1959, fecha a partir de la cual ellas tuvieron acceso a la educación y al mercado de trabajo y “comenzaron a asumir nuevos roles en la esfera pública: aprendieron a dirigir, se formaron técnica y profesionalmente, se insertaron con éxito en el quehacer científico y alcanzaron elevada presencia laboral, cultural y política”. En “1995, un 25% de trabajadoras era profesional o técnica y cerca del 6% dirigentes”. Aquí las estadísticas también son diferentes respecto a otras realidades de mujeres latinoamericanas.

“Las mujeres son la mitad de la población cubana (50%) y el 38 % de la fuerza laboral. Son la mayoría del personal técnico (59,6 %) y de la administración (60,2 %). Por otro lado, son la mayoría del estudiantado universitario (63 %) y constituyen un elevado porcentaje de graduadas de nivel técnico y superior (45 %). Contrariamente, no se dan los mismos porcentajes en los cargos de dirección (30,4%)”, pero aquí podemos añadir que lo mismo ocurre en la practica totalidad de los países del mundo.

En la investigación publicada, García Moreno señala que, pese a los logros obtenidos por las políticas de equidad con la Revolución, “los patrones tradicionales aún ejercen una gran influencia en la sociedad cubana después de cinco décadas de presencia de mujeres en los ámbitos públicos y políticos” y aún queda lejos todavía esa “igualdad real entre géneros”. Ellas “son las que siguen liderando los hogares y las familias y asumiendo el rol de proveedoras y cuidadoras”. Y con la debacle económica interna, a raíz del descalabro del campo socialista en los años 90, a la que ahora se suma la crisis internacional, la población ha diseñado sus propias estrategias para resolver –otro vocablo típico cubano- su situación personal o familiar. Y aquí se sitúa otra importante salida de las mujeres del país.

En la década de “los 90 se ha producido un incremento gradual muy significativo de personas migrantes cubanas. De un total de 2.637 a finales de 1991 se ha pasado a 100.451 en 2009”, y las mujeres, según esta profesora, constituyen un 55,95% del total (55.169 frente a los 45.284 hombres). La mitad de ese total llegó a partir de 2001.

El Estado español, se apunta en el estudio, sigue siendo el segundo lugar de destino para esta población caribeña, después de Estados Unidos. De todas formas, siempre siguiendo a García Moreno, la inmigración cubana no presenta cifras tan elevadas como otros grupos, por ejemplo, el de la población  ecuatoriana o marroquí en territorio español.

La presencia de la mujer cubana también es elevada, si comparamos ambos sexos con relación a su situación de alta laboral en la Seguridad Social en España. El conjunto de cubanos y cubanas en esta situación ascendía, en 2008, a 23.167 de los cuales el 48,7 % eran mujeres. “Este 48,7 % resulta relevante si consideramos que, del total de personas extranjeras de todas las nacionalidades dados de alta en la Seguridad Social a 31 de diciembre de 2008, las mujeres representan el 42,2 %”.

 

Huída de la violencia estructural y de la guerra del narco

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Gabriela Rojas Ortiz
Gabriela Rojas Ortiz, estudiante de Maestría del Programa de Estudios de Género (PUEG) de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), estaba también en la mesa de la misma sesión. En su breve intervención, afirmó que se ha producido una “feminización de las migraciones entre 2000 y 2010”, por lo menos en los flujos migratorios mexicanos.

Si bien la mayoría de migrantes, sobretodo masculinos, se dirigen a Estados Unidos (98%) y sólo un 2% a Canadá, ella cuantificó en 45.000 personas la población mexicana que vivía en este último país en 2006. Y en 2009, pidieron asilo 20.858 personas, -la misma magnitud que la de la población afgana- un tercio de las cuales eran mujeres de 15 a 45 años. Ellas proceden del Distrito Federal -la capital mexicana- y de dos ciudades del centro del país: Puebla, Guadalajara y de la norteña Monterrey. Los destinos en Canadá de estas mexicanas refugiadas son las ciudades de Montreal y Toronto.

Según Rojas, esas mujeres pidieron refugio porque “deben mantener a sus familias ya que son el único sostén económico” y, sobretodo, porque “quieren escapar de la inseguridad y la violencia estructural” que provoca victimas civiles por la guerra del Estado mexicano contra los carteles de la droga, que ha resultado en la muerte de casi 50.000 personas en el sexenio del presidente Felipe Calderón, que acabará su mandado con las elecciones del próximo mes de Julio.

El endurecimiento de las leyes migratorias de Estados Unidos, junto a la crisis económica que allá también viven y el desempleo que ha generado, provocó un ‘cambio de los flujos migratorios hacia Canadá’ que, posteriormente, dio como resultado la imposición por parte de ese último país de la exigencia de visa para la población mexicana, circunstancia que, para Rojas, viola las garantías establecidas en el Tratado de Libre Comercio (TLC/NAFTA-1994 entre Estados Unidos, Canadá y México) sobre la libre circulación y tránsito de los 3 países firmantes.

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Tona Gusi

Fundadora i Co-coordinadora de La Independent. També és psicòloga menció en Psicologia d'Intervenció Clínica i menció en Psicologia del Treball i les Organitzacions.
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