Con frecuencia los seres humanos podemos avanzar gracias a nuestros deseos. Soñar es una de nuestras más trascendentes capacidades intelectuales. Prefigurar el futuro para sí o para una comunidad ha hecho surgir en la historia de la humanidad a quienes identificamos por su liderazgo, por su valentía, por su arrojo o bien por su genialidad. Prefigurar es tomar en nuestras manos eso, un deseo que penetre, que trascienda, que consiga ese objetivo.
Conseguir el deseo, no es sólo pensarlo. Es poner manos a la obra y construirlo. Es así como muchas personas, comunidades o países, son capaces de lograr metas o propuestas.
¿Qué es lo que usted desea para 2013? Además de paz y erradicación de la violencia contra cada mexicano o mexicana, ¿qué más? ¿Sólo sus propósitos personales? O bien algo más sustantivo.
Yo tengo tres deseos para el año que comienza:
Primer deseo: que en México se haga buen periodismo. De forma profesional, donde cada cuestión que nos llegue vía los medios pueda verificarse, tenga fondo y forma. Que las ideas tengan de dónde agarrarse.
Estoy pensando en el periodismo que hacen algunas mujeres en México. Estoy hablando de Anabel Hernández que ha tomado un documento oficial y le ha puesto nombre, rostro, datos a más de 25 mil personas desaparecidas durante el sexenio de Felipe Calderón. Esto es más allá de la denuncia fácil o la eterna costumbre, cada vez más común, del intercambio de cartas y peticiones. Poner rostro, es poner sentido a la tarea periodística, encarnar los acontecimientos, dejar testimonio histórico. No es suficiente la denuncia.
Mi segundo deseo es que en México se pueda hablar, se pueda investigar, se pueda tener libertad de prensa, no sólo para calificar, sino para cumplir fielmente con el derecho de quienes vivimos en México de conocer lo que está sucediendo, conocer el curso de las acciones gubernamentales, de la activad de los grupos civiles o no gubernamentales. Tengo el deseo del buen periodismo como escudo contra las agresiones y que esa violencia cese verdaderamente. Que pare la persecución a periodistas, que desaparezcan todos los mecanismos creados para la defensa de algo que está previsto en la Constitución. Que se cumpla la Constitución, que hagamos de la libertad un sistema de vida, una forma de gobierno, sin demagogia y sin mentiras.
Mi tercer deseo es que durante 2013 seamos capaces de dialogar, sin renunciar a nuestros principios y puntos de vista. Es tiempo de contribuir a la gobernabilidad y a la paz nacional, desde una esquina digna y capaz, más allá de los intereses elementales, de los presupuestos que cada persona, grupo o asociación vislumbran.
Respetar las diferencias, armonizar los proyectos, buscar espacios reales de reflexión y pensarnos con un futuro más humano y simple, más complejo y profundo. No renunciar a parar la injusticia, la discriminación de la mayoría poblacional que somos las mujeres, no renunciar al deseo de transformar nuestra situación y no entregarnos al canto de las sirenas. Pero sí ver el contexto, no podemos conseguir la libertad para las mujeres, sin conseguir la libertad para todas y todos en cualquier parte.
Ahora en 2013 se pondrá a prueba todo lo que ha dicho el nuevo gobierno, su febril actividad legislativa, un presupuesto que ha dado un cachito a muchos intereses y una nube de palabras que habrá que ir destejiendo. Ahora sabremos de dónde viene y para dónde nos llevará la nueva asomada de las indias y los indios de Chiapas, cuando no cesan los crímenes y todavía se puede leer con indignación cómo sólo en tres días, los finales del año, hubo tantas víctimas, entre ellas, muchas civiles baleadas, una jovencita definida como la más buscada por las autoridades policiales y decenas de llamados para encontrar a las desaparecidas.
Probablemente 2013 requerirá de nuestra conciencia y nuestra inteligencia, pero también de nuestra fortaleza humana para no caer en el desánimo, pero tampoco caer en una credibilidad malsana. El nuevo gobierno es el viejo régimen, sin duda, habrá que observar y seguir detenidamente antes de caer en sus brazos.