viernes 29 marzo 2024

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Menos coreografías y más educación sexual

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Si prestáis atención a las escenas de sexo de la película o serie de turno que estéis siguiendo, probablemente lo que encontraréis es que la mayoría son bastante similares, en cuanto a tipos de relación, prácticas, cuerpos, rituales y ritmos.

Escenas de coito heterosexual mecánicas entre personas delgadas y normativas. Esta pobreza no deja de ser un reflejo del imaginario sexual tan limitado que tenemos como sociedad y al mismo tiempo actúa como fábrica de relaciones frustradas. Porque, como en todo, no a todo el mundo nos gusta ni excita lo mismo: ni las mismas personas, ni las mismas partes del cuerpo, ni las mismas prácticas ni cuerpos. Parece una obviedad, pero hay momentos en que todo te lleva a pensar que la única persona que no folla como en las pelis eres tú.

Al contrario de lo que nos muestra el cine, en las relaciones sexuales reales no siempre hay orgasmos simultáneos, de hecho a veces no los hay o incluso no se expresan gritando. De hecho hay hombres que sí gritan. Y no es ninguna novedad que en la vida real no todas las relaciones son heterosexuales, pero es que además, ni los gais siempre hacen sexo anal ni las lesbianas solo besitos. También existen relaciones heterosexuales que no giran en torno a la penetración y en el sexo también tienen lugar las palabras, las risas y los métodos de prevención. Hay mujeres que se masturban, hombres heterosexuales que les gusta ser penetrados y también existen placeres más allá de los genitales. Existen infinidad de tipos de cuerpos y rituales de seducción fuera de los tópicos heteronormativos.

¿Es mucho pedir enriquecer las sexualidades de aquellos personajes que nos hacen de referentes?

En 1985 la ilustradora Alison Bechdel propuso en una tira cómica un conjunto de normas para evaluar el machismo y la representación de las mujeres en películas, obras de teatro, literatura… Es lo que se llamó más tarde el Test de Bechdel, que establecía los siguientes tres criterios para determinar si una creación perpetuaba o no la desigualdad de género:

1. Aparecen al menos dos personajes femeninos

2. Estos personajes mantienen una conversación

3. Esta conversación no tiene que ver con un hombre

A estas normas también se les han añadido más tarde criterios como por ejemplo que el personaje tenga nombre y que su característica principal no sea el hecho de ser mujer (el ejemplo más típico de esto es la Pitufina de Los Pitufos). A simple vista parecen normas fáciles de cumplir, pero hay muchísimas películas que no superan el test. Algunas míticas como: El señor de los anillos, Gladiator, la trilogía de La Guerra de las Galaxias, algunas de las películas de la saga Harry Potter, Ciudadano Kane, SlumgodMillionaire, Dolor y Gloria y La mala educación de Almodóvar

Inspirándonos en la propuesta de Bechdel, Mandràgores hemos creado en el marco de la campaña “Rompiendo coreografías, explorando el placer” el Test de Representación Diversa de la Sexualidad (RDS) que sugiere 4 criterios para evaluar si una producción audiovisual representa la sexualidad de una forma más amplia y diversa, si supera la imagen tradicional del sexo: heterosexual, coitocéntrico, silencioso y de cuerpos normativos. Nos parece importante en este caso poner el foco en las películas y series que están al alcance de la mayoría y son de consumo cuotidiano, y obviar conscientemente la ya muchas veces analizada y debatida industria del porno. Así que os proponemos hacer este ejercicio de análisis en casa:

1. Alguna de las escenas de sexo no es heterosexual

2. Alguna de las escenas de sexo heterosexual no gira alrededor de la penetración

3. En alguna escena sexual hay comunicación: antes, durante o después

4. Aparecen cuerpos no normativos en escenas sexuales

Sin querer anticipar-nos, intuimos que la mayoría de películas no superaran los 4 puntos del test y nos parece realmente peligroso, porque a menudo es la única fuente de información que reciben adolescentes y jóvenes. Si a la falta de educación sexual le añadimos esta representación tan estereotipada del sexo, el resultado es la perpetuación de un modelo de sexualidad basado en el placer masculino y la negación de la diversidad. Eso a la práctica se traduce por ejemplo en que hay muchas mujeres heterosexuales que no gozan del sexo, o que no han tenido nunca un orgasmo, porque la penetración es incuestionable en las relaciones aunque no produzca placer a una de las partes, que hay serias dificultades a la hora de expresar o aceptar un “no”, o que es difícil para una persona en silla de ruedas pensarse como sujeto deseante y deseable, entre otros muchos estragos de mostrar una sexualidad pensada por y para los hombres cisheterosexuales.

Está tan extremadamente modelado como debe ser una relación sexual que en muchos casos pasa por delante ceñirse al protocolo establecido: besos – tocamientos – penetración – orgasmo – fin, que buscar la forma de gozar y pasarlo bien mutuamente. Y al final el sexo, sobre todo heterosexual, parecen más un acto narcisista que una relación.

Cuando preguntamos a jóvenes y adolescentes si hablan de sexo en casa, en general la respuesta es negativa, los adultos no lo afrontan y continúa siendo un asunto incómodo. Una emoción que la mayoría comparten es la vergüenza cuando aparece una escena de sexo en la televisión. En ese momento todo el mundo percibe el silencio y la tensión, miran el móvil o el techo, tosen, se remueven en el sofá o quedan tiesos. Nadie dice nada y suspiran cuando termina (a no ser que directamente se cambie de canal). Es sorprendente que en una sociedad y cultura hipersexualizada la educación sexual siga siendo un tabú. Nos ponemos las manos en la cabeza con el porno machista y su consumo en la infancia y adolescencia, pero no planteamos alternativas reales ni nos hacemos cargo del tema en casa, la escuela, el instituto o la universidad. La única charla que se piensa necesaria es la de “usa el condón” con toda la presunción de orientación sexual y prácticas que acarrea.

Es necesario ir más allá, dejar de inocular el miedo a los jóvenes hablando unicamente del riesgo de infecciones y embarazos, y acompañar la sexualidad des de la información y con una mirada positiva, de la experimentación, la diversidad y el placer. Podemos aprovechar estas escenas estereotipadas del sexo que aparecen en el salón de nuestras casas para crear un espacio distendido de ridiculización de la secuencia que permita desmitificar el sexo. Pero también es necesario empezar a ampliar el imaginario. Es por eso que opinamos que los directores, productoras y guionistas tienen un rol importante en esta transformación del imaginario porque tienen la capacidad de mostrar en sus creaciones audiovisuales unas sexualidades reales, diversas, creativas, empáticas y placenteras que nos representen a todas, que rompan estereotipos, tabúes, modelos únicos y protocolos y que nos permitan imaginar un mundo de posibilidades para disfrutar. Que la expectativa que generen con el sexo sea la de compartir un rato de diversión y no la de una única forma de hacerlo.

Paralelamente, repensar la educación sexual es imprescindible. Pero ¿cómo planteamos la educación sexual desde una perspectiva feminista? Aquí algunas ideas…

Rompiendo con el tabú de la sexualidad: no hablar de sexualidad también educa y, por tanto, debemos empezar a hacerlo a cualquier edad, creando espacios de expresión libres de tabúes para poder resolver dudas e inquietudes abiertamente.

Haciéndolo desde una perspectiva interseccional: la vivencia que tenemos de la sexualidad está totalmente condicionada por el contexto social y cultural en el que vivimos. Por eso, tanto a la hora de revisar nuestra sexualidad como de acompañarla, es importante tener en cuenta como la combinación de diferentes ejes de desigualdad y privilegio en lo que respecta al género, la orientación sexual, la identidad, la edad, la corporalidad, el contexto familiar, cultural, religioso, socioeconómico… configuran vivencias muy distintas de la sexualidad.

Incorporando la diversidad propia de la sexualidad en cuanto a identidades y expresiones de género, orientaciones, prácticas, deseos, placeres, cuerpos… Hacerlo siempre: cuando hablemos de primeras veces, de relación con el cuerpo, de prácticas, de prevención de infecciones de transmisión sexual, de atracción, de emociones, de ligar, de fantasías…

Dando visibilidad LGTBIQ+ desde el orgullo y el placer, no únicamente desde las violencias.

Democratizando las prácticas sexuales, y eso implica descentralizar la penetración pene-vagina y entender el placer desde la exploración, el juego y el descubrimiento de los cuerpos, huyendo de protocolos que definen qué significa tener una relación sexual “completa”. También ampliar el imaginario de prácticas sexuales posibles sin establecer jerarquías. Entender todo el cuerpo como territorio de placer y romper tabúes y estigmas en cuanto al placer obtenido a través de partes del cuerpo socialmente menos sexualizadas para explorar el disfrute más allá de los genitales.

Hablando de masturbación sin tabúes y de las diferentes vivencias en función del género: de la imposición de los chicos de hacerlo y del juicio, vergüenza o invisibilidad de las chicas.

Eliminando el concepto “virginidad” y hablando de la multiplicidad de primeras veces, abordando todas las emociones que se pueden despertar (nervios, inseguridad, miedo, dudas…), pero desvinculándolo del dolor y eliminando las presiones sociales de cómo, cuándo y con quién deben ser las primeras veces.

Explicando los cambios corporales huyendo del binarismo de género, mostrando la gran diversidad corporal existente: mujeres peludas, con barba, con o sin pechos, con pene o vulva, calvas, gordas, delgadas, hombres sin pelo, bajos, con pene o vulva, con pechos, gordos… personas con prótesis, silla de ruedas y otras diversidades funcionales… Haciendo también visible la intersexualidad, como una realidad más que de nuevo pone de manifiesto la imposición del binarismo sexual y de género.

Rompiendo el tabú de la regla, hablando abiertamente del ciclo menstrual, de la sangre, el flujo, los métodos de recogida de sangrado, tanto con personas que menstrúan o menstruarán como con personas que no.

Desestigmatizando las infecciones de transmisión sexual para no caer en la culpa y facilitar y normalizar el acceso a las pruebas de detección así como la comunicación y la protección cuando se padecen. Informando de las vías de contagio y de los métodos de protección desde una mirada no heteronormativa y coitocéntrica y de cómo reducir el riesgo en algunas prácticas en caso de no utilizar métodos barrera. Que la prevención se base en el autocuidado y la información y no en el miedo.

No responsabilizando únicamente a las chicas heterosexuales de la anticoncepción y ofreciendo la información de cada uno de los métodos, para que la decisión sea consciente y se tenga en cuenta los efectos secundarios de los métodos hormonales en el cuerpo de quien los toma.

Hablando de aborto como un derecho reconocido legal y gratuito. Desmontando falsas creencias e informando de cómo pueden acceder a ello.

Introduciendo la comunicación y los cuidados: que sean ingredientes para construir relaciones sexoafectivas sanas y espacios cómodos y seguros donde poder conectar con el propio deseo, pasarlo bien y no traspasar límites propios ni del resto, en cualquier tipo de relación, sea o no esporádica.

Rompiendo el tabú de las violencias para facilitar una respuesta colectiva ante estas y una construcción alternativa del relato que no culpabilice a las chicas, sino que señale el machismo y responsabilice a los hombres de las agresiones cometidas.

Esta implementación y transformación de la educación sexual así como de las representaciones de la sexualidad tiene que ser una apuesta política urgente si se tiene un compromiso sincero hacia la igualdad.

Fuente:
www.sinpermiso.info

Laura Arcarons Martí és educadora sexual, activista feminista i membre fundadora de la cooperativa Mandràgores. Té estudis de Geologia i de Sexologia i Gènere. Coautora del llibre “Sexualitat en joc” (2021), el conte “La diversitat és divertida” (2020) i del joc eròtic Voluptas (2020).

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Amada Santos

Amada Santos

Fotoperiodista i Socióloga. Activista Feminista, Defensora DDHH i Cooperant. Presidenta de la XIDPIC.Cat. Co-coordinadora i Editora de La Independent. Coordinadora Internacional a la RIPVG
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